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lunes, 23 de mayo de 2022

HISTORIA DE AMBATO

 

Recuperado de: https://www.google.com/search?q=fotos+de+ambato&rlz=1C1JZAP_esEC892EC892&tbm=isch&source=iu&ictx=1&vet=1&fir=9up4SV3TDmTcFM%252CrMLGiJkfl91liM%252C_

Panorámica de la ciudad de Ambato. Recuperado de: https://www.patrimoniocultural.gob.ec/ambato/

Dedico esta poesía a mi amada ciudad natal de Ambato. 

Lenin Miño Segarra

AMBATO

                          I

Amada tierra mía estremecida de colores

en tu refugio de flores, aromas y sabores

fluyes en el tiempo venciendo adversidades

 

Hermosa joya enclavada en mi pupila

afloras en mi memoria,

retoza en mi tu paisaje amado

como un canto de amor apasionado

 

Guaytambo rebozado de dulzura

calistemo desatado en aurora

fragancia verduzca enardecida

 

Tórtola encumbrada de viento

que sacude presurosa sus alas

en el rojo fulgor de tus atardeceres

pincelando armoniosa el paso del tiempo

 

Los pétalos pétreos de tu ondulante cabellera

se encrespan en el vértice de tus montes

con el incesante aleteo de los colibríes

ala zafiro que tallan presurosos tu geografía

 

La melodía armoniosa de tus laboriosas manos

se vuelven magia en la textura de tus panes

formando tapados mestizos pinllos roscones

que deleitan en una cadencia de sabores

                            

                             II


Amada tierra mía ensortijada de auroras 

obra del cuichi en tus miles de plumas

piel irregular de nevados y volcanes

en donde ruge el jaguar como rayos

que despiertan a la Pacha Mama

 

Tu vientre de partera infinita

se nutrió de roca incandescente

en tus valles, llanuras y montes

esculpiendo tu cintura desvanecida

en la ardiente fragua del Tungurahua

 

El colibrí de cola larga

sacude los pétalos de tu corola

arrojando copos de nieve blanca

en lo alto de tus montañas

 

Madre fértil en donde descansa la mariposa

de alas multicolores que pintó tu geografía

con cinceles de piedra

en valles cubiertos de soleada bruma

 

Como amo tu cabellera cubierta de picos blancos

milenaria sinfonía de vaivenes encrespados

en el fino pelambre de tus llamingos

que se aposentan en lo alto de tus páramos

con melodías de vientos embravecidos

 

Los delicados mantos rojos

estallan en tus atardeceres

cuando te posas en tus montes

desplegados en centellas de colores

 Lenin Miño Segarra

https://www.trenandinosaa.com/antonio-clavijo/

RESUMEN HISTÓRICO DE AMBATO

 

ÉPOCA ABORIGEN

Se estima que los panzaleos vivieron entre los años 400 a. C. y 500 d. C. en el territorio de las actuales provincias de Tungurahua y Cotopaxi. Ellos se dedicaban a la agricultura, eran alfareros y realizaban intercambios con poblaciones de la región Amazónica.

En este territorio, en el que gran presencia tiene el Chimborazo y el Tungurahua, se asentaban los puruhaes, pilahuines, panzaleos, cusubambas, muliambatos, huapanlis, pillaros, quisapinchas, izambas, hambatos, mochas, pachanlicas, patates, pelileos, queros.La nación Puruhá se extendía por las áreas que hoy conforman las provincias de Tungurahua y Chimborazo, según documentos oficiales y auténticos de finales del siglo XVI que lo confirman (p. 12). Los indígenas de Ambato mantenían en sus cantares la memoria de que sus ancestros provenían de la región Oriental, tradición respaldada por los vínculos familiares entre los caciques principales de Latacunga y los de Quijos. Los habitantes originarios de Baños, Pelileo, Patate, Ambato y Píllaro pertenecían a la nación Puruhá (p. 13).En la cosmovisión puruhá, el dios principal no era el sol, sino los volcanes Chimborazo y Tungurahua, considerados seres vivos con género: el Chimborazo era masculino y el Tungurahua femenino. Esta creencia formaba parte de su teogonía naturalista, como lo describe Federico González Suárez en Notas Arqueológicas, capítulo 11, incluido en La Provincia de Tungurahua en 1928, publicado por la Editorial "Raza Latina" en 1928.

Antes de la llegada de los incas, cuatro naciones principales habitaban el territorio que hoy es Ecuador. Los scyris se extendían hacia el norte, incluyendo Otavalo y Caranqui, y dominaban el valle de Cayambi y la provincia de Pichincha, donde antes residían los quitúes o quitos, considerados los pobladores indígenas más antiguos de los que se tiene registro. Los puruhaes ocupaban la provincia de Chimborazo, mientras que los cañaris, conocidos por su importancia, se asentaban en la provincia de Cuenca, desde el nudo del Azuay hasta Zaraguro. En Loja, las tribus de los paltas y zarzas estaban dispersas, y en la costa habitaban diversas parcialidades, destacándose el cacicazgo de la isla de la Puna en el golfo de Guayaquil.

Además de estas naciones, existían otras gobernadas por líderes independientes, como los huacas, tuzas, tulcanes y quillasingas al norte; los quinches y chillos dentro del territorio de los scyris; los ambatos y tiquizambis, cercanos al reino de Puruhá; y los chimbos, que se extendían desde las cabeceras de la costa hasta Babahoyo. Estas comunidades mantenían alianzas con las naciones principales.

 

PERÍODO INCA

La conquista del Ecuador fue para los incas la última acción imperialista.

Durante los siglos XIII y XIV, los incas evolucionaron gradualmente desde una pequeña tribu asentada en la región del Cuzco hasta convertirse en un estado altamente organizado. En el siglo XV, este estado comenzó a expandirse por una vasta área del occidente de América del Sur. Tras someter casi la totalidad de los territorios que hoy corresponden a Perú y Bolivia (exceptuando las zonas selváticas orientales de ambos países), así como partes de Chile y Argentina, los incas avanzaron hacia el norte. La conquista del Ecuador marcó el punto de máxima expansión del Tahuantinsuyo, conocido como “el Imperio de las 4 regiones”. Esta información se encuentra en: Meyers, Albert, Los incas en el Ecuador. Análisis de los restos materiales (primera parte), Colección Pendoneros, Abya Yala, 1998, p. 25. 

 

LAS CAMPAÑAS DE TUPAC YUPANQUI

https://pueblosoriginarios.com/biografias/imagenes/tupac_yupanqui1.jpg

Los pueblos de Sibambe, Chanchan y Tiquizambi ya habían sido conquistados por el Inca y se habían sometido a su autoridad. Ante esto, el Scyri abandonó la defensa del paso del río y concentró sus fuerzas en Liribamba, la capital de los puruhaes, donde contaba con una fortaleza bien preparada. Al mando de las tropas de Quito estaba Epiclachima, tío de Hualcopo, el duodécimo Scyri, conocido por su valentía y capacidad para emprender acciones audaces. Epiclachima enfrentó al ejército incaico en la llanura de Tiocajas, donde perdió la vida en una batalla sangrienta, lo que aseguró la victoria para las fuerzas del Inca.

Tras este triunfo, Tupac Yupanqui asumió que Hualcopo estaría desmoralizado y le ofreció la paz, instándole a rendirse y someterse voluntariamente al imperio incaico. Sin embargo, Hualcopo rechazó con orgullo la propuesta, declarando que solo perdería su reino e independencia con su muerte. Tras una breve tregua, las hostilidades continuaron, y Tupac Yupanqui avanzó con dificultad hacia Quito, enfrentándose a las fortalezas de Mocha y Latacunga, donde sufrió pérdidas y logró victorias a un alto costo en vidas. Aunque llegó hasta las cercanías de Quito, no consiguió su objetivo por completo, ya que Hualcopo (Duchicela) mantuvo su resistencia en la provincia de Imbabura, cediendo terreno pero defendiendo con determinación su corona. Esta narración se encuentra en: González Suárez, Federico, Historia General de la República del Ecuador, Tomo I, disponible en: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-general-de-la-republica-del-ecuador-tomo-primero--0/html/.

Los incas para su expansión al norte, construyeron una serie de caminos conocidos como el Capak ñan o camino del inca, pucarás qué son fortalezas de distinto tamaño, tambillos, tambos, tambos reales, que eran aposentos en donde descansaban, se aprovisionaban las tropas de alimentación, agua, y armamento.

Tupac Yupanqui, Inca XI. Parte de la serie de retratos de catorce incas, un Coya, y Francisco Pizarro
01 Anónimo, Fecha: 1800-1830. http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/5880

Con el objetivo de conquistar el Reino de Quito, Tupac Yupanqui ordenó la construcción de dos fortalezas al norte del Azuay: una en Achupallas y otra en Pumallacta. Además, mandó edificar un alojamiento en una zona escarpada de la cordillera para facilitar el descanso de su ejército. Durante esta campaña, sometió sin resistencia a los quillacos, un grupo que habitaba en los valles de Guasuntos y Alausí. Esta información se encuentra en la misma fuente mencionada anteriormente.

HUAYNA CAPAC

Estatua de Huayna Cápac en Aguas Calientes, Cusco. | Fuente: Hawktaildesign

A la muerte de Tupac Yupanqui, le sucede en el trono Huayna Capac, nacido en la ciudad de Tumibamba, que fue construida a imagen y semejanza de la del Cuzco.

El Inca emprende la conquista hacia el norte, venciendo paulatinamente a los Paltas, a los que castigo severamente por haberse rebelado.

Mediante la construcción de pucaraes, tambillos, tambos, tambos reales, las tropas cuzqueñas vencieron la resistencia de los pueblos del denominado Reino de Quito, resistencia que terminó en el norte cuando venció Huayna Cápac a la confederación de los quitus, cochisquies, cayambis, caranquis, para terminar en la batalla de Yaguar Cocha, qué significó la anexión de estos territorios al imperio inca

En la provincia del Azuay, Huayna Capac fue recibido con gran entusiasmo y permaneció allí por un tiempo prolongado, tanto para construir imponentes edificios como para disfrutar del clima agradable de la región. Debido a que había nacido en Tomebamba, sentía un afecto especial por los cañaris y, por ello, embelleció estas tierras erigiendo en Hatun Cañar un gran monumento que aún hoy sorprende a los visitantes. Se cree, con sólidos fundamentos, que para esta construcción se llevaron piedras talladas desde el Cuzco, demostrando así la importancia que Huayna Capac daba al lugar de su nacimiento. 

Desde el Azuay, Huayna Capac avanzó triunfalmente hacia Quito, donde fue recibido con honores y reverencia por Chalco Maita, un líder indígena a quien Tupac Yupanqui había nombrado gobernador de la región, otorgándole privilegios como viajar en litera y usar vajilla de oro, similares a los del propio soberano. Sin embargo, la ambición de Huayna Capac no estaba satisfecha, ya que al norte, en Imbabura, el trono de los scyris seguía en pie, y las provincias del sur apenas ocultaban, con festejos y aclamaciones, su pesar por la pérdida de su independencia. 

Tras la derrota de Hualcopo Duchicela a manos de Tupac Yupanqui y la ocupación de Quito, el Scyri se retiró al norte, fortificándose en Hatuntaqui, que convirtió en su base militar. Sin embargo, el dolor por la desmembración de su reino y las derrotas sufridas sumieron a Hualcopo en una profunda tristeza, llevándolo a la muerte poco después. Dejó su reino a su hijo y sucesor, Cacha, el último de los scyris.

La conquista de las provincias del norte y la destrucción del reino de los caras le costaron a Huayna Capac varios años de guerra, y no logró someterlas por completo. Las batallas fueron sangrientas, y en ocasiones el propio Inca estuvo en peligro. Los indígenas, valientes y amantes de su independencia, solo se rindieron tras el exterminio de la tribu de los caranquis. En la batalla de las llanuras de Hatuntaqui, el último de los scyris pereció, pero los sobrevivientes se refugiaron en Caranqui, donde resistieron durante mucho tiempo. Huayna Capac enfrentó a las tribus de Cochasquí, Cayambi y Guachala, aliadas en su defensa, y la batalla final contra los cayanquis fue tan violenta que los cadáveres tiñeron de sangre las aguas del lago cercano, que desde entonces se conoce como Yahuarcocha ("Lago de Sangre").

Se relata que Huayna Capac, en un acto de crueldad, convocó a los huérfanos de los caranquis y les dijo: «¡Muchachos! ¡Ahora hacedme la guerra!». A pesar de su victoria, las tribus de Imbabura y los valles de Cayambi y Puembo se resistieron a la dominación incaica, obligando a Huayna Capac a construir fortalezas y establecer guarniciones para mantenerlas bajo control. ÍDEM 

Huayna Capac cae enfermó por consecuencia de la infección de una de las enfermedades, probablemente viruela o sarampión, que trajeron los europeos desde los viajes de Colón, así como por la misma causa también murió su heredero directo Nina Cusi o Nina Coyuchi, esto en 1525.

Razón por la que el Imperio Inca se divide: la Parte Sur para Huáscar, y la Norte para Atahualpa, se desató la guerra entre los dos Incas, la que termina con la victoria de Atahualpa.

Representación de Huayna Capac en la portada de la V Década escrita por Antonio de Herrera.

LA GUERRA ENTRE HUASCAR Y ATAHUALPA

Huáscar, Inca XIII. Parte de la serie de retratos de catorce incas, un Coya, y Francisco Pizarro
01 Anónimo, Fecha: 1800-1830.
http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/5882

Atahualpa, Inca XIV. Parte de la serie de retratos de catorce incas, un Coya, y Francisco Pizarro ,01 Anónimo,
Fecha: 1800-1830. http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/5883

Los dos monarcas, Atahuallpa y Huáscar, unieron sus ejércitos y se lanzaron a la campaña. Atahuallpa avanzó contra los cañaris para someterlos, mientras Huáscar envió a su general Atoco con un gran contingente de tropas para defenderlos. La primera batalla de esta desastrosa guerra civil, que terminaría con la ruina del imperio, tuvo lugar en los campos de Tomebamba. Inicialmente, los peruanos obtuvieron la victoria, derrotando a los quiteños, quienes huyeron hacia la ciudad. Sin embargo, los quiteños se reorganizaron y enfrentaron nuevamente a Atoco en las llanuras de Mocha, donde fueron nuevamente derrotados. La defensa del puente sobre el río Ambato fue feroz, y el resultado de la batalla quedó indeciso.

Atahuallpa, que no había participado personalmente en estas batallas, reunió refuerzos y se dirigió rápidamente al campo de batalla, marchando a pie junto a sus soldados. Su presencia infundió valor a sus tropas, que se lanzaron con furia contra los peruanos. En el bando quiteño, los veteranos Calicuchima y Quizquiz, quienes habían servido bajo las órdenes de Huayna Capac, lideraron a sus fuerzas. Atoco, al mando del ejército peruano reforzado por los cañaris, luchó con desesperación, consciente de que el resultado de la batalla determinaría su independencia o su exterminio. El combate fue intenso y sangriento, pero finalmente la victoria favoreció a Atahuallpa, aunque ambos bandos sufrieron grandes pérdidas. Años después, los conquistadores aún podían ver los campos de batalla cubiertos de huesos sin enterrar.

Mientras tanto, Huáscar, enfurecido por la derrota de su general Huanca, lo humilló enviándole ropa y adornos femeninos como muestra de desprecio, lo que sumió al general en una profunda aflicción. Huanca fue destituido y reemplazado por Mayta Capac, en quien Huáscar depositaba su confianza.

Relatar todos los detalles de esta guerra civil es complicado debido a las contradicciones entre los historiadores antiguos. Sin embargo, se sabe que las tropas de Huáscar se enfrentaron nuevamente a las de Quizquiz en las llanuras de Jauja, donde los quiteños obtuvieron otra victoria. A pesar de este revés, Huáscar no se rindió y lideró personalmente a sus tropas en la batalla de Quipaypan, cerca del Cuzco. Sin embargo, su ejército fue diezmado, su guardia noble sacrificada, y él mismo capturado por los generales quiteños.

Con esta derrota, la guerra llegó a su fin. Atahuallpa, vencedor de su hermano, se convirtió en el único soberano del imperio. El Cuzco, la ciudad sagrada de los incas, fue ocupada por las tropas de Quizquiz y Calicuchima, y el poder de Atahuallpa fue reconocido en todo el territorio. Sin embargo, esta victoria coincidió con el momento en que la fortuna comenzaría a abandonarlo.

Desde Cusibamba, en la provincia de Loja, Atahuallpa descendió a la costa para castigar al líder de la isla de la Puna, quien se había rebelado en favor de Huáscar. Los isleños resistieron con valentía, y en uno de los combates, Atahuallpa resultó herido por una flecha en el muslo. Dejando a sus aliados tumbecinos a cargo de continuar la lucha contra los de la Puna, Atahuallpa regresó a las cordilleras y estableció su residencia temporal en el valle de Cajamarca, un lugar estratégico por su ubicación central en el imperio y su clima templado. (González Suárez, s.f.).


 LA CONQUISTA


Los españoles emprenden paulatinamente la conquista, en 1532, observaron el desarrollo de la guerra entre los Incas Cuzqueño e Inca Quiteño.

Luego de que triunfan los quiteños, Atahualpa y los conquistadores se envían embajadas, mientras el Inca se encontraba en los baños de Cajamarca, ciudad que había hecho desocupar mientras su ejército se encontraba en los alrededores.

La captura de Atahualpa por el pintor peruano Juan Lepiani (1864-1932). En: https://culturacientifica.utpl.edu.ec/?p=2968


Captura de Atahualpa, 01 Anónimo, Fecha: 1700-1800 http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/2183



Don Francisco Pizarro, conquistador del Perú. Parte de la serie de retratos de catorce incas, un Coya, y Francisco Pizarro, 01 Anónimo, Fecha: 1800-1899. http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/5847

Francisco Pizarro, en ese poblado, dispone estratégicamente a la caballería, arcabuceros, infantería, cañones, que cubrían la plaza, cuando acude Atahualpa, se acerca el cura Valverde, le habla sobre el emperador poderoso de España, le presenta una biblia y le dice que es la palabra de Dios, Atahualpa no conocía el libro, al no escuchar nada, arroja al suelo, el cura Valverde regresa, y Pizarro da la orden de emboscar a los indígenas. Disparan los arcabuceros, los cañones, los ballesteros, sale la caballería y la infantería, después de una terrible masacre, es capturado Atahualpa, que llega a un compromiso con Pizarro, de que cuando llene de oro el aposento en donde estaba prisionero, sería liberado, pero no cumplieron los españoles, por lo que luego es acusado de infiel, polígamo, de haber ordenado asesinar a Huáscar. Por lo que es ahorcado.


Degollación de Atahualpa en Cajamarca. 01 Anónimo, Fecha: 1700-1800 http://artecolonialamericano.az.uniandes.edu.co:8080/artworks/2504



Escenas de la caída de Atahualpa. Grabado de Teodoro de Bry para la obra de fray Bartolomé de Las Casas. En: https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/alma_mater/2000_n18-19/retrato.htm


Atahualpa en la crónica de Murúa
Dibujo dado a conocer por el investigador Juan Ossio. IDEM

 

CAUSAS QUE PROVOCARON LA CAÍDA DEL IMPERIO DE LOS INCAS

El enemigo invisible, con la llegada de Colón, y la de los demás europeos a Abya Yala, la que fue bautizada como América, llegaron enfermedades como el sarampión, la viruela, la influenza, la malaria, el tifus, las que diezmaron la población autóctona de nuestro continente. Huayna Capac y su heredero Nina Cusi murieron probablemente de viruela.

La alianza de los pueblos sojuzgados y conquistados por los incas, con los españoles. Delante de las tropas españolas, iban, en el sur: los cañaris, paltas; en el norte, los cayambis, cochisquies, cayambis, que se enfrentaban a los incas.

La cuenta guerra entre cuzqueños y quiteños que debilitó grandemente al Imperio de los Incas.

La captura de Atahualpa, ya que como podía explicarse que el Inca, el Hijo del Inti, un Dios en la tierra, pueda ser capturado y luego muerto.

La superioridad de las armas españolas: arcabuces, cañones, ballestas, espadas de acero. La utilización de caballos, y perros mastines.

 

AMBATO EN LA ÉPOCA COLONIAL


SIGLO XVI


El 6 de diciembre de 1534 Sebastián de Benalcázar instala el cabildo en Quito, institución que fue al inicio la principal estructura del poder colonial, cuyo objetivo era repartir el territorio en forma de mercedes de tierras a los conquistadores comenzando el despojo de las tierras y explotación inmisericorde de nuestros ancestro indígenas, para ello se crean las encomiendas, mitas, batanes y obrajes, los repartimentos, para ello se crean las reducciones de indios para explotarlos y catequizarlos.

Nos referiremos a las encomiendas, ya que están ligadas al reparto de indios y tierras en lo que hoy es la provincia de Tungurahua.

El beneficiario de una encomienda, conocido como encomendero, recibía y disfrutaba del tributo que le entregaban los indígenas bajo su cargo, ya fuera en forma de dinero, productos (como alimentos o tejidos) o trabajo (construcción de viviendas, cultivo de tierras u otros servicios). A cambio, el encomendero tenía la obligación de proteger y amparar a los indígenas encomendados, además de encargarse de su instrucción en la religión católica, ya sea personalmente o a través de un doctrineros, quien podía ser una persona seglar o eclesiástica mantenida por el encomendero. 

La encomienda implicaba la asignación, por parte de la corona española, de un grupo específico de indígenas a un súbdito español (el encomendero), como recompensa por los servicios prestados. El encomendero asumía la responsabilidad de los indígenas asignados, se encargaba de su evangelización y se beneficiaba del trabajo que estos realizaban.

Por otro lado, el sistema de repartimiento forzado consistía en el trabajo rotativo y obligatorio de los indígenas en proyectos de obras públicas o labores agrícolas consideradas esenciales para el bienestar de la comunidad. Este sistema también formaba parte de la estructura colonial que regulaba la mano de obra indígena. Más información puede encontrarse en: (Universidad Católica de Chile, s.f.).

En Tungurahua, en Ambato y otras localidades se crean varias encomiendas:

Entre los años 1534 y 1535, algunos grupos de indígenas fueron repartidos por orden de Benalcázar, primero en Mocha y luego en Ambato (p. 28). Sin embargo, la consolidación de Ambato como un asentamiento español no ocurrió de inmediato. No fue hasta 1570 cuando la ciudad recibió un número significativo de colonos españoles, coincidiendo con la visita de Antonio de Clavijo, enviado por la Real Audiencia de Quito para fundar pueblos en la región. Clavijo se encargó de trazar la plaza, las calles y el lugar donde se construiría la iglesia, consolidando Ambato como un punto de concentración para los españoles.

Durante sus cinco años de intensa labor como fundador, Antonio de Clavijo también estableció los pueblos de Píllaro, Pelileo, Patate y Quero, lugares donde la población indígena era numerosa. (Universidad Católica de Chile, s.f.).



 


Los españoles que comenzaron a establecerse en Ambato ya no eran solo los conocidos cazadores de indios, sino personas atraídas por el suelo fértil y el clima agradable del lugar, decididas a radicarse allí de manera permanente. Según el doctor Federico González Suárez, esta migración espontánea también se vio impulsada por la ubicación estratégica de Ambato, situado en el camino entre Quito y Lima, lo que permitía a los colonos establecer actividades comerciales sin perder contacto con otros compatriotas que transitaban por la región.

Sin embargo, la mezcla entre indígenas y colonos continuó hasta finales del siglo XVI, sin que se definiera aún un patrón de población al estilo español. No fue hasta 1594, con la llegada del cuarto Obispo de Quito, el Ilustrísimo señor Fray Luis López de Solís, que Ambato fue elevada a la categoría de Parroquia eclesiástica. En lo civil, Ambato dependía del Corregimiento de Riobamba como una tenencia (p. 29).

Cabe destacar que el Ambato original no se ubicaba en el mismo sitio que hoy conocemos, sino aproximadamente a una legua más abajo, siguiendo el curso del río y en sus orillas (p. 30). La tenencia de Ambato incluía, además de la población española, las comunidades indígenas de Quisapincha, Izamba, Santa Rosa y Píllaro. Por su parte, la tenencia de Mocha abarcaba las reducciones de Tisaleo, Quero, Pelileo y Patate.

El teniente, un funcionario subalterno del Corregidor, era nombrado directamente por el Rey y debía presentar una fianza para administrar las rentas, las cuales, una vez recaudadas, debían ser entregadas a las Cajas del Tesoro Real.

En el ámbito eclesiástico, inicialmente las tenencias contaban con un solo cura cada una. Sin embargo, la falta de doctrineros y el creciente arribo de frailes a las colonias incrementaron el número de catequistas. Estos religiosos no solo se dedicaban a la evangelización de los indígenas, sino que también acumulaban riquezas, tierras y, en muchos casos, mantenían relaciones con mujeres indígenas.

De acuerdo con Federico Gonzáles Suárez, Ambato como parroquia eclesiástica fue erigida de esta manera:

Las principales poblaciones del Corregimiento de Riobamba eran Chimbo y Ambato. Durante el episcopado del obispo Solís, se construyó en Ambato una iglesia parroquial exclusiva para los españoles y la población blanca que ya se había establecido en la zona. Hasta entonces, solo existía una parroquia dedicada a San Bartolomé, destinada a los indígenas, y los doctrineros no permitían que los blancos tuvieran un espacio separado, obligándolos a asistir a los servicios religiosos junto con los indígenas. El obispo Solís decidió dividir la población: ubicó a los españoles en la parte superior del valle y a los indígenas en la parte inferior, asignando a cada grupo sacerdotes distintos para la administración de los sacramentos. Este fue el origen de la actual ciudad de Ambato, cuya fundación está estrechamente ligada a la memoria del obispo Solís, una figura destacada por su labor en la región.

En el ámbito civil, Ambato era administrado por un teniente del corregidor de Riobamba. Estos cambios ocurrieron en 1594. Fray Luis López Solís, de la orden de San Agustín, llegó a Quito el 15 de junio de 1594, donde fue nombrado obispo, cargo que ejerció durante 12 años, hasta 1606. ÍDEM 


Luis López de Solís, Obispo O.S.A. 1605 - Julio 5, 1606

 

A principios del siglo XVII, el distrito de la Audiencia de Quito incluía varias ciudades y poblaciones en territorios que hoy pertenecen a Ecuador, Perú y Colombia. Algunas de estas ciudades, como Portoviejo (la primera en la costa ecuatoriana), Sevilla, Baeza y Ávila, habían decaído notablemente, mientras que otras, como Zamora y Logroño, casi habían desaparecido. Sin embargo, en el valle interandino, se fundaron ciudades como Latacunga, Ambato, Riobamba y Chimbo, donde los indígenas fueron organizados en pueblos que rápidamente crecieron. Latacunga y Ambato, inicialmente pobladas por indígenas, atrajeron a colonos españoles debido a su ubicación estratégica en la ruta entre Quito, Lima, Guayaquil y Panamá. Riobamba fue repoblada como villa para cubrir la distancia entre Ambato y Chimbo.

Hacia el norte, desde Quito hasta Pasto, no había ciudades españolas, aunque existían pueblos como Mira, Tusa, Caranqui y Otavalo, ninguno de los cuales había recibido el estatus de villa o ciudad. El distrito municipal de Quito se extendía desde el nudo de Huaca, limitando con Pasto y Almaguer al norte, y hasta el río Ambato al sur, donde comenzaba la jurisdicción de Riobamba. Las poblaciones más importantes del distrito eran Caranqui, Otavalo y Latacunga.

Tres décadas después de la fundación de Quito, se habían establecido ciudades como Loja y Cuenca al sur; Guayaquil y Portoviejo en la costa; Pasto al norte; y en el centro, Latacunga, Ambato y Chimbo. En la región oriental, Baeza, Sevilla del Oro, Logroño, Zamora, Valladolid y Jaén de Bracamoros representaban los límites de la colonización, aunque su desarrollo era más prometedor que real. Este período abarcó desde la creación de la Real Audiencia de Quito en 1564 hasta su supresión temporal en 1718. 

(González Suárez, s.f.).

SIGLO XVII

Según sostiene Cieza de León en su “Crónica del Perú”, en los primeros años de la colonia, a orillas del río homónimo, existía un “tambo” con aposentos para el uso de los viajeros.

Recuperado de : http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones/exposiciones2016/BibliotecaIncaGarcilaso/Seleccion/obra04.html

De acuerdo con la “Probanza” de 1610, el “tambo” (albergue o posada) en el río Ambato fue construido por orden del inca Túpac Yupanqui, bajo la supervisión de Illincando y su hijo Chimborazo, caciques de la provincia de Tomavela. Para su funcionamiento, se asignaron indígenas de las ocho parcialidades principales de la región, quienes se turnaban para prestar servicio en el tambo (Segundo Moreno Yánez, en Formaciones Políticas Tribales y Señoríos ÉtnicosNueva Historia del Ecuador, Volumen II, Época Aborigen, p. 81).

En 1654, el doctor Baltazar Rodríguez, cura de españoles y vicario de Ambato, así como comisario de la Santa Cruzada, solicitó el pago de ochocientos pesos que se le adeudaban. Entre los méritos que presentó a favor de la corona española, destacó su participación en la represión de la rebelión de Jumandi y los Pendes. Mencionó que su tío, el capitán Joan Nuñez de Estacio, invirtió gran parte de su fortuna y arriesgó su vida para capturar a los líderes de la rebelión en la provincia de los Quijos, donde los caciques habían asesinado a los españoles de la ciudad de Ávila. Nuñez de Estacio llevó a los rebeldes a Quito, donde fueron juzgados, y luego regresó para pacificar la región y restablecer la autoridad de la corona. Como recompensa, recibió una de las mejores encomiendas de indios de la provincia (Testimonio de los títulos, recado información secreta de oficio por mandado de la Real Audiencia de Quito, de los méritos y servicios del doctor Baltazar Rodríguez, 1654).


A continuación, explicamos cual fue el levantamiento de los Pendes:

Un homenaje al líder Jumandy, cuyo monumento está a la entrada de Tena, se dio por los 459 años de fundación de Tena. (Cortesía de la AME) Foto: redacción

El levantamiento de los pendes, liderado por Jumandi, ha sido documentado principalmente en cuanto a su planificación y organización. Sin embargo, aún no se han identificado los archivos que detallen el juicio seguido contra los líderes en Quito. Este vacío documental representa una oportunidad para futuras investigaciones que permitan comprender con mayor precisión las características de este movimiento indígena. Un aspecto de particular interés es entender el proceso que llevó al levantamiento de los pendes, un grupo de shamanes indígenas liderados por Jumandi en 1578 (Ruiz Mantilla, 1992).

Los pendes eran considerados sabios, curanderos o shamanes, individuos con poderes sobrenaturales que gozaban de un profundo respeto entre las comunidades indígenas. Según Oberem, el término "pende" se refería específicamente a la categoría de sabios-brujos, excluyendo a los caciques. Por otro lado, el cronista Ortiguera describe a los pendes como "caciques y hombres principales", pero aclara que "pende" significa "brujo". Entre los líderes de este movimiento se encontraban Beto, de la encomienda de Diego de Montalbán en Archidona, y Guami, de la encomienda de Sebastián Díaz de Pineda en Ávila (Ídem).

En la Colonia un papel importante jugaron las órdenes religiosas, que pedían fundar conventos en varias localidades

Los franciscanos realizaron numerosas gestiones para obtener permiso y fundar un nuevo convento en Ambato, además de los que ya tenían en las ciudades y villas de la Presidencia de Quito. Su objetivo era establecer una recoleta o convento de estricta observancia, para lo cual solicitaron la autorización del Rey. Esta licencia les fue otorgada en 1683, y el 20 de junio de ese mismo año se llevó a cabo la fundación del convento.

Hacia 1650, los franciscanos ya contaban con conventos en todas las ciudades y villas bajo la jurisdicción de la Audiencia de Quito. Sin embargo, Ambato era el único lugar de importancia donde aún no habían establecido una fundación religiosa. Esto cambió con la autorización real y la posterior fundación en 1683. (González Suárez, s.f.).

En base a la investigación realizada en documentos en forma virtual del Archivo General de   Indias, hemos recabado información adicional sobre la fundación del Convento de Franciscanos en Ambato, a continuación, incluimos un resumen de algunos de dichos escritos:

16 de mayo de 1678 Informe favorable de la Real Audiencia Creación Convento de Recolección Franciscano en Hambato (consta con H en el documento), indica que no tiene erogación para las arcas reales, el costo lo asumirá el capitán Manuel de la Chica Narváez, arrendador de los obrajes de comunidad, del asiento de Otavalo y Peguche, a dar para ella treinta mil pesos.

 20 de mayo de 1678 años yo la Reina por mandato de Su Majestad

Cédula:  la Reina Gobernadora a los presidentes y oidores de la Audiencia la Real de la ciudad de San Francisco, Fray Alonso de la Cruz Villa de Moros Procurador General, indicó que se  concedió licencia para que fundasen esa recolección en la ciudad de Chimbo y en la Villa de San Miguel de Ibarra, asistieron los religiosos en estos seis años y por ser los sitios muy enfermos y húmedos y haber muerto la mayor parte de ellos fue preciso retirarse al convento principal de San Francisco de esta ciudad por cuya causa no hay en toda la provincia más de una de recolección que atendiendo a lo referido fuese servida de conceder licencia para que se construya un convento de los dos al asiento de Ambato por ser muy a propósito sano y abastecido de todo lo necesario y estando ahí pidiendo los vecinos con gran fe

Ambato a 18 de febrero de 1674 Informe que hacen los vecinos de Ambato al Real Acuerdo, además de explicar las ventajas de la fundación de la recolección, se conseguirá el traer agua a este asiento.

Firman

Vecinos de Ambato

Tomás Sánchez, Eugenio de Laserna, Leonardo Grosso, Joseph de la Piedra, el licenciado Pedro García Perú Millán, don Jerónimo de Mera Paz Maldonado, Don Fabián de Miranda y Ceballos ,Eugenio de Escobar, Don Bartolomé Telles de Quintanilla, Antonio de Orozco, Pedro García Pérez, Cristóbal del Salto, Maestro Nicolás Arias de la Vega, Cristóbal Juan de Vascones y Velasco, Pedro Durán, Alonso López Naranjo, Diego de Cabes Carrillo, Antonio Arias de la Vega, Bartolomé Portero, Diego Zurita, Diego de la Espada, Alonso Garcés de Aguilar, Gerónimo García Constante, Cristóbal Barba, Francisco Arias de la Vega, Sebastián Montero, Juan de Alarcón, Bartolomé Megarano, Jacinto de Moya, Antonio Ladrón de Guevara, Juan de Villagrán, Pedro Serna de Cordovilla, Andrés Ibáñez de Murga, Lorenzo Gómez de Velasteguí, don Sebastián de Peñaloza Márquez y Marcillo, Francisco Halcón de Santana,  Lucas de Aldas, Juan de Jerez, Tomás de Alvarado, Francisco Pérez de Quirina, Joseph de Abas, don Joseph Guerrero, Juan Rodríguez de Castillo, Diego Ortiz, Severino Ortiz, Francisco Insausti, Cristóbal de Arias, Pablo Flores de la Bastida, Juan Domingo Ortiz, Antonio de Ballesteros, Tomás Páez de Morales, Simón de Alvarado, Lucas López Naranjo, Joseph Rodríguez Naranjo, Joseph Martínez de la Fuente, Francisco Espinoza, Diego Rodríguez, don Juan de Vergara escribano de Su Majestad Público de número de este asiento de Ambato

Informe de los caciques e indios de Ambato hacen a Su Majestad solicitando se funde por las conveniencias, el convento de recolección de los franciscanos.

Firman

Caciques Principales

Don Pedro Cosme Ponina, don Jerónimo Carlos Amanta, don Jerónimo Condo Pilamonga,  don Pedro de Tipanchuña,  don Jacinto Punina, don Pablo Tinín pagua, don Andrés Zanilloa, don Cristóbal a Loma Lisa, don Alonso Quillicana, don Antonio Boncan, don Joseph Changapanila, don Joseph Echala, don Juan Toaga, don Juan de Vergara escribano de Su Majestad público de número de este asiento de Hambato. 18 de febrero de 1674

 

ES.41091.AGI/26//QUITO,14, R.8, N.351678-05-26, Quito.

http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/412628?nm

 

 En 1622, los jesuitas de Quito intentaron fundar una casa de noviciado con el apoyo de una donación de treinta mil pesos realizada por don Juan Vera de Mendoza. Los promotores de esta iniciativa se comprometieron a construir, a sus expensas, la iglesia y la residencia, que llevaría el nombre de Santo Tomás Cantuariense. El lugar elegido fue el obraje de San Ildefonso, propiedad de los jesuitas, ubicado en la provincia de Ambato, entre los pueblos de Pelileo y Patate. Aunque el proyecto fue aprobado por el padre Vitelleschi, superior general de la Compañía de Jesús, no se materializó debido a que el Consejo de Indias denegó el permiso necesario para su ejecución.

Por otro lado, la residencia de Ambato fue la última fundación jesuita en el territorio ecuatoriano. Para obtener la autorización real, los jesuitas argumentaron que Ambato era el lugar más estratégico para facilitar el acceso a las Misiones del Marañón, ya que las erupciones del Cotopaxi habían destruido el camino del Napo hacia la región oriental. El 6 de mayo de 1747, el Rey emitió la cédula que autorizaba la fundación. Los principales benefactores fueron dos vecinos adinerados de Ambato: el clérigo don Francisco Saltos y el secular don Antonio Flores, quienes contribuyeron con veinte mil pesos. Esta residencia se hizo famosa en la historia cultural del Ecuador, ya que allí los jesuitas establecieron la primera imprenta durante la época colonial.


Desde temprana data, Ambato se caracterizó por sus emprendimientos y comercio:


El cultivo del algodón experimentó un crecimiento significativo, y las fibras de agave se convirtieron en una fuente de trabajo y beneficio para los indígenas. Estas fibras se utilizaban en la fabricación de sacos, cuerdas, maromas y jarcias para barcos, una industria que se desarrolló principalmente en los distritos de Latacunga y Ambato.

Otra industria antigua fue la fabricación de pólvora, iniciada en Latacunga por Pedro Domínguez. Durante la invasión de Drake, Domínguez firmó un contrato con la Audiencia para producir pólvora y estableció una tienda en Ambato para su venta al público. Tras su muerte, su hijo continuó con el negocio, el cual se regularizó y, finalmente, durante el gobierno del presidente Barros, pasó a ser administrado por el Estado.

La conservación de los obrajes (talleres textiles) impulsó aún más el cultivo del algodón, que alcanzó proporciones considerables. Este crecimiento benefició el comercio y permitió que muchos indígenas de las provincias de Latacunga, Ambato y Riobamba alcanzaran un nivel de vida relativamente próspero. Algunos incluso adquirieron caballos y bestias de carga para alquilar a los comerciantes. En Ambato, hubo casos de indígenas que llegaron a vestir seda en sus trajes de gala, lo que refleja su mejora económica (González Suárez, s.f.).

LA DESTRUCCIÓN DEL PRIMER ASIENTO DE ESPAÑOLES EN AMBATO

 El primer sismo documentado, fue él de 20 de junio de 1698 que destruyó el primer asiento español de Ambato.

Un violento terremoto en 1698 destruyó la población de Ambato, ubicada originalmente en Cashapamba. Este desastre no solo arrasó Ambato, sino también los pueblos cercanos, causando la muerte de 565 españoles y 1,200 indígenas. La ciudad fue reconstruida en su ubicación actual, adoptando el nombre de San Juan de Dios de Ambato. La reconstrucción fue liderada por el Licenciado Don Antonio de Ron, Caballero de la Orden de Santiago, quien, el 1 de agosto de 1698, convocó a los sobrevivientes para consultarles sobre el mejor lugar para restablecer la ciudad.

La mayoría de los vecinos coincidió en que el sitio más adecuado para la reconstrucción era San Bartolomé (actual parque Cevallos). Esta decisión fue respaldada y certificada por Don Tomás de Alvarado, Escribano Público. Así, Ambato renació en un nuevo lugar, marcando un hito en su historia (Ortiz Miranda, 2017).


El terremoto ocurrió a la una de la madrugada del jueves 20 de junio de 1698. Aunque el sacudimiento principal fue extremadamente violento y duró solo un instante, se registraron réplicas menos intensas durante todo el día. El desastre fue devastador: en Ambato, no quedó en pie ningún templo, casa o choza que pudiera reconocerse como tal. Familias enteras perecieron bajo los escombros. Solo en el centro de la ciudad se contabilizaron 556 españoles y 1,160 indígenas y mestizos fallecidos (Cevallos, 1985).


Este devastador terremoto no solo afectó a Ambato, sino también a otras poblaciones como Riobamba y Latacunga. Mientras el primer asentamiento de Ambato desaparecía, miles de personas en estas ciudades eran enterradas en fosas comunes, dejando un panorama de destrucción y desolación. El Carihuairazo se hundió parcialmente, y el río Ambato, alimentado por torrentes que bajaban de la cordillera, se desbordó, arrasando cultivos, obrajes y trapiches en el valle de Patate. Según el testimonio de don Fernando Dávalos, propietario de varias haciendas en la zona, más de 150 personas, entre españoles e indígenas, perdieron la vida en esa área.

Puede afirmarse que, junto con Ambato, casi toda la provincia sufrió un golpe mortal. A pesar de la tragedia, los pocos sobrevivientes decidieron no abandonar la región. Al notar que era imposible reconstruir en el mismo lugar, optaron por trasladarse "un poco más arriba, en la margen derecha del río", donde fundaron el nuevo Ambato. Este hecho marca el origen de la ciudad actual (La Provincia de Tungurahua en 1928, 1928, p. 32).


TRASLADO AL NUEVO SITIO DE SAN BARTOLOMÉ

El 28 de junio de 1698, un grupo de vecinos de Ambato, entre los que se encontraban Don Cristóbal Cid, el Doctor Don Hipólito de Vega y Cadena, Fray Francisco Ramos (Guardián), Domingo Grosso, Don Juan de Hervas Mudana, Alonso Anda Maldonado, Francisco López Naranjo, Juan de Vásconez y Velasco, y Lucas López Naranjo, solicitaron al Rey autorización para trasladar el asentamiento de la ciudad al lugar conocido como San Bartolomé, que pertenecía a los indígenas de Quisapincha (Editorial "Raza Latina", 1928).

Los sobrevivientes se trasladaron al nuevo sitio, pese a la oposición de los indios de Quisapincha:

Estos indígenas, liderados por sus caciques—entre los que destacaban don Juan Punina, Gobernador principal del Asiento y del pueblo de Quisapincha; don Andrés Carlos Amanta, Gobernador y Cacique principal de Pasa; don Domingo Bombón, cacique principal de Pataló; don Domingo Pilamunga, cacique de los tomabelas; y Martín Toaso, cacique de los indios angamarcas, junto con otros que apoyaron a los quisapinchas—argumentaron que el terremoto era un castigo divino por los abusos cometidos por los españoles, quienes durante años habían maltratado y explotado a los indígenas (Editorial "Raza Latina", 1928, p. 34).

FUNDACION ESPAÑOLA DEL NUEVO ASIENTO DE AMBATO

Se designan autoridades, las que realizan los trámites legales en España y en Lima, para obtener la autorización del traslado al nuevo sitio, luego de constatar la destrucción del anterior asiento.

Finalmente, prevalecieron los argumentos de quienes promovían el traslado de la ciudad. Entre estas personas, consideradas los fundadores del actual Ambato, se destacan el Dr. Hipólito de Vega y Cadena, cura y vicario eclesiástico; el Sargento Mayor don Cristóbal Cid, quien asumió provisionalmente la tenencia tras el terremoto por aclamación de los vecinos; el Alférez Cristóbal Rubio; el Capitán Antonio de Valenzuela; el Alférez Diego de Almendárez; el Capitán Juan de Vásconez y Velasco; el Capitán Lucas López Naranjo; el Alférez Juan de Hervas Mudarra; don Domingo Grosso; don Alonso Anda Maldonado; fray Francisco Ramos, Guardián; don Juan de Escobar; don Francisco López Naranjo; el Maestro Pedro López Naranjo; y don Juan Fernández. De este grupo, Juan de Vásconez y Velasco, Cristóbal Cid, Cristóbal Rubio de Lorca, Diego de Almendárez y Francisco López Naranjo fueron elegidos diputados para gestionar todo lo relacionado con la nueva fundación, «sin que ninguno haya contribuido ni un patacón para dicho propósito» (Editorial "Raza Latina", 1928, p. 35).

El Presidente de la Real Audiencia de Quito, Don Mateo de Mata de Ponce de León, aprueba las gestiones realizadas, designó al Licenciado Don Antonio de Ron como Fiscal, para que supervise, realice inspecciones y presente los informes respectivos.


El trece de agosto de 1698 el Capitán Dn. Martín Martínez de Tejada, Justicia Mayor del asiento de Ambato realiza los procedimientos que se habían instituido en las colonias y se toma posesión del nuevo lugar:

En cumplimiento de lo ordenado en el auto anterior, las autoridades y vecinos, entre ellos don Cristóbal Cid, Juan de Escobar, Francisco López Naranjo, Juan Antonio de Valenzuela, Diego de Almendárez, el Capitán Juan de Vásconez y Velasco, Cristóbal Rubio, Juan Fernández y Tomás Yánez, se reunieron en el sitio designado para la nueva población y plaza mayor. A solicitud de ellos, el Justicia Mayor les otorgó posesión formal del terreno en nombre de Su Majestad. Como acto simbólico de toma de posesión, arrancaron hierbas y lanzaron terrones en diferentes direcciones. Este acto fue certificado por el Escribano Público, Tomás de Alvarado, y firmado por los presentes, incluyendo Martín Martínez de Tejada, Francisco López Naranjo, Juan de Vásconez y Velasco, Don Félix Gutiérrez Florez, Juan Antonio de Valenzuela, Cristóbal Cid, Cristóbal Rubio y Perea, y Tomás Yánez.

El costo total de la nueva fundación de Ambato ascendió a 3,014 pesos, destinados a la compra de terrenos expropiados a indígenas y españoles, así como a cubrir los honorarios de escribanos, medidores y otros gastos administrativos. Bajo la supervisión de don Antonio de Ron, se elaboró un mapa que delineaba la distribución de las cuadras y asignaba los espacios principales para la plaza mayor y las iglesias (La Provincia de Tungurahua en 1928, 1928, p. 37).




SIGLO XVIII

Cincuenta y ocho años después de la devastación que sufrió el primer asiento español de Ambato como consecuencia del sismo de 1698, sus vecinos gestionan que al segundo asiento español de Ambato le concedan el título de Villa, el que les fue concedido mediante Cedula Real de 16 de octubre de 1759.

En la Vista Fiscal del Oidor Joseph Joachin De La Rocha, en su informe da una apreciación favorable para que se le conceda el Titulo de Villa:

 Este asiento contaba con una estructura administrativa bien organizada, compuesta por cuatro regidores: Alguacil Mayor, Alcalde Provincial, Fiel Ejecutor y Depositario General, además de dos escribanos (uno de Cabildo y Real Hacienda, y otro Público), todos confirmados por Su Majestad. También poseía cuatro iglesias: una parroquial, dos anexas a esta y una cuarta perteneciente a los Recoletos descalzos. La población se estimaba en cinco mil vecinos, principalmente españoles, y otros cinco mil indígenas distribuidos en doctrinas dentro de un radio de cinco leguas. El lugar era conocido por su fertilidad y belleza, superando en recursos y producción a muchas villas y ciudades con títulos oficiales, incluidas las cuatro ciudades del gobierno de Popayán sujetas a esta Audiencia, así como Zaragoza y Cáceres, que no alcanzaban ni la vigésima parte de lo que producía este asiento.

A pesar de reunir todos los requisitos necesarios para ser considerada una villa o ciudad, el asiento carecía oficialmente de dicho título. Por ello, se argumentaba que, dado que Su Majestad ya había creado regidores y escribanos para este lugar, no sería contrario a su voluntad ni a las leyes municipales que se le otorgara el título de villa o ciudad. Este argumento se reforzaba con el precedente de la Real Audiencia, que había permitido a los vecinos de Antioquia erigir la villa de Medellín, a pesar de no cumplir con todos los requisitos que sí poseía Ambato. La solicitud se presentó el 20 de septiembre de 1756 . (Editorial "Raza Latina", 1928, p. 41).


En la Cédula Real, el rey Don Carlos dispone que:




Se ha presentado documentación que justifica la existencia de más de 150 familias españolas, 4,000 mestizos y 6,000 indígenas establecidos en el asiento de Ambato. Este lugar cuenta con una iglesia parroquial, dos anexos y un convento de religiosos de San Francisco, además de cinco curatos y ocho anexos en los pueblos cercanos. La Real Hacienda percibe más de 20,000 pesos anuales en tributos, alcabalas, bulas y el estanco de aguardientes, fondos que también cubren los salarios de los curas y jueces. Sin embargo, la administración de justicia es insuficiente debido a la distancia del Corregidor de Riobamba, a quien está sujeto el asiento, y a la sobrecarga de trabajo del Teniente de Corregidor, encargado de recaudar tributos. Por ello, se solicitó a la Audiencia de Quito que elevara el asiento a la categoría de villa y estableciera un cabildo formal para nombrar anualmente alcaldes ordinarios. La Audiencia no accedió, sugiriendo en su lugar que se recurriera directamente al Rey.

Tras este proceso, y sin oposición de la Audiencia de Quito ni del Cabildo de Riobamba, se procedió a la erección formal del asiento como villa. En consecuencia, se solicitó al Rey la aprobación de esta decisión, junto con la facultad de que los alcaldes ordinarios y el Teniente de Corregidor ejercieran jurisdicción independiente del Corregidor de Riobamba. Finalmente, el Rey concedió la gracia de elevar el asiento de Ambato a la categoría de villa, otorgándole los privilegios y facultades correspondientes, bajo la condición de que la erección no se consideraría efectiva hasta que se cumplieran los términos establecidos en el Real Título. Madrid, 16 de octubre de 1759 (Editorial "Raza Latina", 1928, p. 43).


Durante el siglo XVII, Ambato estaba gobernado por un teniente del Corregidor de Riobamba. Incluso para 1754, según Montúfar, el Corregidor de Riobamba no recibía su salario completo, ya que una parte se destinaba al pago de un teniente que residía en Ambato. Sin embargo, para 1783, la situación había cambiado: el Asiento de Ambato era gobernado por un teniente nombrado directamente por los Virreyes, y, en casos interinos, la Real Audiencia de Quito intervenía en su elección. Esto indica que, para esa época, el Corregimiento de Riobamba había perdido casi por completo el control político-administrativo sobre la Tenencia de Ambato (Coronel Feijoo, 2017, p. 33).

En Ambato se instaló la primera imprenta en la Real Audiencia de Quito:

El Padre José María Maugeri, quien había sido uno de los principales promotores de la gestión para traer una imprenta a la Audiencia de Quito, recibió autorización de sus superiores para instalarla en la residencia de Ambato, donde ejercía como Superior. Así, Ambato tuvo el honor de albergar la primera imprenta de la Audiencia de Quito en 1751, y las primeras 12 ediciones impresas llevaron el nombre: “Imprenta de la Compañía de Jesús, Ambato”.

En 1759, debido a su delicado estado de salud, el Padre Maugeri fue trasladado a Quito, donde falleció el 22 de octubre de ese mismo año. Su muerte dejó la imprenta sin su principal responsable, lo que probablemente motivó su traslado a Quito, al Colegio-Seminario de San Luis. Allí funcionó hasta la expulsión de los jesuitas, ordenada por el Rey Carlos III de España el 20 de agosto de 1767 (Ensayos de Identidad Ecuatoriana, p. 199).


El pan de Ambato tenía fama en la Colonia, el obispo Perez de Calama, mejoró la elaboración del mismo:

En 1750 el pan de Ambato era afamado. Según dice Bernardo Recio, en Viaje de un misionero , el pan ambateño surtía las necesidades de Quito (Toscano, 1960: 166). Sin embargo, cuando en 1790 pasó por Ambato el obispo José Pérez de Calama, vigésimo obispo de Quito, no se conformo con el pan que le ofrecieron los frailes. Quedóse en Ambato con el fin de enseñar a amasar y a construir hornos. Hasta convocó a un concurso de panaderos con premio de 50 pesos para el triunfador (Pazos, 1998:226). (Ensayos de Identidad Ecuatoriana, p. 374).

El cuatro de febrero de 1797 tuvo lugar un sismo de gran magnitud:

Las provincias de Riobamba, Ambato y Latacunga sufrieron graves trastornos debido a los terremotos, que causaron estragos sin precedentes. El suelo se hundió en algunas áreas y se elevó en otras; extensas llanuras se convirtieron en hondonadas, y los valles se transformaron en cerros. Algunos cerros, desprendidos de sus bases, cayeron sobre los llanos, alterando completamente el paisaje. Los derrumbamientos bloquearon los cauces de los ríos Chambo, Ambato y Patate con rocas y tierra. El río Chambo pronto rompió el dique natural y continuó su curso, mientras que el río Ambato estuvo detenido durante 26 horas, hasta el domingo a las nueve de la mañana. El río Patate permaneció bloqueado durante tres meses, formando un lago que inundó las haciendas y cultivos de sus riberas. Las aguas llegaron hasta Iziña, propiedad de don José Egüez, quien, con 150 trabajadores, logró abrir un canal para drenar el agua estancada después de 15 días de esfuerzo.

En Latacunga, los daños fueron enormes. En Ambato, la iglesia Matriz colapsó, y el obraje de don Baltasar Carriedo en Yataquí quedó sepultado bajo las lavas volcánicas expulsadas por el pantano de la Moya de Pelileo. Allí, el suelo no solo tembló, sino que también hirvió, liberando llamaradas sulfurosas que quemaron todo a su paso. El Corregidor de Ambato quedó atrapado en su casa, pero fue rescatado una hora después. El cura de Riobamba, don Joaquín de Lagraña, logró salvarse, aunque muchas personas murieron aplastadas en las iglesias mientras asistían a misa durante el terremoto.

En 1750, Ambato contaba con 150 familias blancas, 4,000 mestizos y 6,000 indígenas. El 19 de octubre de 1756, el Virrey del Nuevo Reino de Granada le otorgó el título de villa, que fue confirmado por el Rey el 1 de septiembre de 1759. Sin embargo, tras el terremoto de 1797, Ambato quedó tan devastado que perdió su categoría de villa, se suprimió su Ayuntamiento y volvió a ser un tenientazgo dependiente de la también arruinada Riobamba (Historia general de la República del Ecuador, Tomo V). 

Según el censo realizado en 1783 por José Corral y Narro, el Corregimiento de Riobamba contaba con 62,894 habitantes, lo que representaba el 19% de la población total de los corregimientos de los Andes septentrionales y meridionales de la Audiencia de Quito, incluyendo Loja al sur y Macas al oriente (Coronel Feijoo, 2017, p. 36). Por su parte, el Tenientazgo de Ambato y sus nueve pueblos sumaban 48,649 habitantes, de los cuales el 39.5% eran blancos, el 60% indígenas y solo el 0.5% personas libres y esclavos de diversos orígenes (Coronel Feijoo, 2017, p. 37).

En términos generales, Ambato y su jurisdicción mantuvieron una identidad propia, controlada por una élite local distinta a la de Riobamba, hasta 1831, cuando fue anexado como cantón a la Provincia de Pichincha. Sin embargo, los criollos de Riobamba tenían propiedades en algunos pueblos de Ambato, y entre ambas ciudades existían lazos comerciales que las convertían en polos diferentes pero complementarios (Coronel Feijoo, 2017, p. 34).


AMBATO EN EL PERÍODO DE LA INDEPENDENCIA Y DE LA GRAN COLOMBIA


Ambato, respaldó a las decisiones tomadas por la Junta Patriótica constituida en Quito el 10 de agosto de 1809:El 27 de agosto de 1809, en la villa de San Juan de Ambato, los cuerpos civiles y vecinos, reunidos en la Iglesia Matriz (a excepción del Vicario, el Lcdo. José de Estremera), declararon su apoyo a los principios adoptados por la noble y leal ciudad de Quito para la creación de una Suprema Junta Gubernativa interina, en representación de su amado monarca, Fernando VII. Para asegurar que todos comprendieran los motivos detrás de esta decisión, se leyó en voz alta el Acta y las Sanciones que respaldaban esta iniciativa (La Provincia de Tungurahua en 1928, p. 64).

Ambato no se limitó a una adhesión simbólica al movimiento independentista de Quito del 10 de agosto de 1809. Cuando comenzó la campaña libertadora, su contribución fue inmediata y generosa. Entre los mártires del 2 de agosto de 1810, destacó el ambateño Mariano Castillo, quien demostró un valor excepcional al soportar más de diez heridas de bayoneta sin protestar. Logró escapar de la iglesia donde lo daban por muerto, junto a otros patriotas asesinados. Meses después, ya recuperado de sus heridas, Castillo se reintegró a la lucha independentista, uniéndose como voluntario a las filas republicanas. Participó activamente en las campañas libertadoras, combatiendo junto a las tropas de Quito y Guayaquil, y destacándose siempre por su valentía y disciplina (La Provincia de Tungurahua en 1928).



Mariano Castillo luchó incansablemente por la causa de la libertad hasta bien entrada la época republicana. Murió en 1829 con el grado de Teniente Coronel, retirado del servicio, en un momento en que los pueblos de Colombia ya no combatían contra los españoles, sino entre sí. Castillo marcó el inicio de una larga tradición de heroísmo ambateño, que se mantuvo al servicio de la emancipación desde sus inicios hasta su consolidación.

Para abril de 1812, cuando se organizó en Quito la expedición libertadora bajo el mando del Coronel Francisco Calderón, el contingente de Ambato ya sumaba varios cientos de hombres. Entre ellos destacaba Don Francisco Flor, ambateño y ayudante de campo de Calderón, quien con el tiempo se convertiría en uno de los próceres más destacados de la independencia ecuatoriana (La Provincia de Tungurahua en 1928, p. 75).

El 2 de septiembre de 1812, tiene lugar la batalla de Mocha, en la que los españoles vencen a los patriotas e ingresan en el pueblo:

Montes logra la victoria, y los realistas entran triunfantes en la plaza de Mocha, celebrando su éxito militar. Los derrotados huyen, dejando solo unos pocos cadáveres en el campo. Sin embargo, algo inesperado ocurre y desconcierta a los vencedores: un anciano, impulsado por un valor extraordinario, emerge con una escopeta de dos cañones. Con voz potente, grita: «¡Viva la Patria! ¡Abajo el Rey!», y dispara contra el primer grupo de soldados españoles que tiene cerca. No tuvo tiempo de ver cuántos enemigos había abatido, pues rápidamente una lluvia de balas acabó con su vida, derribándolo para siempre.


El anciano se llamaba Joaquín Hervas, vecino de Ambato, y con su sacrificio dejó una huella heroica en medio del desastre que marcó el final de la primera campaña de los pueblos de Quito por su independencia (La Provincia de Tungurahua en 1928, p. 76).

En las últimas campañas independentistas, los pueblos del interior tuvieron una participación destacada. Cuenca, por ejemplo, se independizó el 3 de noviembre, inspirando con su ejemplo a otras ciudades. Varias localidades acordaron levantarse el mismo día: el 11 de noviembre. Así, Machachi sorprendió a la guarnición realista al amanecer, mientras que Latacunga logró rendir al destacamento refugiado en el Convento de Santo Domingo. Riobamba, por su parte, expulsó al Corregidor realista y firmó un acta de pronunciamiento respaldada por los vecinos más importantes de la villa. Alausí, aunque con dos días de retraso, también demostró su compromiso con la causa.

Ambato, sin embargo, no pudo unirse a la lucha en la fecha acordada debido a la llegada de tropas realistas derrotadas en el Camino Real, que reforzaron la guarnición local de más de 60 hombres al mando de Don Manuel Espinoza. No obstante, el 12 de noviembre, un día después, Ambato logró su independencia. Ese domingo, los ambateños brillaron con luz propia al conseguir la rendición del cuartel realista. Los trofeos capturados, incluyendo prisioneros, armas, pertrechos y 1,100 pesos de la Comisaría de Guerra, fueron entregados a la vanguardia costeña liderada por el valiente argentino Don José García (La Provincia de Tungurahua en 1928, p. 75).

El 12 de noviembre de 1820 se convirtió así en la segunda fecha gloriosa de Ambato, después del 27 de agosto de 1809. Este hecho quedó documentado en una carta enviada al Comandante de las tropas libertadoras de Guayaquil, en la que los líderes políticos de Ambato, encabezados por Don Cipriano Delgado, informaban sobre la liberación de la ciudad y la toma del cuartel realista, destacando la unión fraternal y el apoyo del pueblo (La Provincia de Tungurahua en 1928, p. 77).

MONUMENTO A LA INDEPENDENCIA DE AMBATO – PARQUE 12 DE NOVIEMBRE

A raíz del grito de independencia del 12 de noviembre de 1820, surgió el impulso para erigir un monumento representativo en lo que era la antigua plaza comercial y estación ferroviaria de la ciudad, actualmente conocida como parque 12 de noviembre.

En 1923, Celiano Monge construyó el monumento, que incluía una guirnalda, una llama tallada y un cóndor con las alas extendidas en la punta. Su altura era más baja y el fuste presentaba un acabado liso.

En 1930, el monumento experimentó su primer cambio estructural, siendo el arquitecto José Mideros el encargado de añadir una luz en la cima, con el propósito de hacer una referencia a la llama de la libertad.

La Feria Interprovincial de 1942, organizada por la Cámara de Comercio de Tungurahua, fue el motivo para la rehabilitación del lugar. Durante este proceso, se aumentó la altura de la columna y se incorporó un grabado de estilo grecorromano. El remate original fue sustituido por volutas decoradas con hojas de acanto, sobre las cuales se colocó un faro de vidrio y metal.

En 2004, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), en colaboración con la Municipalidad de Ambato, registró al parque 12 y su monumento como un bien inmueble patrimonial de la nación.

En 2007, se llevó a cabo una nueva remodelación, en la cual se sustituyó la pileta por un espejo de agua en la base del monumento, se instalaron 12 muros decorados con arcos dorados y los nombres de los héroes de la independencia.

El obelisco, emblema de la ciudad, ha conservado su diseño original desde los años 40, ya que no ha sufrido modificaciones significativas en su estructura. Su forma actual refleja casi un siglo de historia, siguiendo las directrices del INPC.

 


Imagen Recuperada de: https://www.google.com.ec/travel/entity/key/ChcIouCZiPfSvZ8rGgsvZy8xd

La heroica gesta de la Independencia en el Ecuador culminará el 24 de mayo de 1822 con la triunfal Batalla del Pichincha en la que gloriosamente combaten las diversas tropas de las diferentes regiones del territorio de la Real Audiencia de Quito, así como colombianos, argentinos, irlandeses, y de otras nacionalidades. 


AMBATO EN EL PERÍODO DE LA GRAN COLOMBIA

El Libertador Simón Bolívar visita Ambato el 30 de julio de 1822, en donde recibe presentes de artesanos locales:


El maestro Juan Cajas, artesano del calzado de Quero, le obsequió un regalo único a Bolívar: un par de botas altas, sin costuras, que cubrían sus piernas. Al recibirlas, Bolívar exclamó: "¡Qué obra tan extraordinaria, maestro! ¿Cómo lo hizo?". El artesano respondió: "A mano y con cueros de llamingos". Ante esto, Bolívar le pidió: "¿Podría hacerme otro par para enviárselo al rey de Inglaterra, Jorge V (abuelo de la actual reina Isabel II)?". Así fue como las botas de un artesano ambateño llegaron a manos del rey, quien seguramente, con orgullo, las lució en Inglaterra. Estas botas fueron utilizadas por Bolívar en las batallas que nos dieron la independencia. Esta es una historia de Ambato. Ortiz Miranda, Jorge. Ambato: Un Baúl de Recuerdos Históricos. Boletín de la Academia Nacional de Historia, Vol. XCV – Nº. 198, julio–diciembre 2017. Recuperado de: https://academiahistoria.org.ec/index.php/boletinesANHE/article/view/179/35

Desde 1822, y por muchos años después, ya en plena República, el Cabildo de Ambato no logró consolidar una acción continua y firme. Su funcionamiento fue interrumpido por frecuentes y largos periodos de inactividad. Si alguna vez gozó de cierta estabilidad, fue después de la separación de la Gran Colombia, cuando las imposiciones dictatoriales de los delegados militares del Gobierno de Bogotá dejaron de poner en constante peligro la autonomía municipal de estas regiones, como ocurrió con la provincia de Tungurahua en 1928. Provincia de Tungurahua, 1928, Pág. 155

El 25 de junio de 1824, el Congreso de la Gran Colombia promulgó la Ley de División Territorial, mediante la cual se crearon los Departamentos, Provincias y Cantones. El Departamento de Ecuador incluía las provincias de Pichincha (con Quito como su capital), Imbabura (con Ibarra como su capital) y Chimborazo (con Riobamba como su capital). La provincia de Chimborazo comprendía los cantones y cabeceras de: Riobamba, Ambato, Guano, Guaranda, Alausí y Macas

 LA ÉPOCA DE LA REPÚBLICA

 AMBATO EN EL SIGLO XIX

 El 13 de mayo de 1830 se constituye el nuevo estado bajo el nombre de República del Ecuador, que nace bajo gran influencia de los militares que participaron en las luchas por la independencia, los que reciben en pago propiedades constituyéndose en latifundistas, inclusive en menoscabo de las posesiones de tierras indígenas.  Los criollos se libran de los peninsulares, son la clase dominante:

Según Nick Mills, en esa época los abusos contra los indígenas se manifestaban principalmente de cuatro maneras: el trabajo forzoso obligatorio (en obras públicas, transporte y servicio doméstico), el cobro excesivo de deudas y tributos, la imposición de obligaciones religiosas y la violencia física. La situación de la población afrodescendiente era incluso más difícil, ya que, después de siglos de esclavitud, en la segunda mitad del siglo XIX trabajaban bajo un sistema de concertaje, tras la abolición de la esclavitud en 1852.

Por su parte, el grupo mestizo, como clase social, se encontraba entre los indígenas y las clases acomodadas en términos de estatus económico. Este grupo, que surgió con el crecimiento de las ciudades, se dedicaba principalmente a la administración pública, así como a los servicios y la artesanía. En el ámbito rural, desempeñaron un papel clave como mayordomos y administradores de haciendas. María Guerrón, Ana; Velasco, Viviana; Morales, Ana María. Diagnóstico de la Red de Antiguos Trapiches en la Sierra Centro y Norte, pág. 24.

Los vecinos de Ambato en 1831, presentan un pedido al Congreso Constitucional del Ecuador para pertenecer a la Provincia de Pichincha, la que es acogida.

EL CAUDILLISMO

 En el siglo XIX y parte del XX, las contradicciones entre las élites dominantes de la sierra sobre todo los hacendatarios que explotan la fuerza de trabajo de los indígenas, entran en contradicción con las élites de la costa, que son partidarias del liberalismo, entran en conflicto produciéndose guerras, en las que las figuras de distintos caudillos luchan por tomar el poder del naciente e inestable estado:

 La prolongada guerra civil, que se había gestado durante varios meses, enfrentó a los gobernantes de Quito contra los convencionalistas de Guayaquil, y llegó a su trágico desenlace en la sangrienta batalla de Miñarica, que tuvo lugar en la tarde del 18 de enero de 1835. Miñarica es un campo arenoso, ubicado «casi en el centro de los caminos que van de Santa Rosa hacia Pilahuín y Tisaleo», y es un lugar histórico debido a que en él ocurrió una de las matanzas fratricidas más conocidas de la historia ecuatoriana.

Esta guerra, que culminó en tan lamentable escenario, fue conocida como la de los «chihuahuas», y su victorioso líder fue el General Juan José Flores, quien, por esta destacada victoria, recibió una «solemne acción de gracias» por parte del Jefe Supremo Provisorio del Ecuador, mediante un decreto lleno de entusiasmo. Además, el poeta José Joaquín Olmedo le dedicó uno de sus más célebres cantos épicos. La Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 86

Vicente Rocafuerte Jefe Supremo del Gobierno provisorio del Estado del Ecuador llama a la Convención Nacional en la Villa de Ambato señalando la fecha de 1ero de Junio de 1835 para su instalación. Las dificultades de desplazamiento y logísticas causaron que la Convención Nacional recién se instale el 22 de junio.


El Presidente de la Asamblea fue elegido D. José Joaquín de Olmedo, mientras que los Secretarios fueron el diputado azuayo D. José Jerves y D. Ignacio Holguín.

De esta Asamblea reunida en Ambato surgieron leyes transformadoras. Tras la elección de Vicente Rocafuerte como Presidente de la República, se dedicaron a la reforma constitucional, promulgando la ley de división territorial, que reemplazó el antiguo sistema departamental por el de provincias, cantones y parroquias. También se expidieron leyes de fomento de la educación pública, régimen político, elecciones, entre otras. (La Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 88)

En 1851, se creó la provincia de Cotopaxi, con Latacunga como su capital, y Ambato pasó a ser uno de sus cantones. El cantón de Ambato comprendía las parroquias de Tisaleo, Mocha, Quero, San Bartolomé, Pelileo, Izamba, Píllaro, Quisapincha, Patate, Pasa, Baños y Santa Rosa.

Ambato siguió siendo un cantón, pero, a pesar de su categoría política, jugó un papel importante en los sucesos nacionales entre 1830, año de la separación de la Gran Colombia y la proclamación del Ecuador como república independiente, y 1860, cuando Ambato fue elevada a la categoría de provincia. (La Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 86)

GOBIERNO PROVISORIO DE LA REPÚBLICA

CONSIDERANDO:

Que es responsabilidad del Gobierno facilitar la expedita marcha de la Administración Pública y promover el progreso de las localidades, adoptando en la división territorial de las provincias las modificaciones que mejor se adapten a sus intereses y necesidades;

DECRETA:

Art. 1: La Provincia de León estará compuesta por los cantones de Latacunga y Pugilí, según la demarcación realizada por la Asamblea de 1852, con la excepción de la parroquia de San Felipe, que será parte del cantón de Latacunga.

Art. 2: Los cantones de Ambato, Píllaro y Pelileo formarán una provincia con el nombre de PROVINCIA DE AMBATO.

Art. 3: Quedan derogadas todas las disposiciones que se opongan al presente decreto.

Dado en el Salón de Sesiones, en Quito, Capital de la República, el 3 de julio de 1860. —Manuel Gómez de la Torre, José María Avilés, Rafael Carvajal.

El Gobernador de la nueva provincia fue nombrado el doctor Miguel Francisco Albornoz, quien, el 14 de julio, promulgó el decreto en la ciudad, reunió al Cabildo y, presidiendo la sesión, felicitó al cuerpo por el ascenso merecido que se le otorgaba a esta sección del país. (La Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 90)

En la Convención Nacional de 1861, se cambió el nombre de la provincia de Ambato a Tungurahua.

Ambato y su provincia se destacaron por su trabajo, comercio y desarrollo de las artesanías. Tungurahua mantenía un comercio muy activo con la Costa, vendiendo productos agrícolas, manteca, pan, calzado, artículos de cabuya y suelas. En 1863, se afirmó que "vende más que Imbabura, Pichincha, León y Chimborazo, pues consume en Los Ríos y Guayaquil todo lo que produce". Así, Tungurahua mantenía relaciones privilegiadas con la Costa y se encargaba del transporte de mercancías desde Guayaquil a Quito. Los productos que vinculaban a esta provincia con Chimborazo, Pichincha, Imbabura y Nueva Granada incluían la sal, bayetas de Guano y la cochinilla. Azuay, por su parte, mantenía relaciones con Guayaquil, siendo capaz de acceder a Naranjal en cualquier época del año, mientras que el camino a Babahoyo era intransitable entre mayo y diciembre. Loja, por su parte, tenía fuertes vínculos con Perú, comerciando ganado, productos agrícolas y artesanales. (Ibarra C. Hernán. Ambato, las ciudades y pueblos en la sierra central ecuatoriana (1800-1930). En: Ciudades de los Andes visión histórica y contemporánea, Ciudad, Quito, 1992. Recuperado de: https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/digital/47338.pdf)

El desarrollo de la agricultura, la necesidad de vender los productos, causaron que Ambato desde la época prehispánica, en la colonia, y en la república sus Ferias, sean siempre de gran movimiento económico:

Hacia la primera mitad del siglo XIX, las ferias de la Sierra central se llevaban a cabo los domingos. Sin embargo, después de 1870, las siete ferias más importantes dejaron de realizarse ese día y se trasladaron a otros días de la semana. Por ejemplo, Latacunga cambió su feria del domingo al sábado en 1867, y Riobamba hizo un ajuste similar en 1868. En el caso de Ambato, tras un extenso debate, la feria se trasladó del domingo al lunes en 1870. Cabe mencionar que, por orden del Gobernador de León, Ambato debía haber hecho este cambio en 1857, pero no se concretó sino hasta 1868, y solo de manera temporal, ya que en 1870 se estableció definitivamente la feria del lunes. Por su parte, Píllaro cambió su feria del domingo al jueves en 1872. (Ídem, pág. 229).

La feria del lunes se convirtió en un mecanismo para centralizar el comercio regional, lo que permitió el crecimiento de las plazas de mercado. Para 1892, Ambato contaba con tres plazas, cada una especializada según los productos que se comercializaban. En la plaza principal se vendían productos importados, agrícolas y artesanales. En la plaza "Bolívar" (posteriormente llamada Cevallos), se realizaba comercio mayorista de sal, cacao, arroz, pescado, azúcar, café, sebo, manteca, textiles y productos artesanales. Además, existía una plaza dedicada exclusivamente al ganado mayor y menor. (Ídem, pág. 230).

Para 1894, la feria del lunes era considerada la feria semanal más grande de la Sierra. El ferrocarril contribuyó significativamente al crecimiento de esta feria, fortaleciendo su papel en el comercio interregional, un hecho que no pasó desapercibido para Enock durante la primera década del siglo XX. (Ídem, pág. 254).











Iglesia de la Merced.
Recuperado de: https://www.facebook.com/groups/331524044523035/


Recuperada de la Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 157


AMBATO EN EL SIGLO XX

La construcción de las líneas férreas, de las estaciones y el ferrocarril incentivaron el desarrollo económico de Ambato: 

En 1907, el ferrocarril llegó a Ambato. La ceremonia de inauguración fue presidida por Archer Harman, Eloy Alfaro y su familia, siendo la hija de Alfaro quien colocó el clavo de oro en el último riel. Este evento atrajo a toda la población, que salió a las calles para presenciar y disfrutar del paseo en la locomotora. (Pág. 63). En 1929, se inauguró la estación de Ambato, la cual contaba con un taller mecánico equipado con secciones de torno, herrería, soldadura, carpintería, un patio de máquinas y un área de provisión de combustible. Esta infraestructura generó numerosos puestos de trabajo en estas especialidades, impulsando la actividad técnica en la región (Maldonado Orbe, 1977). (Pág. 157).

En la jerarquía de las ciudades, Ambato superó a Riobamba entre 1909 y 1919, gracias al ferrocarril, que reforzó su papel como centro de concentración del capital comercial en la Sierra central. Uno de los cambios más significativos provocados por el tren en la provincia de Tungurahua fue el ascenso de Cevallos y el declive de Mocha. (Ídem, pág. 266).

Mocha, antiguamente un pueblo de arrieros, experimentó un fuerte estancamiento al ser atravesado por el ferrocarril. Su población prácticamente no creció entre 1871 y 1922, lo que llevó a afirmar que "Mocha se sustrae a la ley universal del progreso y retrocede rápida y fatalmente, sin que haya fuerza para detener su acelerado descenso". Por otro lado, Cevallos, que inicialmente fue una estación de "bandera" del ferrocarril del sur, vio cómo el paso del tren impulsó la organización de una feria que se convirtió en un centro de acopio de frutas de la zona, especialmente de naranjilla proveniente de Baños y Río Negro. En 1928, esta feria dio lugar a la formación de una estación intermedia. (Ídem, pág. 267).

A principios del siglo XX, la apertura de la vía férrea Quito-Guayaquil se convirtió en un factor decisivo para el crecimiento de la región. Ambato, gracias a su ubicación central en los Andes, aprovechó esta ventaja. Durante la década de 1920, pequeños terratenientes rurales, especializados en productos de alto valor comercial como frutas y hortalizas, comenzaron a abastecer el mercado urbano. Este dinamismo económico permitió la creación del Banco del Tungurahua y la apertura de sucursales de bancos de Quito, Guayaquil y Riobamba. Además, se desarrolló una industria diversificada en sectores como el textil, molinero, maderero, de cuero y alimenticio.

Ambato también se benefició de su posición estratégica entre Quito y Guayaquil, convirtiéndose en un punto de convergencia, acopio y redistribución de productos agrícolas hacia la Sierra, la Costa y el Oriente. Este crecimiento se vio reforzado por una eficiente red de comunicaciones que conectaba a la ciudad con otras provincias y las principales regiones ecológicas del país. (Vera, Fernando, 2000, pág. 204). La Sustentabilidad de Ambato. En: Espacio y Desarrollo. Recuperado de: Dialnet-LaSustentabilidadDeAmbato-5339484.pdf.


En Ambato, el proceso de canalización comenzó en 1924 (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). La primera casa de dos pisos que se construyó en la ciudad perteneció al señor Modesto Chacón, ubicada en las calles Sucre y Castillo. Esta vivienda, que daba frente al Parque Montalvo, contaba con un amplio corredor en el piso superior y fue la primera en incluir portales. Actualmente, en ese mismo lugar se encuentra la Biblioteca Provincial, dentro del edificio que originalmente fue construido para el Banco Central. (Paredes Soria, 1900).

Aunque la vivienda tradicional seguía un patrón común, presentaba variaciones según las necesidades, estilo de vida, número de habitantes y nivel económico de cada familia. Los materiales utilizados eran locales, y los artesanos encargados de la construcción eran ambateños, lo que convertía cada casa en una obra de arte única. Sin embargo, tras el terremoto, pocas de estas edificaciones lograron permanecer en pie, lo que significó la pérdida de gran parte de la arquitectura característica de la ciudad. (Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Callejas, Diana. Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes. Trabajo de Fin de Carrera, 2014. Regeneración Urbana del Centro de Ambato Utilizando Vacíos Urbanos como Detonantes. Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/6719).

 

Su crecimiento urbano se realizó de forma dispersa, sin que exista una planificación urbana rigurosa, provocada entre otros factores por la incidencia de los fuertes sismos que le afectaron.

 No se cuenta con datos estadísticos precisos ni planos de la ciudad anteriores a 1928 que permitan determinar con exactitud el ritmo de su crecimiento. Sin embargo, existen planos elaborados tras la segunda fundación de Ambato, como el publicado en 1938 por Froilán Holguín Benalcázar, que es una copia de uno existente en 1928. (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

A partir de la observación de estos croquis, se puede deducir que la ciudad se concentraba alrededor del Parque Montalvo y la Plaza 12 de Noviembre. Además, se distingue la línea del ferrocarril hacia el Curaray, mientras que los barrios de La Merced y Miraflores aparecen casi deshabitados. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

Los edificios públicos y educativos estaban ubicados principalmente en el centro de la ciudad, con una casi total ausencia de estos en otros barrios. Según un censo realizado en 1913, la ciudad contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

A partir de 1928, se puede observar un crecimiento radial de la ciudad, formándose núcleos de población más o menos dispersos, como los barrios Ferroviario, Oriente, San Vicente, San Antonio y México. (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Este crecimiento desordenado dejó espacios vacíos y desconectados dentro de la expansión urbana.

No existen datos precisos sobre las condiciones de la vivienda antes del terremoto, pero una investigación censal realizada en octubre de 1950 reveló que el principal problema de la ciudad era precisamente la vivienda. Antes del terremoto, se constató que existían altas densidades poblacionales, ya que un gran porcentaje de familias vivían en condiciones precarias, muchas veces en un solo cuarto y en situaciones antihigiénicas. (Palacios Gavilanes, 2005). (Ídem, pág. 14)

 Sin embargo, de lo antes afirmado, existió un censo de vivienda efectuado por el alcalde Dr. Neptalí Sancho Jaramillo, pocos días antes del terrible terremoto de 5 de agosto de 1949. 

El viernes 15 de julio de 1949, bajo la dirección del alcalde Neptalí Sancho —cuyo mandato estaba próximo a finalizar— y en coordinación con el Concejo Cantonal y el Servicio Interamericano de Salud, se llevó a cabo un censo local. Los principales objetivos de este censo eran recopilar información general sobre las condiciones de vivienda e iniciar los trabajos de instalación de agua potable y canalización. Los resultados revelaron que la ciudad contaba con 34.190 habitantes y 4.800 viviendas, lo que indicaba que, en promedio, cada vivienda albergaba a siete personas. (Ídem, Cita 21, Pág. 24).

A mediados del siglo XX, Ambato era reconocida como una ciudad turística, comercial e industrial en crecimiento. Sin embargo, los sectores dedicados a estas actividades económicas se distribuían de manera desordenada y sin distinción, lo que afectaba la organización espacial y la imagen de la ciudad. Un ejemplo de esto eran las viviendas construidas en las periferias, que dificultaban al Concejo Cantonal la provisión de servicios básicos. Esta situación no era exclusiva de Ambato, ya que otras ciudades del Ecuador enfrentaban problemas similares y, de manera progresiva, comenzaban a considerar la implementación de planes reguladores. (Torres Lescano, Jéssica, 2017, Pág. 18). Estado central, gobierno local y población ambateña en la reconstrucción de la urbe tras el terremoto del 5 de agosto de 1949. Recuperado de: https://repositorio.uasb.edu.ec.

En 1943, el señor Humberto Albornoz propuso la elaboración de un plan regulador para Ambato, su ciudad natal. Las conversaciones se llevaron a cabo con el presidente del Concejo Cantonal, José Filomentor Cuesta, y sus integrantes, quienes seguían el ejemplo de los concejales de Quito. La propuesta contó con el respaldo de los concejales ambateños, quienes consideraban que la ciudad merecía esta innovación y que el trabajo debía ser realizado por un especialista con experiencia, como Guillermo Jones Odriozola. (Ídem, Pág. 19).

El censo también reveló altas densidades de construcción, con un número mínimo de habitaciones por familia. En el sector central, clasificado como "regular", predominaban las edificaciones de bahareque, destinadas principalmente a vivienda (a excepción de algunas casas alrededor del parque que también albergaban comercios). El 64% de estas viviendas eran unifamiliares. (Cfr. Palacios Gavilanes, 2005).

En cuanto a la altura de las edificaciones, el 46% tenía un piso, el 38% dos pisos y el 14% tres pisos. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

Los edificios públicos y educativos se concentraban en el centro de la ciudad, con una casi total ausencia en otros barrios. Según un censo realizado en 1913, Ambato contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Esta centralización persiste hasta la actualidad, siendo la causa de la congestión en el centro de la ciudad, un problema que no se presenta en otras áreas urbanas.

Ambato llegó a ocupar un lugar privilegiado, con la industria como su principal fuente de riqueza. Atraídos por las oportunidades laborales, cientos de personas de otras provincias se establecieron en la ciudad, lo que provocó un crecimiento desproporcionado del centro urbano. Para 1947, las estadísticas registraron la construcción de tres casas por día, con más de novecientas viviendas levantadas en un año. Sin embargo, este desarrollo fue interrumpido abruptamente por el terremoto del 5 de agosto de 1949. (Castillo Jácome, 1959:19).

Testimonio de Don Domingo Segarra sobre el terremoto de Ambato en agosto de 1949, extraído de una obra inédita:

Viernes 5 de agosto de 1949

El día amaneció nublado, pero el sol apareció alrededor de las 8 de la mañana. A las 2:10 de la tarde, un fuerte temblor sacudió la ciudad, lanzando objetos al suelo y moviendo las casas de un lado a otro. Este sismo provocó derrumbes en varias zonas, como Lacón, las laderas de Ficoa, Casigana o Sitabán, Tilulún, Pishilata y la ladera del Valle de Patate, cerca de Pelileo, donde el río Patate se detuvo.

Casi de inmediato, un segundo temblor, más intenso y prolongado que el primero, causó el colapso de los edificios de Ambato. Después de dejar a mi familia en el Parque 12 de Noviembre, cuyo suelo estaba agrietado, me dirigí a La Delicia para confirmar la noticia de que el río Ambato se había secado. Al llegar a la última calle, cerca del molino de La Delicia, observé que el caudal del río se había reducido a un mínimo, fluyendo solo un lodo fétido. En ese momento, otro temblor sacudió el suelo agrietado donde me encontraba, lo que me hizo correr de regreso al centro de Ambato, temiendo que la ladera se derrumbara.

Al llegar al barrio norte de La Merced, noté que pocas casas habían caído. Luego fui a la plaza Urbina, donde las casas de dos y tres pisos eran solo montones de escombros. En la Loma de Bellavista, la escuela González Suárez, de dos pisos, había colapsado por completo. En la plaza del mercado, el número de muertos era elevado, debido a la mala calidad de construcción del edificio.

Se rumoreaba que el epicentro del sismo estaba en Guano. La Iglesia Matriz de Ambato, conocida como la Catedral, era un amasijo de escombros con muchas víctimas atrapadas. La casa de dos pisos frente a la catedral también había colapsado. Poco después, se supo que el verdadero epicentro había sido Pelileo, donde la población entera quedó reducida a escombros, con numerosas personas muertas, heridas o atrapadas.

6 de agosto de 1949

El 6 de agosto, tomamos el camino Ambato-Cevallos-Benítez-Pelileo y llegamos a la Loma de Pucará Tambo. Desde allí, observamos con asombro que la gran población de Pelileo había desaparecido, convertida en un montón oscuro de ruinas. Al descender al valle de La Moya, notamos que el suelo estaba cruzado por grietas, que se hacían más frecuentes y anchas a medida que nos acercábamos a Pelileo. En La Moya, las grietas tenían aproximadamente un metro de ancho. Dentro de lo que fue Pelileo, las grietas estaban separadas por distancias cada vez más cortas: primero cada 30 metros, luego cada 20, después cada 5, hasta que, en el sector de Pumibate, las grietas estaban a solo un metro de distancia. Cerca del enorme derrumbe sobre el río Patate, las grietas alcanzaban más de un metro de ancho.

Fuente: Domingo Segarra, Cuaderno 1, Meteorología 1948-1952, 23 Terremoto Ambato, Obra Inédita

 





Imágenes, recuperadas de: https://www.gettyimages.es/fotos/ambato?assettype=image&page=2&phrase=ambato&sort=mostpopular&license=rf%2Crm

Sin embargo, los daños causados por el terremoto fueron enormes. Según Castillo, "las cifras de los daños alcanzan los 6.000 muertos, 100.000 personas quedaron sin hogar y 179 edificaciones fueron completamente destruidas (...), lo que representó más de mil millones de sucres (ochenta millones de dólares) en costos de reconstrucción, según cálculos de Alva Myrdal, directora del Departamento de Asuntos Sociales de las Naciones Unidas" (Castillo Jácome, 1959:29). Una vez más, el carácter y la fortaleza del pueblo ambateño fueron puestos a prueba durante la reconstrucción de la ciudad. A pesar de las adversidades, todas las industrias y actividades, incluida la producción de chocolate, continuaron funcionando. Cabe destacar que, como menciona la Revista Ambato 93, "La Fiesta de la Fruta y de las Flores fue creada tras el devastador terremoto de agosto de 1949, como un símbolo de restauración, rebeldía, unión y confraternidad, mediante un acta suscrita el 17 de febrero de 1951" (Revista: Ambato 93, 1993:26).

En 1950, el Plan de Uso Territorial fue elaborado por el arquitecto Sixto Durán Ballén y los ingenieros W. Garcés Pachano y L. Moreno Loor, con el objetivo principal de reorganizar una ciudad que se encontraba en ruinas. Algunos aspectos de este plan se lograron concretar, como la creación de nuevos barrios, entre ellos Ingahurco, en lo que respecta a vivienda. Sin embargo, este plan fue diseñado para una ciudad mucho más grande y moderna, sin considerar que Ambato había quedado en escombros tras el terremoto. El plan resultó ser demasiado rígido, con zonificaciones específicas para áreas industriales, residenciales, comerciales y de expansión, lo que fragmentó lo que quedaba de la ciudad y limitó las posibilidades de reconstruir su centro histórico, rescatar algunos elementos arquitectónicos sobrevivientes y solucionar problemas inmediatos.

Ese mismo año, como parte del programa de vivienda, se llevaron a cabo cerramientos, delineación y construcción de calles y avenidas, como la Avenida Unidad Nacional, la Avenida Albornoz, la Augusto N. Martínez y la Avenida González Suárez. También se ampliaron otras vías, como la Avenida Cevallos y la Calle Bolívar (Palacios Gavilanes, 2005). Callejas Diana, 2017, pág.17.

Gracias a nuevas ordenanzas municipales y a la acción de la Junta de Reconstrucción, se logró modernizar el diseño de los edificios públicos. Ejemplos de esto incluyen la construcción de la Casa del Obrero, el edificio de las Cámaras de Comercio e Industrias, y varios clubes sociales (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). En el ámbito eclesial, también se reconstruyeron la mayoría de las iglesias, como la Catedral, Santo Domingo, San Francisco, entre otras (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Ídem, pág.18.

"De la mano con el desarrollo comercial ha venido el industrial, a través de la industria del calzado, el cuero y la carrocería, las cuales han experimentado un gran impulso, generando un aumento en el empleo especializado y no especializado. Esta mano de obra proviene tanto de Ambato como de sus alrededores y otras provincias, lo que ha incrementado la demanda de alimentación, vivienda, salud y educación" (Cortez, 2010). Ídem, pág.19.

Ambato cuenta con un importante motor industrial, vital para la economía del Ecuador. Las industrias predominantes en la ciudad se dedican principalmente a la curtiduría, siendo sede de la fábrica de calzado más grande del país y una de las más importantes de la región (Venus – Plasticaucho). Otro sector industrial clave es el metal-mecánico, dedicado a la fabricación de vehículos de transporte masivo. Otras industrias esenciales para el desarrollo de la ciudad incluyen la textil, alimenticia, del vidrio y automotriz, entre otras. Además, el comercio ha convertido a Ambato en la capital económica del centro del país y en la cuarta ciudad más importante del Ecuador (Cfr. Palacios Gavilanes, 2005). Ídem, pág.22.

Desde la década de 1970, Ambato experimentó un incipiente desarrollo industrial que, sin embargo, no llegó a ser representativo a nivel nacional. Por ejemplo, en 1969 se realizó una comparación entre las principales ciudades del país, encontrándose que Ambato, con 2.107 personas empleadas en 80 industrias, estaba por debajo de Manta (2.938), Cuenca (11.416), Quito (36.535) y Guayaquil (40.643). El enfoque principal de este sector se centraba en las pequeñas industrias, que, de todas formas, generaban un impulso al sector comercial. La industria del cuero, a través de las tenerías y fábricas de calzado, era el sector más activo. También destacaba la industria agroalimentaria, lógica dentro de un mercado mayorista. La ubicación estratégica de Ambato impulsó su desarrollo industrial, y según la Cámara de Industrias de Tungurahua, en 1993 el número de industrias creció a 466. Si se considera un promedio de 10 empleados por industria, esto representaría 4.660 empleos, un porcentaje significativo de la población económicamente activa. Vera, Fernando, 2000. La sustentabilidad de Ambato.


PARAFRASEAR: Hacia la primera mitad del siglo XIX, todas las ferias de la Sierra central se realizaban los domingos, pero después de 1870, las siete ferias más grandes dejaron de realizarse los domingos, para efectuarse en otros días de la semana", Latacunga cambió su día de feria del domingo al sábado en1867 y Riobamba hizo un cambio similar en 1868. Ambato efectuó un cambio de día de feria del día domingo al lunes en 1870, luego de un prolongado debate. Por disposición del Gobernador de León, Ambato debía cambiar la feria dominical al sábado en 1857 pero este cambio no ocurrió sino en1868t durante muy poco tiempo, hasta 1870 en que se estableció la feria del lunes. Píllaro cambió su día de feria del domingo al jueves en 1872. Ídem, pág..229 La feria del lunes, fue un medio para la centralización del comercio regional, lo que hizo posible un crecimiento de las plazas de mercado. Hacia 1892, funcionaban en Ambato tres plazas, que tenían su especialización, de acuerdo a los productos comercializados. En la plaza principal, se vendían productos importados, productos agrícolas y productos artesanales. En la plaza "Bolívar" (después llamada Cevallos), se efectuaba comercio mayorista de sal, cacao. arroz, pescado, azúcar, café. sebo y manteca; textiles y productos artesanales. Finalmente, había una plaza especializada en ganado mayor y menor”, Ídem, pág.230 En 1894 la feria del lunes, es considerada la más grande feria semanal de la Sierra. El ferrocarril acentúa el crecimiento de la feria del lunes, reforzando su función en el comercio interregional, lo que no dejó de ser advertido por Enock en la primera década de este siglo". Ídem, pág. 254

Hacia la primera mitad del siglo XIX, las ferias de la Sierra central se llevaban a cabo los domingos. Sin embargo, después de 1870, las siete ferias más importantes dejaron de realizarse ese día y se trasladaron a otros días de la semana. Por ejemplo, Latacunga cambió su feria del domingo al sábado en 1867, y Riobamba hizo un ajuste similar en 1868. En el caso de Ambato, tras un extenso debate, la feria se trasladó del domingo al lunes en 1870. Cabe mencionar que, por orden del Gobernador de León, Ambato debía haber hecho este cambio en 1857, pero no se concretó sino hasta 1868, y solo de manera temporal, ya que en 1870 se estableció definitivamente la feria del lunes. Por su parte, Píllaro cambió su feria del domingo al jueves en 1872. (Ídem, pág. 229).

La feria del lunes se convirtió en un mecanismo para centralizar el comercio regional, lo que permitió el crecimiento de las plazas de mercado. Para 1892, Ambato contaba con tres plazas, cada una especializada según los productos que se comercializaban. En la plaza principal se vendían productos importados, agrícolas y artesanales. En la plaza "Bolívar" (posteriormente llamada Cevallos), se realizaba comercio mayorista de sal, cacao, arroz, pescado, azúcar, café, sebo, manteca, textiles y productos artesanales. Además, existía una plaza dedicada exclusivamente al ganado mayor y menor. (Ídem, pág. 230).

Para 1894, la feria del lunes era considerada la feria semanal más grande de la Sierra. El ferrocarril contribuyó significativamente al crecimiento de esta feria, fortaleciendo su papel en el comercio interregional, un hecho que no pasó desapercibido para Enock durante la primera década del siglo XX. (Ídem, pág. 254).

PARAFRASEAR: En 1907 el ferrocarril llegó a Ambato. La inauguración fue presidida por Archer Harman, Eloy Alfaro y su familia, su hija puso el clavo de oro en el último riel, toda la población salió a la calle para mirar y disfrutar con el paseo en la locomotora. Pág.63En 1929 se inauguró la estación de Ambato que tuvo un taller mecánico con secciones de torno, herrería, soldadura, carpintería; patio de máquinas y provisión de combustible, La actividad técnica desplegada en esta estación dio lugar a numerosas plazas de trabajo en estas especialidades (Maldonado Orbe, 1977). PÁG.157del Pino Martínez, Inés. Arquitectura Ferroviaria en los Andes del Ecuador, CNC, 2013 En la jerarquía de las ciudades, Ambato desplaza a Riobamba entre 1909 y 1919, como consecuencia del ferrocarril que acentuó su papel centralizador del capital comercial que estaba distribuido en la Sierra central. El cambio más importante ocasionado por el tren dentro de la provincia de Tungurahua, fue el ascenso de Cevallos y el declive de Mocha. Ídem, pág. 266 Al ser atravesado por el ferrocarril, Mocha, el antiguo pueblo de arrieros, sufrió un fuerte estancamiento. Su población prácticamente no creció entre 1871 y 1922, Y por eso se dice que "Mocha se sustrae a la ley universal del progreso y retrocede rápida y fatalmente, sin que haya fuerza para detener su acelerado descenso'', Cevallos, fue primero una estación de "bandera" del ferrocarril del sur. Al paso del tren, se organizó una feria que dio lugar a la formación de una estación intermedia en 1928. Esta feria era un centro de acopio de frutas de la zona y de la producción de naranjilla que venía de Baños y Río Negro, Ídem, pág.267 A inicios de siglo XX surge un factor que fue decisivo en el crecimiento de esta región, la apertura ele la vía férrea Quito-Guayaquil. Ambato, con su situación central P.203 en los Andes, sacó provecho de ello, la prueba se muestra en la década de 1920: pequeños terratenientes rurales, especializados en producciones con fuerte valor mercantil, destinaron sus productos (frutas, hortalizas) al mercado urbano. Este dinamismo permitió el surgimiento de un banco local (Banco del Tungurahua) y el establecimiento de varias sucursales de bancos ele Quito, Guayaquil y Riobamba; paralelamente apareció un desarrollo industrial diversificado: textil molinero, maderero, de cuero y alimenticio. Ambato también aprovecha su situación entre Quito y Guayaquil, pues se convierte en el centro ele convergencia, acopio de producción agrícola y posterior redistribución para las regiones de la Sierra, Costa y Oriente. A esto se suma una buena red de comunicaciones con las demás provincias, que le ponen en contacto con las grandes regiones ecológicas del país. Vera, Fernando,2000, pág.204. La Sustentabilidad de Ambato, En: Espacio y Desarrollo. Recuperado de: Dialnet-LaSustentabilidadDeAmbato-5339484.pdf

En 1907, el ferrocarril llegó a Ambato. La ceremonia de inauguración fue presidida por Archer Harman, Eloy Alfaro y su familia, siendo la hija de Alfaro quien colocó el clavo de oro en el último riel. Este evento atrajo a toda la población, que salió a las calles para presenciar y disfrutar del paseo en la locomotora. (Pág. 63). En 1929, se inauguró la estación de Ambato, la cual contaba con un taller mecánico equipado con secciones de torno, herrería, soldadura, carpintería, un patio de máquinas y un área de provisión de combustible. Esta infraestructura generó numerosos puestos de trabajo en estas especialidades, impulsando la actividad técnica en la región (Maldonado Orbe, 1977). (Pág. 157).

En la jerarquía de las ciudades, Ambato superó a Riobamba entre 1909 y 1919, gracias al ferrocarril, que reforzó su papel como centro de concentración del capital comercial en la Sierra central. Uno de los cambios más significativos provocados por el tren en la provincia de Tungurahua fue el ascenso de Cevallos y el declive de Mocha. (Ídem, pág. 266).

Mocha, antiguamente un pueblo de arrieros, experimentó un fuerte estancamiento al ser atravesado por el ferrocarril. Su población prácticamente no creció entre 1871 y 1922, lo que llevó a afirmar que "Mocha se sustrae a la ley universal del progreso y retrocede rápida y fatalmente, sin que haya fuerza para detener su acelerado descenso". Por otro lado, Cevallos, que inicialmente fue una estación de "bandera" del ferrocarril del sur, vio cómo el paso del tren impulsó la organización de una feria que se convirtió en un centro de acopio de frutas de la zona, especialmente de naranjilla proveniente de Baños y Río Negro. En 1928, esta feria dio lugar a la formación de una estación intermedia. (Ídem, pág. 267).

A principios del siglo XX, la apertura de la vía férrea Quito-Guayaquil se convirtió en un factor decisivo para el crecimiento de la región. Ambato, gracias a su ubicación central en los Andes, aprovechó esta ventaja. Durante la década de 1920, pequeños terratenientes rurales, especializados en productos de alto valor comercial como frutas y hortalizas, comenzaron a abastecer el mercado urbano. Este dinamismo económico permitió la creación del Banco del Tungurahua y la apertura de sucursales de bancos de Quito, Guayaquil y Riobamba. Además, se desarrolló una industria diversificada en sectores como el textil, molinero, maderero, de cuero y alimenticio.

Ambato también se benefició de su posición estratégica entre Quito y Guayaquil, convirtiéndose en un punto de convergencia, acopio y redistribución de productos agrícolas hacia la Sierra, la Costa y el Oriente. Este crecimiento se vio reforzado por una eficiente red de comunicaciones que conectaba a la ciudad con otras provincias y las principales regiones ecológicas del país. (Vera, Fernando, 2000, pág. 204). La Sustentabilidad de Ambato. En: Espacio y Desarrollo. Recuperado de: Dialnet-LaSustentabilidadDeAmbato-5339484.pdf.

PARAFRASEAR: En Ambato, la canalización se inició en 1924.” (Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). “La primera casa alta que se levantó en Ambato fue del señor Modesto Chacon, situada en las calles Sucre y Castillo, tenía la casa con frente al Parque Montalvo, un gran corredor en el piso alto, y fue por consiguiente la primera que se construyó con portales. Hoy en ese lugar, se levanta la Biblioteca Provincia, en el edificio que fuera construido por el Banco Central para su operación.” (Paredes Soria, 1900) Si bien es cierto que la vivienda tradicional, era una vivienda tipo, tenía ciertas variaciones dependiendo de cada familia, y que era pensada de acuerdo a sus necesidades, a su estilo de vida, al número de personas que lo habitarían, nivel económico, entre otros. Los materiales utilizados eran del lugar, los artesanos eran los mismos ambateños, así cada casa era una obra de arte. Lastimosamente, quedaron pocas edificaciones en pie después del terremoto, esa arquitectura propia del lugar, se perdió en ese momento. Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Callejas, Diana Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes Trabajo de Fin de Carrera, 2014. Regeneración Urbana del Centro de Ambato Utilizando Vacíos Urbanos como Detonantes. Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/6719

En Ambato, el proceso de canalización comenzó en 1924 (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). La primera casa de dos pisos que se construyó en la ciudad perteneció al señor Modesto Chacón, ubicada en las calles Sucre y Castillo. Esta vivienda, que daba frente al Parque Montalvo, contaba con un amplio corredor en el piso superior y fue la primera en incluir portales. Actualmente, en ese mismo lugar se encuentra la Biblioteca Provincial, dentro del edificio que originalmente fue construido para el Banco Central. (Paredes Soria, 1900).

Aunque la vivienda tradicional seguía un patrón común, presentaba variaciones según las necesidades, estilo de vida, número de habitantes y nivel económico de cada familia. Los materiales utilizados eran locales, y los artesanos encargados de la construcción eran ambateños, lo que convertía cada casa en una obra de arte única. Sin embargo, tras el terremoto, pocas de estas edificaciones lograron permanecer en pie, lo que significó la pérdida de gran parte de la arquitectura característica de la ciudad. (Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Callejas, Diana. Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes. Trabajo de Fin de Carrera, 2014. Regeneración Urbana del Centro de Ambato Utilizando Vacíos Urbanos como Detonantes. Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/handle/22000/6719).

PARAFRASEAR: “No existen datos estadísticos ciertos, ni planos de la ciudad de épocas anteriores [a 1928] que permitan establecer con precisión el ritmo de su crecimiento. Existen planos realizados en la segunda fundación de Ambato como el publicado en 1938 por Froilan Holguín Benalcázar que resulta ser copia de uno existente en 1928.” (Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). De la observación a estos croquis se puede ver que la ciudad estaba concentrada alrededor del Parque Montalvo y la Plaza 12 de Noviembre. Se aprecia la existencia de la línea de ferrocarril al Curaray; los barrios de La Merced y Miraflores aparecen casi despoblados. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). Los edificios públicos y de educación estaban concentrados en el centro de la ciudad, con ausencia casi absoluta de los mismos en los otros barrios. En 1913, de un censo realizado en la ciudad se encontró que contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). “Desde 1928 se puede apreciar el crecimiento radial de la ciudad, formándose núcleos de población, más o menos dispersa como los barrios Ferroviario, Oriente, San Vicente, San Antonio y Méjico.” (Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). Lo que explica el crecimiento desordenado que tuvo la ciudad dejando espacios vacíos y desconectados de este crecimiento. “No existen datos certeros sobre la vivienda antes del terremoto, pero los datos arrojados por una investigación censal efectuada en Octubre de 1950, revela que el problema fundamental de la ciudad residía justamente en la vivienda. Antes del terremoto se pudo establecer las altas densidades existentes, pues un alto porcentaje de familias vivían en un solo cuarto, en las condiciones más antihumanas.” (Palacios Gavilanes, 2005). Ídem, pág.14

No se cuenta con datos estadísticos precisos ni planos de la ciudad anteriores a 1928 que permitan determinar con exactitud el ritmo de su crecimiento. Sin embargo, existen planos elaborados tras la segunda fundación de Ambato, como el publicado en 1938 por Froilán Holguín Benalcázar, que es una copia de uno existente en 1928. (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

A partir de la observación de estos croquis, se puede deducir que la ciudad se concentraba alrededor del Parque Montalvo y la Plaza 12 de Noviembre. Además, se distingue la línea del ferrocarril hacia el Curaray, mientras que los barrios de La Merced y Miraflores aparecen casi deshabitados. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

Los edificios públicos y educativos estaban ubicados principalmente en el centro de la ciudad, con una casi total ausencia de estos en otros barrios. Según un censo realizado en 1913, la ciudad contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

A partir de 1928, se puede observar un crecimiento radial de la ciudad, formándose núcleos de población más o menos dispersos, como los barrios Ferroviario, Oriente, San Vicente, San Antonio y México. (Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Este crecimiento desordenado dejó espacios vacíos y desconectados dentro de la expansión urbana.

No existen datos precisos sobre las condiciones de la vivienda antes del terremoto, pero una investigación censal realizada en octubre de 1950 reveló que el principal problema de la ciudad era precisamente la vivienda. Antes del terremoto, se constató que existían altas densidades poblacionales, ya que un gran porcentaje de familias vivían en condiciones precarias, muchas veces en un solo cuarto y en situaciones antihigiénicas. (Palacios Gavilanes, 2005). (Ídem, pág. 14).

PARAFRASEAR: El día viernes 15 de julio de 1949 bajo la dirección del Alcalde Neptalí Sancho –cuyo periodo de mando estaba finalizando- y el Concejo Cantonal en coordinación con el Servicio Interamericano de Salud se realizó un censo local. Sus principales objetivos eran obtener datos generales de las condiciones de vivienda y empezar los trabajos de instalación de agua potable y de canalización. Se determinó que la ciudad contaba con 34.190 habitantes y 4.800 viviendas. Es decir que, de forma general cada vivienda estaba habitada por un promedio de siete personas. Ídem Cita 21 Pág.24 A mediados del siglo XX Ambato era considerada como una ciudad turística, comercial e industrial en expansión. Sin embargo, los sectores destinados a estas actividades económicas se ubicaban en forma desordenada e indistinta en la ciudad afectando su organización espacial y su imagen. Un ejemplo de ello son las viviendas construidas en las periferias, que provocaban que el Concejo Cantonal no logre abastecerla de servicios básicos. Panorama que también se presenciaba en otras Torres Lescano, Jéssica.2017, pág.18. Estado central, gobierno local y población ambateña en la reconstrucción de la urbe tras el terremoto del 5 de agosto de 1949. Recuperado de: https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/5859/1/T2429-MH-Torres-Estado.pdf ciudades de Ecuador. Que de forma progresiva y viendo los resultados de otros lugares se iban sumando a la aspiración de contar con un plan regulador.3 Dadas las consideraciones anteriores el señor Humberto Albornoz en el año 1943 plantea elaborar un plan regulador para Ambato, su ciudad natal. 4 Las conversaciones se desarrollaron con el presidente del Concejo Cantonal de Ambato José Filomentor Cuesta y sus integrantes que seguían el ejemplo de los concejales quiteños.5 La invitación tuvo el apoyo de los concejales ambateños, que consideraban a la urbe merecedora de tal innovación. A más de creer que la labor debe estar a cargo de un especialista versado en el tema y con suficiente experiencia como Guillermo Jones Odriozola. Ídem, Pág.19 Existían altas densidades de construcción con un número mínimo de habitaciones por familia. De conformidad con los datos obtenidos por este censo se estableció que en el sector central, catalogado como regular el grupo representativo es el tipo de edificación de bahareque, dedicado exclusivamente a vivienda (excepto alrededor del parque y una que otra casa, que tiene además comercio) siendo el 64% unifamiliar.(Cfr. Palacios Gavilanes, 2005) La altura de la edificación variaba entre uno y tres pisos predominado el de un piso que corresponde al 46% de las construcciones; el 38% es de dos pisos y el 14% de tres pisos. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). Los edificios públicos y de educación estaban concentrados en el centro de la ciudad, con ausencia casi absoluta de los mismos en los otros barrios. En 1913, de un censo realizado en la ciudad se encontró que contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). Esto se mantiene hasta la actualidad siendo la fuente de una centralización tan marcada y la causa de la congestión que se vive en el centro. Cosa que no sucede en el resto de la ciudad. Ambato llegó a ocupar un sitial de privilegio. La industria era su principal fuente de riqueza. Atraídos por las facilidades de trabajo llegaron por centenares habitantes de otras provincias. Y el centro citadino comenzó a crecer desproporcionadamente. Para 1947 las estadísticas registraron construcciones de tres casas por día, pues en el año se habían levantado más de novecientas (…) Este envidiable desarrollo, este incontenible crecimiento fue paralizado por el terremoto del 5 de agosto de 1949. (Castillo Jácome. 1959:19)

El viernes 15 de julio de 1949, bajo la dirección del alcalde Neptalí Sancho —cuyo mandato estaba próximo a finalizar— y en coordinación con el Concejo Cantonal y el Servicio Interamericano de Salud, se llevó a cabo un censo local. Los principales objetivos de este censo eran recopilar información general sobre las condiciones de vivienda e iniciar los trabajos de instalación de agua potable y canalización. Los resultados revelaron que la ciudad contaba con 34.190 habitantes y 4.800 viviendas, lo que indicaba que, en promedio, cada vivienda albergaba a siete personas. (Ídem, Cita 21, Pág. 24).

A mediados del siglo XX, Ambato era reconocida como una ciudad turística, comercial e industrial en crecimiento. Sin embargo, los sectores dedicados a estas actividades económicas se distribuían de manera desordenada y sin distinción, lo que afectaba la organización espacial y la imagen de la ciudad. Un ejemplo de esto eran las viviendas construidas en las periferias, que dificultaban al Concejo Cantonal la provisión de servicios básicos. Esta situación no era exclusiva de Ambato, ya que otras ciudades del Ecuador enfrentaban problemas similares y, de manera progresiva, comenzaban a considerar la implementación de planes reguladores. (Torres Lescano, Jéssica, 2017, Pág. 18). Estado central, gobierno local y población ambateña en la reconstrucción de la urbe tras el terremoto del 5 de agosto de 1949. Recuperado de: https://repositorio.uasb.edu.ec.

En 1943, el señor Humberto Albornoz propuso la elaboración de un plan regulador para Ambato, su ciudad natal. Las conversaciones se llevaron a cabo con el presidente del Concejo Cantonal, José Filomentor Cuesta, y sus integrantes, quienes seguían el ejemplo de los concejales de Quito. La propuesta contó con el respaldo de los concejales ambateños, quienes consideraban que la ciudad merecía esta innovación y que el trabajo debía ser realizado por un especialista con experiencia, como Guillermo Jones Odriozola. (Ídem, Pág. 19).

El censo también reveló altas densidades de construcción, con un número mínimo de habitaciones por familia. En el sector central, clasificado como "regular", predominaban las edificaciones de bahareque, destinadas principalmente a vivienda (a excepción de algunas casas alrededor del parque que también albergaban comercios). El 64% de estas viviendas eran unifamiliares. (Cfr. Palacios Gavilanes, 2005).

En cuanto a la altura de las edificaciones, el 46% tenía un piso, el 38% dos pisos y el 14% tres pisos. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951).

Los edificios públicos y educativos se concentraban en el centro de la ciudad, con una casi total ausencia en otros barrios. Según un censo realizado en 1913, Ambato contaba con 7.000 habitantes. (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Esta centralización persiste hasta la actualidad, siendo la causa de la congestión en el centro de la ciudad, un problema que no se presenta en otras áreas urbanas.

Ambato llegó a ocupar un lugar privilegiado, con la industria como su principal fuente de riqueza. Atraídos por las oportunidades laborales, cientos de personas de otras provincias se establecieron en la ciudad, lo que provocó un crecimiento desproporcionado del centro urbano. Para 1947, las estadísticas registraron la construcción de tres casas por día, con más de novecientas viviendas levantadas en un año. Sin embargo, este desarrollo fue interrumpido abruptamente por el terremoto del 5 de agosto de 1949. (Castillo Jácome, 1959:19).

PARAFRASEAR: testimonio de Don Domingo Segarra de este terrible sismo, EN OBRA INDEITA: Agosto 1949 terremoto de Ambato Viernes 5 de agosto de 1949 Amanece nublado hay sol desde las 8 a.m A las 2:10 de la tarde hay un fuerte temblor que lanza a los objetos desde las mesas al suelo y mueve a las casas de un lado al otro y ocasiona derrumbes por Lacón, laderas de Ficoa, Casigana o Sitabán, Tilulún, Pishilata, ladera del Valle de Patate junto a Pelileo, qué detiene al río Patate. Casi inmediatamente hay otro temblor más intenso y de mayor duración que el primero y qué ocasiona la caída de los edificios de Ambato. Dejando a mi familia en el parque 12 de noviembre, cuyo suelo se hallaba con grietas, fui a La Delicia para cerciorarme de la noticia acerca de que el río Ambato se había secado. Llegué a la última calle, situada sobre el molino de La Delicia, y observé que el caudal del Río había sido reducido a mínima cantidad, y que este escaso caudal era un lodo fétido que comenzaba a fluir recién por el cauce casi seco. En ese instante, un temblor qué movió el cuarteado suelo que pisaba me hizo que corriera hacia el centro de Ambato: Temí que se derrumbara el borde de la ladera donde me hallaba. Corrí luego al barrio norte de la Merced donde se notó pocas casas caídas. Fui luego a la plaza Urbina. Las casas de dos y tres pisos eran un montón de ruinas. En la Loma llamada Bellavista había volado la escuela González Suárez que era de dos pisos. En la plaza de Mercado los muertos eran numerosos estas muertes eran causadas por la mala calidad de la construcción de tal edificio. Se oyó decir que el centro del sismo estaba en Guano.... La Iglesia Matriz de Ambato, llamada Catedral, era un informe montón de escombros que contenía muchas víctimas. La casa de dos pisos ubicada frente a la catedral se había ido al suelo. Al poco rato se decía que el verdadero centro sísmico había sido la población de Pelileo.... La que, en su totalidad, era un montón de escombros que contenía muchísimas personas aplastadas, semi aplastadas, paradas y moribundas. El 6 de agosto utilizando el camino Ambato-Ceballos-Benítez-Pelileo llegamos a la Loma denominada Pucará Tambo. Desde allí con enorme sorpresa, vimos que la grande población de Pelileo había desaparecido como por ensalmo.... Sólo aparecía un montón obscuro.... Bajamos al vallecito o depresión de la Moya. Pero desde algunos kilómetros antes de Pelileo el suelo era cruzado por grietas o aberturas, haciéndose más frecuentes mientras más nos acercábamos a Pelileo. La Moya tenía grietas de un metro de ancho más o menos. Ya dentro del que fue Pelileo, la distancia de grieta agrieta era más corta. Se veía aberturas cada 30 metros, luego a 20 metros, a 5 metros aproximadamente, hasta que, en el sector llamado Pumibate, entre abertura y abertura mediaba sólo un metro. Las aberturas o grietas cercanas al colosal y formidable derrumbe sobre el lejano Río Patate eran de un metro de ancho o más... En: Cuaderno 1 Meteorología 1948 -1952 23 Terremoto Ambato Obra Inédita

Testimonio de Don Domingo Segarra sobre el terremoto de Ambato en agosto de 1949, extraído de una obra inédita:

Viernes 5 de agosto de 1949

El día amaneció nublado, pero el sol apareció alrededor de las 8 de la mañana. A las 2:10 de la tarde, un fuerte temblor sacudió la ciudad, lanzando objetos al suelo y moviendo las casas de un lado a otro. Este sismo provocó derrumbes en varias zonas, como Lacón, las laderas de Ficoa, Casigana o Sitabán, Tilulún, Pishilata y la ladera del Valle de Patate, cerca de Pelileo, donde el río Patate se detuvo.

Casi de inmediato, un segundo temblor, más intenso y prolongado que el primero, causó el colapso de los edificios de Ambato. Después de dejar a mi familia en el Parque 12 de Noviembre, cuyo suelo estaba agrietado, me dirigí a La Delicia para confirmar la noticia de que el río Ambato se había secado. Al llegar a la última calle, cerca del molino de La Delicia, observé que el caudal del río se había reducido a un mínimo, fluyendo solo un lodo fétido. En ese momento, otro temblor sacudió el suelo agrietado donde me encontraba, lo que me hizo correr de regreso al centro de Ambato, temiendo que la ladera se derrumbara.

Al llegar al barrio norte de La Merced, noté que pocas casas habían caído. Luego fui a la plaza Urbina, donde las casas de dos y tres pisos eran solo montones de escombros. En la Loma de Bellavista, la escuela González Suárez, de dos pisos, había colapsado por completo. En la plaza del mercado, el número de muertos era elevado, debido a la mala calidad de construcción del edificio.

Se rumoreaba que el epicentro del sismo estaba en Guano. La Iglesia Matriz de Ambato, conocida como la Catedral, era un amasijo de escombros con muchas víctimas atrapadas. La casa de dos pisos frente a la catedral también había colapsado. Poco después, se supo que el verdadero epicentro había sido Pelileo, donde la población entera quedó reducida a escombros, con numerosas personas muertas, heridas o atrapadas.

6 de agosto de 1949

El 6 de agosto, tomamos el camino Ambato-Cevallos-Benítez-Pelileo y llegamos a la Loma de Pucará Tambo. Desde allí, observamos con asombro que la gran población de Pelileo había desaparecido, convertida en un montón oscuro de ruinas. Al descender al valle de La Moya, notamos que el suelo estaba cruzado por grietas, que se hacían más frecuentes y anchas a medida que nos acercábamos a Pelileo. En La Moya, las grietas tenían aproximadamente un metro de ancho. Dentro de lo que fue Pelileo, las grietas estaban separadas por distancias cada vez más cortas: primero cada 30 metros, luego cada 20, después cada 5, hasta que, en el sector de Pumibate, las grietas estaban a solo un metro de distancia. Cerca del enorme derrumbe sobre el río Patate, las grietas alcanzaban más de un metro de ancho.

Fuente: Cuaderno 1, Meteorología 1948-1952, 23 Terremoto Ambato, Obra Inédita.

PARAFRASEAR Sin embargo, los daños que produjo el terremoto fueron bastante grandes, como menciona Castillo, “los daños en cifras alcanzan a los 6.000 muertos, 100.000 habitantes a la intemperie y 179 edificaciones totalmente destruidas (…) todo lo que representaba más de mil millones de sucres (ochenta millones de dólares) para reconstruir según cálculos de Alva Myrdal, directora del Departamento de Asuntos Sociales de las Naciones Unidas”.(Castillo Jácome. 1959:29). Una vez más el carácter y fortaleza del pueblo ambateño es puesto a prueba en la reconstrucción de la ciudad de Ambato, a pesar de esto, todas las industrias y actividades, incluida la producción de chocolate, continuaron en funcionamiento. Es importante mencionar que como menciona la Revista Ambato 93, “La fiesta de la Fruta y de las Flores, fue creada a raíz del devastador terremoto de agosto de 1949, como símbolo de restauración y rebeldía, de unión y confraternidad, mediante acta suscrita el 17 de febrero de 1951” (Revista: Ambato 93. 1993:26). En 1950 el Plan de Uso Territorial fue realizado por el Arq. Sixto Durán Ballén, y los ingenieros W. Garcés Pachano y L. Moreno Loor que tenían como objetivo principal reorganizar una ciudad que se encontraba en escombros. Del Plan Regulador realizado, algunos puntos se lograron concretar, como la implementación de verdaderos nuevos barrios como el de Ingahurco, en lo que se refiere a vivienda. Este Plan fue pensado para una ciudad mucho más grande y moderna, sin tomar en cuenta que Ambato a partir del terremoto quedo en escombros. Un plan demasiado rígido con zonificaciones de áreas industriales, áreas residenciales, zonas comerciales, zonas de expansión, etc. Fragmentando lo que quedaba de la ciudad y limitando sus posibilidades de reconstruir su centro histórico, de rescatar algunos de los elementos que quedaban levantados y solucionar sus problemas inmediatos. En el mismo año completando el programa de vivienda, han venido los cerramientos respectivos, delineación y construcción de calles y avenidas, como la Avenida “Unidad Nacional”, la Avenida Albornoz, la Augusto N. Martínez y la Avenida González Suárez. Ampliación de otros como la Avenida Cevallos, la Calle Bolívar, etc. (Palacios Gavilanes, 2005). Callejas Diana, 2017, pág.17 Gracias al advenimiento de nuevas ordenanzas municipales y a la acción de la Junta de Reconstrucción, se logró también una modernización en el diseño de los edificios públicos, por ejemplo, la construcción de la Casa del Obrero, edificio de las Cámaras de Comercio e Industrias, Clubes Sociales, etc. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951). Dentro del plano eclesial, también se procedió a la construcción de la mayor parte delas iglesias, como la Catedral, Sto. Domingo, San francisco entre otras. (Cfr. Garcés Pachano, Duran- Ballen, Moreno Loor, 1951)Ídem, pág.18 “De la mano con el desarrollo comercial ha venido la industrial, a través de la industria del calzado, el cuero y la carrocería, las que han tenido un gran impulso con el consecuente aumento de empleo especializado y el no especializado, mano de obra que proviene tanto de la ciudad de Ambato, sus alrededores y otras provincias hermanas, lo que conlleva la demanda de alimentación, habitación, salubridad y educación.” (Cortez, 2010) Ídem, pág.19 Ambato es poseedora de un gran motor industrial, de gran importancia para la economía del Ecuador, las industrias, predominantes que se encuentran en Ambato, se dedican primordialmente a la curtiduría, es así como en la ciudad se encuentra la fábrica de calzado más grande del país y una de las más importantes de la región (Venus – Plasticaucho). Otro sector industrial que tiene su sede en Ambato es el de la industria metal-mecánica dedicada a la manufactura de vehículos de transporte masivo. Otras industrias que son vitales para el desarrollo industrial de la ciudad son la industria textil, alimenticia, del vidrio, automotriz, entre otras. Otro factor característico de la economía ambateña es el comercio lo que la ha convertido en la capital económica del centro del país y en la cuarta ciudad en importancia. (Cfr. Palacios Gavilanes, 2005) Ídem , pág.22 Desde la década de 1970, Ambato ingresa en un incipiente desarrollo industrial que no llega a ser representativo en el contexto nacional; por ejemplo, en 1969 se establece una comparación entre las ciudades principales, encontrándose que Ambato con 2.107 personas empleadas en 80 industrias, está por debajo de Manta (2.938), Cuenca ( 11.416), Quito (36.535) y Guayaquil ( 40.643). El enfoque principal de este sector se centra en las pequeñas industrias que, de todas maneras, generan un impulso y vitalidad al sector comercial analizado. La industria del cuero es el sector más activo a través de las tenerías y fábricas de calzado. Un sector importante es la industria agro-alimenticia, lo cual es lógico dentro de un mercado mayorista. La situación espacial de Ambato la llevó a impulsar con mayor decisión su desarrollo industrial por lo que, según la Cámara de Industrias de Tungurahua. en 1993 las industrias crecieron hasta un número apreciable de 466; si se considera un promedio de 10 empleados por cada una, el resultado de personas empleadas para este sector sería de 4660, lo que significa un buen porcentaje de población económicamente activa ocupada. Vera, Fernando, 2000. La sustentabilidad de Ambato.

Sin embargo, los daños causados por el terremoto fueron enormes. Según Castillo, "las cifras de los daños alcanzan los 6.000 muertos, 100.000 personas quedaron sin hogar y 179 edificaciones fueron completamente destruidas (...), lo que representó más de mil millones de sucres (ochenta millones de dólares) en costos de reconstrucción, según cálculos de Alva Myrdal, directora del Departamento de Asuntos Sociales de las Naciones Unidas" (Castillo Jácome, 1959:29). Una vez más, el carácter y la fortaleza del pueblo ambateño fueron puestos a prueba durante la reconstrucción de la ciudad. A pesar de las adversidades, todas las industrias y actividades, incluida la producción de chocolate, continuaron funcionando. Cabe destacar que, como menciona la Revista Ambato 93, "La Fiesta de la Fruta y de las Flores fue creada tras el devastador terremoto de agosto de 1949, como un símbolo de restauración, rebeldía, unión y confraternidad, mediante un acta suscrita el 17 de febrero de 1951" (Revista: Ambato 93, 1993:26).

En 1950, el Plan de Uso Territorial fue elaborado por el arquitecto Sixto Durán Ballén y los ingenieros W. Garcés Pachano y L. Moreno Loor, con el objetivo principal de reorganizar una ciudad que se encontraba en ruinas. Algunos aspectos de este plan se lograron concretar, como la creación de nuevos barrios, entre ellos Ingahurco, en lo que respecta a vivienda. Sin embargo, este plan fue diseñado para una ciudad mucho más grande y moderna, sin considerar que Ambato había quedado en escombros tras el terremoto. El plan resultó ser demasiado rígido, con zonificaciones específicas para áreas industriales, residenciales, comerciales y de expansión, lo que fragmentó lo que quedaba de la ciudad y limitó las posibilidades de reconstruir su centro histórico, rescatar algunos elementos arquitectónicos sobrevivientes y solucionar problemas inmediatos.

Ese mismo año, como parte del programa de vivienda, se llevaron a cabo cerramientos, delineación y construcción de calles y avenidas, como la Avenida Unidad Nacional, la Avenida Albornoz, la Augusto N. Martínez y la Avenida González Suárez. También se ampliaron otras vías, como la Avenida Cevallos y la Calle Bolívar (Palacios Gavilanes, 2005). Callejas Diana, 2017, pág.17.

Gracias a nuevas ordenanzas municipales y a la acción de la Junta de Reconstrucción, se logró modernizar el diseño de los edificios públicos. Ejemplos de esto incluyen la construcción de la Casa del Obrero, el edificio de las Cámaras de Comercio e Industrias, y varios clubes sociales (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). En el ámbito eclesial, también se reconstruyeron la mayoría de las iglesias, como la Catedral, Santo Domingo, San Francisco, entre otras (Cfr. Garcés Pachano, Durán-Ballén, Moreno Loor, 1951). Ídem, pág.18.

"De la mano con el desarrollo comercial ha venido el industrial, a través de la industria del calzado, el cuero y la carrocería, las cuales han experimentado un gran impulso, generando un aumento en el empleo especializado y no especializado. Esta mano de obra proviene tanto de Ambato como de sus alrededores y otras provincias, lo que ha incrementado la demanda de alimentación, vivienda, salud y educación" (Cortez, 2010). Ídem, pág.19.

Ambato cuenta con un importante motor industrial, vital para la economía del Ecuador. Las industrias predominantes en la ciudad se dedican principalmente a la curtiduría, siendo sede de la fábrica de calzado más grande del país y una de las más importantes de la región (Venus – Plasticaucho). Otro sector industrial clave es el metal-mecánico, dedicado a la fabricación de vehículos de transporte masivo. Otras industrias esenciales para el desarrollo de la ciudad incluyen la textil, alimenticia, del vidrio y automotriz, entre otras. Además, el comercio ha convertido a Ambato en la capital económica del centro del país y en la cuarta ciudad más importante del Ecuador (Cfr. Palacios Gavilanes, 2005). Ídem, pág.22.

Desde la década de 1970, Ambato experimentó un incipiente desarrollo industrial que, sin embargo, no llegó a ser representativo a nivel nacional. Por ejemplo, en 1969 se realizó una comparación entre las principales ciudades del país, encontrándose que Ambato, con 2.107 personas empleadas en 80 industrias, estaba por debajo de Manta (2.938), Cuenca (11.416), Quito (36.535) y Guayaquil (40.643). El enfoque principal de este sector se centraba en las pequeñas industrias, que, de todas formas, generaban un impulso al sector comercial. La industria del cuero, a través de las tenerías y fábricas de calzado, era el sector más activo. También destacaba la industria agroalimentaria, lógica dentro de un mercado mayorista. La ubicación estratégica de Ambato impulsó su desarrollo industrial, y según la Cámara de Industrias de Tungurahua, en 1993 el número de industrias creció a 466. Si se considera un promedio de 10 empleados por industria, esto representaría 4.660 empleos, un porcentaje significativo de la población económicamente activa. Vera, Fernando, 2000. La sustentabilidad de Ambato.


Recuperado de: la Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 193



Recuperado de: la Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 208

 






Recuperado de: la Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 266



Recuperado de: la Provincia de Tungurahua en 1928, pág. 267

LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO EDIFICADO

En Ambato la fuerza de los sismos destruyó gran parte de su patrimonio arquitectónico, habiéndose confrontado dos posturas para el desarrollo urbano, los modernistas, que propendían a derrocar lo poco que quedó del sismo de 1949 y los patrimonialistas que velaban por la conservación de los pocos inmuebles de carácter histórico, artístico o estético:


















Imágenes recuperadas de: https://ambato.gob.ec/historia/

 

Este preámbulo histórico también nos muestra cómo los eventos telúricos han influido en el desarrollo y crecimiento de la ciudad. En particular, el terremoto del 5 de agosto de 1949 marcó un punto de inflexión irreversible en la estructura urbana de Ambato, un tema que será analizado posteriormente en esta tesis para evaluar si se cumplió o no el Plan Regulador de Ambato de 1951, elaborado por Durán Ballén S.A., Garcés Pachano W. y Moreno Loor L. Lo innegable es que se planificó sobre lo que quedó de la ciudad, pero esta planificación se enfocó en aspectos generales y no en una recuperación específica del centro de Ambato. Por el contrario, se priorizó la construcción sobre los escombros, derribando lo poco que había sobrevivido al terremoto. (Plan Regional de Tungurahua, Plan Regulador de Ambato, Memoria Descriptiva, Plan de Mínima: 54,65). Pág.20.

La Ley de Protección de Patrimonio, como se ha mencionado anteriormente, ha protegido y evitado la pérdida de elementos arquitectónicos importantes en otras ciudades. Sin embargo, en Ambato, su aplicación efectiva comenzó apenas hace tres décadas, generando una disociación entre dos tendencias: una conservacionista y otra "modernista". Esta dualidad ha contribuido al deterioro del tejido urbano. Las ordenanzas municipales relacionadas con el control de edificaciones en el centro de Ambato (Consulplan, 1986) no han logrado integrar lo antiguo y patrimonial con lo contemporáneo, resultando en normativas generales que no consideran el patrimonio construido como un condicionante para regular este sector. El plan Ambato 2020, en su capítulo de Ordenamiento Territorial, propone tratamientos urbanos diferenciados por áreas, lo cual es acertado si se considera a la ciudad como un organismo dinámico y desigual. Sin embargo, no analiza lo construido ni los elementos patrimoniales que deben conservarse, priorizando en cambio intereses especulativos inmobiliarios. Además, el trazado urbano original, que aún se mantiene en parte del centro de la ciudad, carece de normativas que lo protejan, lo que ha llevado a la expansión de calles para "solucionar" problemas de tránsito, generando calles irregulares y desordenadas. Pág.22.

En el cantón Ambato, la tendencia a derribar edificaciones antiguas ha provocado la pérdida progresiva de los pocos inmuebles patrimoniales que quedan. La Constitución de 2008, en sus artículos 264 (Cap. IV), 381 y 382, establece la obligación de proteger el patrimonio tangible e intangible del país. De igual manera, la Ley de Patrimonio Cultural del Ecuador, protocolizada en septiembre de 2004, y la Ordenanza de Conservación del Patrimonio Cultural para el Cantón Ambato, aprobada el 31 de julio de 2001, exigen la preservación del patrimonio arquitectónico de la ciudad. Sin embargo, el crecimiento acelerado de Ambato ha priorizado la ampliación de calles y la movilidad vehicular, destruyendo sin consideración cualquier elemento arquitectónico o urbano que se interponga en este proceso. Arq. Hugo Hernán Paredes Vásconez. Incidencia de las Normativas de Preservación del Patrimonio Edificado y las Nuevas Construcciones en el Tejido del Centro de Ambato. UTA, 2011.

El 26 de julio de 2005, mediante el Acuerdo Ministerial No. 211, se declararon 186 edificaciones como parte del Patrimonio Cultural del Estado. Estas edificaciones y bienes urbanos se encuentran dentro de un polígono irregular delimitado por calles como Francisco Flor, Antonio José de Sucre, Pedro Fermín Cevallos, Juan León Mera, entre otras.

En 2018, la revista Ekos realizó una investigación sobre la satisfacción de los habitantes con su ciudad, colocando a Ambato como la segunda mejor ciudad para vivir en Ecuador. Este estudio destacó aspectos como servicios básicos, saneamiento, infraestructura, vialidad, espacios verdes y la calidez de su gente. Ambato obtuvo una calificación positiva del 77,9% de sus ciudadanos, destacándose en oferta educativa pública (62%, 2do lugar), servicio de luz (80,3%, 3er lugar), agua potable (79,4%, 2do lugar), calidad humana de sus habitantes (73,5%, 3er lugar) y aseo de la ciudad (60,5%, 2do lugar). Recuperado de: https://ame.gob.ec/ambato-la-segunda-mejor-ciudad-vivir-ecuador/.


https://ame.gob.ec/ambato-la-segunda-mejor-ciudad-vivir-ecuador/


Hasta aquí llegamos en este viaje por la historia de la hermosa ciudad de Ambato, a la que llevo siempre en mi pupila, sobre todo de mis años juveniles cuando residía en ella.

Quiero terminar esta primera parte, con las hermosas frases poéticas de mi amado padre, el Dr. Reinaldo Miño Vaca, quien fue un eterno enamorado de nuestra tierra:

"Por esa deuda que viene de tu arcilla y de mi sangre, de tu savia y mi latido, de tu río y mi memoria;

 

Por lo que me diste en tus nutrientes, por el día de ayer, de hoy y de siempre.

 

Por tu pasado que inspira y compromete.

 

Por tu vigor que vibra en el pétalo, el frutal y el molino.

 

Por tu volcán y tu cascada, tu grito y tu martillo.

 

Porque te he amado y te amo, madre generosa y pequeña, dulce y grande, eternamente dueña de un soplo enardecido de esperanza, por eso te dedico estas frases que pagan, en tan pequeña suma, el amor que te debo y me esclaviza a ti para llevarte en el lindero abierto de la idea, en los surcos del canto, de la pasión y del recuerdo".

 

Reinaldo Miño Vaca.  (Dedicatoria a Ambato en su libro: “Don Juan Montalvo, polémica y ensayo”).  (1990)



BIBLIOGRAFÍA

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