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viernes, 24 de julio de 2020

SEMBLANZA BIOGRÁFICA DEL DR. ALFREDO REINALDO MIÑO VACA








Alfredo Reinaldo Miño Vaca nace en la ciudad de Ambato el 3 de noviembre de 1924
cuando el Ecuador vive una etapa de gran inestabilidad económica, financiera y social produciéndose grandes manifestaciones de descontento social, que conllevarían a que el 9 de julio de 1925 se dé la Revolución Juliana.

A nivel internacional el triunfo de la Revolución Socialista en Rusia en 1917, y la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, causó un gran impacto en todo el mundo. En el Ecuador empezaron a surgir corrientes de pensamiento alineadas con el marxismo y la ideología de la clase obrera. Hechos que provocaron la formación del Partido Socialista del Ecuador en 1926 y de su seno, debido a contradicciones internas se formó en 1931 el Partido Comunista del Ecuador.

En esta década de los años treinta, a más de lo señalado, la contribución sustantiva de la izquierda ecuatoriana radica en su vigorosa presencia intelectual traducida en el mundo de las letras, de manera particular, así como en otras expresiones de la cultura. Esta afirmación, no obstante, en modo alguno, llena la actividad militante de la izquierda ecuatoriana como promotora de un pensamiento contestatario de los grupos sociales afectados por la crisis de esos años y como articuladora de las luchas sociales del naciente proletariado y de los grupos artesanales, entre otras acciones desarrolladas por la tendencia que en estos años se encontraba en pleno crecimiento orgánico y político. Lo que ocurre es que cuando se hace la valoración cualitativa de la izquierda en éste período se constata la formidable influencia que promovió esta tendencia en el pensamiento y en las ideas, a partir de “referir creadoramente”, desde la literatura y el arte, el mundo en el que vivían los ecuatorianos y al que, sin dilaciones, había que modificarlo para construir una sociedad justa y humana. Su mensaje pervive hasta hoy, más allá de cualquier coyuntura, y ese es su valor innegable que debe ser considerado inevitablemente al hablar de los años treinta de este siglo.  Rodas Chávez, Germán. )2000) La izquierda ecuatoriana en el siglo 20 aproximación histórica, Quito: Abya-Yala, p.42

Don Reinaldo Miño Altamirano fue su padre, señero y luminoso docente de los colegios Bolívar de Ambato, y Benítez de Pelileo del cual fue su Rector, además de formador de juventudes preparándoles para el examen de ingreso a los Colegios, así como el buen manejo del Castellano en cursos que daba en su casa. Su madre fue Doña Rosa Amelia Vaca López, madre ejemplar dedicada a cuidar su hogar, tuvo diez hermanos, debido a los tres matrimonios de su padre.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Luis A. Martínez, primero y luego, en la escuela Méjico, se caracterizó por estudiar con seriedad, por lo que de sus maestros recibió el encargo de ayudar a sus compañeros a repasar y realizar tareas.

Desde temprana edad manifestó la esperanza de construir una mejor sociedad como en aquella ocasión cuando contaba con doce o trece años en primer curso del Colegio Nacional Bolívar dio un discurso político en la gobernación, que mereció según recuerdos de su hermano Homero, la felicitación del gobernador manifestada en un fuerte apretón de manos y en el asombro de los presentes por su precoz sagacidad.

En 1940, había señalado ya, mediante fraude electoral, llegó al poder el militante liberal Alberto Arroyo del Río, quién en poco tiempo, gracias a la repartición de canonjías burocráticas, logró contar con el apoyo del partido conservador, el que inicialmente había cuestionado su triunfo. Arroyo del Río “derrotó” a Velasco Ibarra, quién se resistió aceptar los resultados de los escrutinios y, en     Rodas Chávez, Germán p. 44 tales circunstancias, fue apresado y desterrado a Colombia. Con el mismo sistema fraudulento Arroyo del Río obtuvo una mayoría abrumadora en las dos cámaras del Congreso Nacional.

El presidente electo representó los intereses “anclados en la región de Guayaquil y circunscritos al sector comercial bancario del capitalismo dependiente. Esta realidad desató agudas contradicciones entre la burguesía comercial bancaria( en el gobierno) y los terratenientes serranos e incipientes industriales( desplazados de él), no se diga con los sectores populares en la oposición de inmediato” Además Arroyo del Río expresó las expectativas de los sectores empresariales norteamericanos, de los cuáles fue su representante en el país y los que, en medio de la segunda guerra mundial, buscaron sacar el mejor provecho en el Ecuador especialmente al tener bajo su control las compañías de exportación de petróleo, las tierras de minerales y de recursos estratégicos diversos.  Rodas Chávez, Germán p.45

 Esta política entreguista y las contradicciones inter imperialistas entre los crecientes intereses económicos de EE. UU que empezó a desplazar al capital británico de América Latina, el descuido y la poca importancia que dieron los gobiernos al Oriente Ecuatoriano, provocó la invasión del Perú y el posterior cercenamiento territorial en 1942.


Sus estudios secundarios, los realiza en el Colegio Nacional Bolívar, en el cual se distingue, a los 17 años, en 1941, ganó el premio Ministro de Educación Pública en el Certamen Intercolegial, sobre la vida y obra de Eugenio Espejo, celebrado en Quito en el Teatro Sucre. Inicia su admiración por Eugenio CHUZIG ALDÁS, el genial indio, así como defendió su papel de Precursor de la Independencia.

En el año de 1941 el estudiante Reinaldo Miño Vaca se hace acreedor del premio Ministro de Educación Pública, en el debate intercolegial que se realizó en el Teatro Sucre de la ciudad de Quito entre estudiantes de los colegios Mejía y Bolívar. En: http://xn--equebolivar-0db.blogspot.com/p/historia.html HISTORIA. EL CENTENARIO TIENE HISTORIA


En el Colegio Nacional Bolívar de Ambato, conoce a Rosita Segarra Pérez, con quien vive un noviazgo largo y ejemplar que culmina en el matrimonio, a los 9 años de enamorados y permanecen juntos hasta el último día de su vida. El 12 de febrero de 1941 le dedica este verso:

Eres tú vida mía tan buena i tan hermosa,
completando tus gracias con el nombre que tienes
Pues que te llamas Rosa, nada mejor que Rosa
i porque eres la Reina de todas las Irenes.

Se traslada a Quito, en donde ingresa a la Universidad Central del Ecuador en la Facultad de Medicina, padeció estrecheces económicas pero su compromiso con el estudio y con la defensa de los intereses universitarios lo convierten pronto en un dirigente estudiantil.  Su buen aprovechamiento le vale para ser Ayudante de Cátedra en el Instituto Botánico, así como da clases en la Universidad Popular, junto a sus compañeros, con quienes, desarrolla procesos de capacitación en Primeros Auxilios y forman algunas generaciones de Auxiliares de Enfermería.

Sus ideales de justicia, solidaridad e igualdad de derechos para todos los seres humanos sin distingo de pertenencia étnica, social o de género le impulsaron tempranamente a ingresar al Partido Comunista del Ecuador, partido político en el que militó toda su vida, donde desarrolla cualidades de liderazgo y de fervor por la defensa de los más caros intereses de la patria y de servicio incólume a los más necesitados.

El 28 de mayo de 1944 se produce la rebelión militar en Guayaquil, la denominada “Gloriosa” con el apoyo de obreros, intelectuales, la clase media, en cuya participación un rol importante jugó la izquierda, se derrocó a Arroyo del Río, se forma la Alianza Democrática Ecuatoriana ADE), en la que convergen fuerzas de los distintos credos políticos e ideológicos del país.

El 6 de noviembre de 1944, a los 20 años de edad, escribe los siguientes versos que retratan la mísera situación de los obreros, fragmento de Disección:

El hijo del obrero se encamina
con angustia en los ojos, en el iris,
a ganarse su pan dentro la mina
i a sacar de ella, como pan, la tisis.

No te parece, niña mía, absurda
la artificiosa sociedad moldeada
sin equidad, con injusticia suma
en que es más infeliz quien más trabaja?

Reinaldo Miño Vaca, se gradúa de Médico, en 1950, fue el primer médico de la Cruz Roja en Pelileo en la época de su reconstrucción tras el terremoto de 1949, en donde desarrolla una importante labor de apoyo a la comunidad.  Fue también rector del Colegio Mariano Benítez de Pelileo, siguiendo las huellas de su Padre.

Posteriormente ejerce su profesión en Ambato, especializándose y autoformándose en Pediatría, cuya vocación y amor a los niños, le facilita la atención a este grupo, del cual, muchos guardan recuerdos de su primer médico y testimonian haber decidido seguir esta carrera, por seguir su ejemplo.  Luego ingresa de médico en el servicio de la Liga Ecuatoriana Antituberculosa (LEA) donde crea hitos en la atención ofrecida a los pacientes de esta patología que en muchos casos eran menospreciados por su condición social, ya que la tuberculosis siempre fue una enfermedad de los pobres.

En 1960, es elegido Concejal hasta el año de 1961, acompañando a Neftalí Sancho Jaramillo quién fue Alcalde de Ambato,

En 1962 a los 38 años de edad, se encuentra en Moscú, en donde recibe un tratamiento para el cáncer. Desde el hospital escribe las Cartas desde Moscú dirigidas a su esposa bien amada, en una de ellas dice:

Digan lo que digan los médicos, ya estoi sano.  Si
hai que morir, hai que darle a esa muerte menos
drama i a los últimos días mucha serenidad. 
Me han repetido varias ocasiones:  Puede ser cáncer!
Yo también lo sabía, con esta frase se podría
escribir un drama.  Pintar una tragedia.  Prefiero
simplemente vivir.  Contarte con fidelidad todas las
impresiones que he vivido, todas las emociones
que me embargan.
Además, es posible que el diagnóstico sea distinto.
¿Por qué renunciar a esa esperanza?

Es un convencido luchador por la Paz en el mundo, a pesar de su dura condición escribe convocando a conseguir la Paz:

¡Sí, vida mía! – Hai que luchar contra la guerra.  Hai que detener la mano criminal de los imperialistas.
Solo la paz abre las puertas al progreso humano.
Solo la paz permite ganar un futuro menos doloroso para nuestros hijos.
Hai que denunciar la guerra.
Hai que denunciar las maniobras de los monopolios que engordan a base del dolor de millones de hombres.
Tengamos fe en los pueblos.  Ellos impondrán su voluntad de paz sobre el empeño de los imperialistas que no se resignan a hundirse sin anegar en sangre i en lágrimas a todos los pueblos del mundo.

De julio 1963 a marzo 1966 mediante un golpe de estado toma el gobierno del Ecuador una Junta militar:

Después de quince años de vida constitucional se rompe nuevamente la institucionalidad democrática, a causa de los supuestos errores de Carlos Julio Arosemena Monroy el 11 de julio de 1963, la CIA fue la protagonista del golpe militar, quienes tomaron el poder para detener la ideología comunista que se estaba desarrollando en toda América Latina.  Lescano Taco,Cecilia.2013.p.18 INFLUENCIA DE LOS GOBIERNOS MILITARES EN LA ESTABILIDAD POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DEL ECUADOR DURANTE LOS AÑOS DE 1963-1979 http://www.dspace.uce.edu.ec/bitstream/25000/3326/1/T-UCE-0010-402.pdf

  La Junta Militar de Gobierno en el Ecuador se formó con la ideología anticomunista, de represión que había sido contagiada en el continente americano. La dictadura militar torturó a los miembros de tendencia de izquierda y el Partido Comunista del Ecuador fue clausurado por ser una amenaza a la seguridad del país.
Las líneas anteriores demuestran el carácter autoritario prepotente y abusivo impulsado por la dictadura militar, que en alianza con la iglesia pretenden apaciguar el descontento social. Ídem,  p.19
La Junta Militar “...mediante decreto especial expedido el 18 de julio de 1963 pusieron al comunismo fuera de ley, como también todos las organizaciones y actividades realizadas por este partido”9 para controlar las posibles sublevaciones que se realicen en contra de la dictadura militar. Ídem,  p.20

A Reinaldo Miño Vaca, y a su cuñado y compañero de lucha Jorge Isaac Sánchez les tocó también vivir la persecución, les obligaron a alejarse de su familia y de su tierra, se fueron al destierro en un viaje lleno de peripecias hacia Cuba. Mientras tanto la familia, también fue víctima del allanamiento de su morada, violentando la intimidad del hogar, sufriendo maltrato y destrucción de los enseres de su consultorio y domicilio, por parte de los soldados y delegados de la dictadura.

En su viaje de regreso del destierro, que lo hace debido a que su estado de salud había empeorado, ya que el año anterior fue operado y tratado en la Unión Soviética por un proceso canceroso, desencadenó una depresión profunda por la inminente cercanía de la muerte y el alejamiento de sus seres queridos. Cuando estaba de transito es retenido y recluido en una cárcel de Cochabamba, Bolivia, en donde lo mantienen por varios meses, cumpliendo la consigna de la contención del comunismo desatada en Latinoamérica por los Estados Unidos y la CIA en el marco de la guerra fría. 

Bolivia estaba gobernada por Víctor Paz Estenssoro quien ganó las elecciones como candidato del Movimiento Nacionalista Revolucionario, obtuvo la 2da presidencia de 1960 a 1964, este período estuvo marcado por intensas divisiones internas, sobre todo por la radicalización de Juan Lechín, quien impulsaba se profundicen las conquistas sociales de la revolución popular de 1952.

El 6 de agosto de 1964 asume su tercer mandato, no lo termina ya que fue derrocado por el general René Barrientos, quien de acuerdo con los servicios de inteligencia estadounidenses dio un golpe de estado, obligando a Paz Estenssoro huir al Perú. Instalándose en Bolivia un régimen represivo con los movimientos asociados con la revolución de 1952 y sus conquistas sociales.

En la cárcel de Cochabamba Reinaldo Miño Vaca, contrae una grave enfermedad pulmonar, además de que era sometido a tortura sicológica y a la violación de sus derechos humanos elementales como la exposición al frío al no darle cobijas o mantas para su abrigo y el precario acceso a la alimentación. Al ser atendido por un médico y al ser inquirido sobre su deteriorado estado de salud, les explica el curso y sintomatología de su enfermedad por su condición de médico, hecho que le valió posteriormente ser atendido por sus colegas bolivianos e internado en un hospital. Gracias a los médicos y enfermeras bolivianos, logra contactar con la familia, la que desconocía su paradero durante varios meses y se inicia la gestión para su regreso al país, consiguiendo llegar a su amada tierra en el año de 1964.

Luego de superada esta dura etapa continúa con su activa participación en la política, alcanzando una Consejería Provincial en Tungurahua.

Fue amigo, camarada y compañero de lucha de Pedro Saad, Enrique Gil Gilbert, Nela Martínez y de muchos otros, como Jorge Enrique Adoum, Jorge Icaza, de quienes guardó muchas anécdotas interesantes.

Durante el período de las dictaduras militares 1948-1979 impuestas por la CIA en América Latina,  para contener el avance de las fuerzas progresistas en la región, nunca dejó de luchar por la Solidaridad con los Países Latinoamericanos y su reclamo para el retorno a la democracia , como lo hizo en contra de la dictadura chilena, defendiendo y destacando la figura de Salvador Allende, así como apoyando a los chilenos que tuvieron que venir exiliados a Ecuador, y creó junto a otros compañeros, el Comité de Solidaridad con Chile, recabando fondos, haciendo conocer la verdad sobre lo sucedido en Chile y condenando las acciones de Pinochet y sus secuaces.

Durante esos mismos años y luego durante la vuelta a la época democrática del Ecuador, desarrolló un intenso trabajo de difusión y de promoción de la Amistad con la Unión Soviética, Cuba y Alemania Democrática, realizando eventos culturales de diversa índole tanto en Ambato como en Quito; creando varios grupos de jóvenes que practicaron la música, el teatro y la poesía con un mensaje de Independencia, Solidaridad y Paz entre todos los pueblos del Mundo.

Su lucha constante, acérrima y decidida le impulsó a dirigir su esfuerzo intelectual y consagrarse a defender: la paz, la amistad, la unidad entre todos los seres humanos en donde hombres y mujeres son iguales, y, a repudiar la injusticia, la desigualdad, el racismo y la guerra, leamos un fragmento suyo:

“Porque siempre hemos pensado que la lucha por la paz, es convertir las espadas en arados, los tanques en tractores, porque los hombres i mujeres de todos los continentes trabajemos en conjunto por la felicidad humana, esa es la tarea central de nuestra época “. (Reinaldo Miño Vaca, Ocho de marzo 2001, Ambato-Quito ocho de marzo de 2001). 

En la década del setenta es docente temporalmente en la Universidad Técnica de Ambato, en el área biológica. Reinaldo Miño, fue nominado por la izquierda como el candidato a la alcaldía en Ambato.

Su carácter jovial y sus dotes para las artes, así como su ingenio, siempre le facilitaron participar activamente en eventos sociales desde su juventud en que actuó en diferentes ocasiones representando a diversos personajes y haciendo comedias y obras de teatro para sus compañeros y maestros universitarios, así como en los círculos en los que se vinculó durante su vida, como los programas barriales y actos de los Colegios Profesionales, entre otros.

En el año 1982, se traslada a Quito, tras jubilarse de la función pública y se incorpora al Servicio Médico de la Cooperativa San Francisco de Asís, en donde se mantiene hasta el año 1991 en que se jubila y se dedica por entero a investigar y escribir, produciendo varias obras históricas, médicas y sociales.

El Dr. Reinaldo Miño fue miembro de número de: la Asociación de Historiadores del Ecuador, la Academia de Historia de la Medicina; la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la Sociedad de Pediatría, Colegios Médicos de Tungurahua y Pichincha; y de la Sociedad de Médicos por la Paz y Contra la Guerra Nuclear, de la cual fue su fundador y gestor de su creación.

Reinaldo Miño Vaca, fue un luchador incansable por la revalorización de la historia no contada en los libros tradicionales que glorifican más a la dependencia que a la independencia, es así como, emprendió varias gestas como la de reconocer y cantar la primera estrofa del Himno Nacional, criticó la celebración de las “fiestas de fundación española” de nuestras ciudades y proclamaba la necesidad de celebrar las raíces y la lucha independentista de nuestro País, como aquella iniciada por Eugenio Espejo el 21 de octubre de 1794, en que en ese día varios próceres, colocaron las Primeras Banderas Rojas en el Quito Colonial.

Con intensidad fue admirador de Espejo, en su doble faceta de médico, científico y de Precursor de la Independencia” … nuestro Chuzig genial, exaltador de la quiteñidad, que puso en octubre a flamear sus banderas rojas, SEAMOS LIBRES. CONSIGAMOS LIBERTAD Y GLORIA. SALVA CRUCE...”, razón que le impulsó a escribir sobre este duende inasible.

En homenaje a este hecho, escribe varias obras y propuso la celebración del “Día de las Banderas Rojas”, sin lograr llevarlo a cabo durante su vida.  Sin embargo, sus descendientes, haciendo honor a su Memoria y en un acto de homenaje a Espejo, inician esta celebración el 21 de octubre de 2006, con la ayuda de Miguel Mora, Secretario de Cultura del Municipio de Quito, quien auspicia el evento para que la Administración del Centro Histórico autorice la colocación de las Banderas Rojas en las Cruces de Santo Domingo, San Francisco y todas las que se encuentran en la “Calle de las Siete Cruces”, realizándolo en la noche del 20 de octubre o en la madrugada del 21 de octubre de cada año.

Admiró mucho a Bolívar, Sucre, Manuela Sáenz, a quiénes dedicó sendas páginas de apasionada investigación, y nos dice:

“Un día libertador, de nuevo, las fronteras mezquinas se borrarán del mapa
 Un día como en los primigenios caminos del hombre i de la vida el pan común habrá de nutrir al pueblo i acrecerán su dicha i esperanza
  Mujeres y hombres cantaremos un himno de paz i amistad cuando sepamos limpiar la tierra de luto y de miseria “(Bienvenidos, Deportistas Bolivarianos, Juan Abril, Ambato-Quito-Ecuador-2001).

 Como reconocimiento a su fecunda obra intelectual recibió las condecoraciones del I. Concejo Municipal de Ambato: “Pablo Arturo Suárez “en 1983 y “Juan Montalvo” en 1990. La Condecoración al Mérito Cívico en el año 2000 le otorga el Consejo Provincial de Tungurahua.

Reinaldo Miño Vaca, cierra definitivamente sus ojos en Quito, el 6 de julio de 2006, luego de una vida fecunda, humana y solidaria que aún después de su desaparición física, sigue dejando legados importantes para la historia, la medicina y la literatura.

En su despedida, en su tierra natal, Ambato, su pueblo le rinde el mejor de los homenajes, las Instituciones como la Casa de la Cultura, Núcleo de Tungurahua y el Municipio de Ambato, le abren sus puertas para ofrecerle su último tributo y descansa en el Cementerio Municipal, muy cerca de su Padre y su hermano Enrique, así como junto a Mentor Mera, su entrañable amigo y junto a otros personajes ilustres de nuestro querido Ambato.

Reinaldo Miño Vaca, fue un eterno enamorado de nuestra Ambato, en una declaración de amor se dirige a nuestra tierra y a sus seres humanos:

 “Por esa deuda que viene de tu arcilla i de mi sangre, de tu savia y mi latido, de tu río i mi memoria; por lo que me diste en tus nutrientes, por el aire de ayer, de hoy i de siempre. Por tu pasado que inspira i compromete. Por tu vigor que vibra en el pétalo, el frutal, i el molino. Por tu volcán i tu cascada, tu grito i tu martillo. Porque te he amado y te amo, madre generosa i pequeña, dulce i grande, eternamente dueña de un soplo enardecido de esperanza, por eso te dedico estas frases que pagan, en tan pequeña suma, el amor que te debo i me esclaviza a ti para llevarte en el lindero abierto de la idea, en los surcos del canto, de la pasión i del recuerdo. “(Reinaldo Miño Vaca,” Don Juan Montalvo, polémica y ensayo “, Editorial Claridad, Guayaquil, 1990, Dedicatoria, Quito –Ambato, 13 de abril de 1988; libro en el que exalta la señera y magistral figura del Juan universal).

Fue siempre un enamorado de sus raíces, de su matriz indígena, del Quito primigenio:

 “Quito es mi Patria, Patria ilímite, Patria irrenunciable donde un pueblo de alto valor universal, no por despreciado menos grande, forjó un camino de integración prodigiosa, creo un imperio lato i justiciero que derrotara el hambre i estableciera un régimen de solidaridad, colaboración y justicia “(Carta a mi General, Quito, 1 de diciembre del año 2000).

Una de sus facetas fue su hermosa poesía, admiró mucho a: Neruda, Darío, Mistral, Cesar Vallejo, César Dávila Andrade, García Lorca, y otros poetas, escuchemos un fragmento:

“VIAJE A LA LUZ

Dame, otra vez. Señor, dame del sandio, y dame nuevamente de atrevido. Voy a palpar tu luz y verso a verso declararte el amor con el que admiro a quién prendió luceros en la tierra con el milagro azul de su palabra.

Yo vengo de una tierra que cambia el verde de su verde clorofila con su roja pupila de volcanes. Que es plumaje de quinde y de papagayo. Que es desnudez floral en cada orquídea, y es marfil, cual Neruda lo diría, Fino sustento universal de la patata, orgullo de nuestras manos primitivas.

Vengo del aravico que cantaba antes de ser sumido en sombra y llanto. Y voy a acompañarte, verso a verso, saltando entre la fronda de tu canto, golpeando a los protervos y al tirano, al cruel y al perverso.

Fluyo hacia la bondad que hay en el hombre. Recaudo el arpa musical de los poetas… “(Federico García Lorca, Nuestra España, Quito-Ambato octubre 12 de 1998, CCE. Núcleo de Tungurahua, Imprenta Gráficos Unidos, Ambato, noviembre de 2003, pág. 141).   


OBRAS Y TRABAJOS ESCRITOS POR EL DR. REINALDO MIÑO VACA

1.     Simón Bolívar de la Primera a la Segunda Independencia.  Partido Comunista del Ecuador.  Ediciones El Pueblo.  Guayaquil, 1983.

2.     Tuberculosis, datos y comentarios.  Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito, febrero 1984.

3.     El Pensamiento Médico de Eugenio Espejo.  Universidad Central del Ecuador.  Facultad de Ciencias Médicas.  Departamento Publicaciones FFCCMM.  Quito, octubre, 1987.

4.     Juan Montalvo, polémica y ensayo.  Editorial Claridad.  Guayaquil, mayo 1990.

5.     Riesgos y Prevención de la Guerra Nuclear, traducción al español de las actas del Simposium Científico Internacional de Washington.  Universidad Central del Ecuador.  Facultad de Ciencias Médicas.  Departamento Publicaciones FFCCMM.  Quito, febrero 1991.

6.     Los Capítulos de Montalvo Proverbios, Selecciones y Léxico.  Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  Imprenta, Gráficos Unidos.  Ambato, febrero 1993.

7.     Juan León Mera y la Conquista. Honorable Consejo Provincial de Tungurahua.  Editorial Pío XII.  Ambato, 1993.
8.     Rumiñahui, Defensor de Quito.  Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito. Dos ediciones: 1990 y 1994. 

9.     El Día de las Banderas Rojas.  Fondo Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito, 1994.

10.  Eugenio Espejo y la Defensa de los Indios.  Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.  Colección País Secreto.  Imprenta Sistema Nacional de Bibliotecas.  Quito, 1995.

11.  Las Esclavas de Manuela.  Fondo Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito, 1999.

12.  Nuestros Dos Juanes y un Gachupín. Talleres Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  Ambato, agosto, 1999.

13.  Federico García Lorca.  Nuestra España. Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  Imprenta, Gráficos Unidos.  Ambato, noviembre 2003.

14.  Las Enigmáticas Banderolas Rojas de Espejo.  Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  Imprenta, Editores Siervo Pérez.  Ambato, Primera Edición, noviembre 2005.

15.  Discrepancias. Primera Edición.  Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  Imprenta, Editores Siervo Pérez.  Ambato, febrero 2007.

Otras publicaciones:

1.     Himno al Colegio Mariano Benítez de Pelileo.  1950.

2.     Cuento: Los Hurabarrios.  Revista Bandera Año I, N°1.  Ministerio de Educación Pública del Ecuador, Universidad Central del Ecuador.  Quito, abril 1952.

3.     Una Carta Biográfica: A una maestra de la Escuela “Reinaldo Miño”, En: Homenaje Profesor Reinaldo Miño Altamirano, Editorial Universitaria, Quito, 1975.

4.     Festival de la Paz, en Homenaje al XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.  Instituto Cultural Ecuatoriano Soviético, Núcleo de Tungurahua.  Editorial Atenas.  Ambato, 1978.

5.     Relato: Las cucarachas ciegas.  Publicado en revista Cuadernos del Tungurahua.  Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  N°24, Julio 1981.  Ambato.

6.     A Doscientos Años de las Reflexiones Médicas.  Ensayo publicado en la reedición del libro: Reflexiones Médicas de Eugenio Espejo.  Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito, 1985.

7.     Don Juan Montalvo y la República. En el Libro: Visión Actual de Juan Montalvo.  Ilustre Municipio de Ambato, Subsecretaría de Cultura, Fundación Friedrich Naumann.  Editorial Mendieta.  Quito, 1988.
8.     El pensamiento médico social de Espejo.  Ministerio de Salud Pública.  Quito, febrero 1992.

9.     1592: La Rebelión de las Alcabalas.  Corporación Imbabura.  Impresión Talleres Imbabura.  Ibarra, octubre 1992.

10.  Oficio a: Presidente de la República, Ministro de Educación Pública, Ministro de Defensa Nacional, Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En defensa de la intangibilidad e inalienabilidad del Himno Nacional, al que le fuera suprimida la Primera Estrofa, Quito, agosto 5 de 1993.

11.  Discurso pronunciado en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, por la Condecoración AL MERITO LITERARIO, en las XXIII Jornadas Literarias Vicentinas, 8 de diciembre de 1995.

12.  Eugenio Espejo: Hoy Mañana y Siempre, Artículo Editado por CCE, Quito, 1997.

13.  Conferencia: El Día de las Banderas Rojas.  Publicada en el Boletín de Informaciones Científicas Nacionales.  Nueva Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana.  Quito, septiembre 1997.

14.  Relato: La Jun Jun.  Publicado en revista Cuadernos del Tungurahua.  Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Tungurahua.  N°1, 1997. Valverde Editores.  Ambato.

15.  Mentor Mera y el Proceso Sociológico del Ecuador.  Universidad Técnica de
      Ambato. Ambato, 1998.

16.  Conferencia: Manuela Sáenz: Presencia y Polémica en la Historia.  Publicada en Procesos, Revista Ecuatoriana de Historia.  Universidad Andina Simón Bolívar, Taller de Estudios Históricos.  Corporación Editora Nacional.  Quito, II Semestre 1999.

17.  Ocho de marzo 2001. Intervención en Ambato, Ambato-Quito, Ocho de Marzo del 2001.

18.  Voces de América para el Libertador.  Publicación Independiente.  2001.

19.  Bienvenidos deportistas bolivarianos.  Ilustre Municipio de Ambato. Ambato, septiembre 2001.

20.  Mi Agradecimiento, Discurso pronunciado, por el galardón otorgado por el HCP de Tungurahua, Ambato, 3 de julio de 2002.

21.  Ensayo: La Maestría de Juan Montalvo.  Publicado en Revista del CONESUP. N° 2, AÑO 2002. Editorial Quipus, CIESPAL. Quito.

22.  ¿En broma o en serio?  ¿Amor por la dependencia o por la independencia?  Talleres Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Pastaza.  Puyo, 2002.

23.  Federico García Lorca, Umbral i la Raza, Artículo, Ambato-Quito, 15 de noviembre de 2002.
24.  Churusinguna, Para Raúl Pérez Presidente de la C.C.E., Quito, 21 de octubre de 2003.
25.  Innumerables artículos en revistas y periódicos
26.  Varios poemas, ensayos, obras de teatro y títeres, entre otras.


BIBLIOGRAFIA

1.     Ecured. Víctor Paz Estenssoro. 
2.     El golpe de Estado de 1964 en Bolivia. 
3.       Lescano Taco, Cecilia. 2013. INFLUENCIA DE LOS GOBIERNOS MILITARES EN LA ESTABILIDAD POLÍTICA, ECONÓMICA Y SOCIAL DEL ECUADOR DURANTE LOS AÑOS DE 1963-1979 

4. Miño Segarra Hermanos. Dr. Alfredo Reinaldo Miño Vaca. Resumen Biográfico entregado al Colegio Médico de Tungurahua - 2011. Y al Concejo Metropolitano de Quito.


5. Miño Vaca, Reinaldo. Ocho de marzo 2001, Ambato-Quito ocho de marzo de 2001
6. Miño Vaca, Reinaldo. Bienvenidos, Deportistas Bolivarianos, Juan Abril, Ambato-Quito-Ecuador-2001
7. Miño Vaca, Reinaldo. Federico García Lorca, Nuestra España, Quito-Ambato octubre 12 de 1998, CCE. Núcleo de Tungurahua, Imprenta Gráficos Unidos, Ambato, noviembre de 2003
8. Miño Vaca, Reinaldo. Carta a mi General, Quito, 1 de diciembre del año 2000
9.  Miño Vaca, Reinaldo. Don Juan Montalvo, polémica y ensayo “, Editorial Claridad, Guayaquil, 1990, Dedicatoria, Quito –Ambato, 13 de abril de 1988
10. Rodas Chávez, German. La izquierda Ecuatoriana en el siglo 20. Reseña Histórica https://digitalrepository.unm.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1092&context=abya_yala
11. http://xn--equebolivar-0db.blogspot.com/p/historia.html HISTORIA.


jueves, 16 de julio de 2020

SOCIEDAD, PENSAMIENTO Y ARTE: PINTURA Y ESCULTURA EN EL QUITO DEL SIGLO XVII






INTRODUCCIÓN

Este estudio fue presentado en el año 2003 a la Universidad Tecnológica Equinoccial y a la Universidad San Sebastián del País Vasco en el marco de los estudios del Doctorado Cultura, Estética y Valores. No se realizó mayores cambios a la versión original, salvo algunos añadidos más recientes.

Se parte de una visión crítica de la conquista y de la implementación colonial con los métodos que practicó en el siglo XVI y XVII España, que responden al contexto: de desarrollo del tránsito del feudalismo al capitalismo mercantilista al que llega Europa en el siglo XVI, con el advenimiento del renacimiento; de las guerras religiosas que se dieron entre católicos y protestantes como consecuencia de la Reforma y Contrarreforma, guerra que provocó entre europeos de distinto credo una creciente violencia que termino en verdaderas masacres de pueblos de ese continente como en la noche de San Bartolomé, esa violencia fue trasladada a América en donde a sus habitantes se los considero como infieles, salvajes y sin alma;  de la implementación de la Santísima Inquisición con la práctica de terribles torturas a quienes fueron declarados infieles, herejes, brujas (os), o de otra religión; con la paulatina expansión mundial de Europa que necesitaba abastecerse de materia prima  y la explotación de la fuerza de trabajo de los indios y de la implementación del trabajo esclavo de los africanos que fueron cazados como si fueran animales y trasladados en condiciones  infrahumanas a América; de que en España que transito lentamente   del feudalismo al capitalismo mercantilista y al renacimiento, había gran cantidad de religiosos y de militares entre otras causas debido al vínculo y al mayorazgo que se practicaban en la sociedad feudal.
No se trata por tanto de atacar a España como estado nación que termino de consolidarse en 1492 con la reunificación de gran parte de su territorio que estuvo en manos de los árabes, reunificación que tuvo también la reconquista no solo del territorio sino desplazar a la fe musulmana por la fe católica. La historia la escriben con su actuación social el aparato estatal de aquella época con su estructura económica, social, cultural, política, ideológica, religiosa y jurídica, así como personajes directos que participaron directamente en la conquista y la colonia, y los pueblos que mantienen su propia estructura fruto de la implantación de la forma estatal que asumieron las clases sociales como dominantes o dominados. 

En el trabajo, “SOCIEDAD, PENSAMIENTO Y ARTE: PINTURA Y ESCULTURA EN EL QUITO DEL SIGLO XVII “, se plantea como objetivo determinar las particularidades del comportamiento social, en sus aspectos material y espiritual, y como estos influencian en el arte quiteño, que en el siglo XVII alcanza su esplendor, y en el que se manifiestan en el imaginario religioso las esplendorosas formas de un nuevo estilo, el Barroco.


 Como Primer Tema, “LA SOCIEDAD COLONIAL EN EL QUITO DEL SIGLO XVII “, se trata sobre las formas de consolidación del aparato colonial como periferia de la metrópoli, la estructuración económica y social, en la que explotación de la tierra, las mitas y obrajes, la textilería, quiteña, se la hace sobre los hombros y dolor de los indígenas, así como de la paulatina incorporación del sistema de esclavitud de los negros.

   Se trata en un Segundo Punto “EL CONTEXT0 CULTURAL EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO EN EL SIGLO XVII “, como en el Nuevo Mundo, en el siglo XVII, continua la lucha entre el pensamiento racionalista, que somete todos los aspectos de la vida de la sociedad vista desde el análisis de la razón, y la realidad del contexto socio-económico y político con el pensamiento religioso.  

Por último, en un Tercer punto: “EL ARTE DE QUITO DEL SIGLO XVII “, se analizan las influencias que provocan el surgimiento del arte en Quito, como particularidad histórica, para tratar los autores y sus obras, que tanto prestigio dieron a la denominada: “Escuela de Arte Quiteña “.

LA SOCIEDAD COLONIAL EN EL QUITO DEL SIGLO XVII

ESTADO GENERAL DE LA REAL AUDIENCIA DE QUITO

En el Quito del siglo XVII, continua el proceso de etnogenesis, el componente español se trasluce sobre todo a través de la presencia de grupos familiares señoriales, organizados de acuerdo a la estructura del vínculo y el mayorazgo. Estaban garantizados los servicios de soldados, curas de los hijos posteriores al primogénito, así como el ingreso a los conventos de las hijas mujeres que no lograron mejor partido.

En América del Sur se forma paulatinamente la configuración étnica de sus componentes sociales.
Disentimos completamente con aquellos autores, que por la carga ideológica del europo-centrismo, o del desarrollo-centrismo, tratan de explicar el menor desarrollo de otros continentes que no son del Área de influencia de Europa y de los Estados Unidos de Norteamérica, debido al cruce entre las denominadas razas, se habla incluso de razas que no conservaron su pureza. ¿De que pureza se habla?, en un mundo en el que desde el paleolítico se cruzó, o acaso incluso no se produjo la mezcla entre los Neandertales y el Homo Sapiens, ¿qué pueblo o región del mundo conserva la pureza?, ni los denominados negros, blancos, y amarillos son puros.
Existe solo una raza mundial la del SER HUMANO, esto ha sido demostrado con el descubrimiento y explicación del genoma humano, el que es común a todos los seres humanos del planeta. Lo que se dio fue la adaptación a distintos medios ambientes, en donde se adecuaron a las distintas condiciones de altura, presión, humedad, temperatura, por lo que evolucionaron generándose distintos rasgos morfológicos y físicos que los diferencian.
El hombre es un ser natural y social, como ser natural conserva los rasgos de su pertenencia al mundo animal, manifestados en sus instintos, en la satisfacción de sus necesidades básicas: cobijarse de la intemperie, alimentarse, reproducirse. Del mundo natural y del social proviene el proceso de hibridación animal, vegetal y también el humano. En su famosa teoría de la selección natural y de la conservación de sus especies, Darwin ya demostró las ventajas genéticas de los híbridos, que reproducen en su código natural, las fortalezas de sus progenitores. Esta afirmación la hacemos no para tomar partido por la corriente del Social-Darwinismo, sino para graficar nuestra inconformidad con la clasificación que se hace de la etnogénesis de Ibero América, manifestándose comúnmente que “: .. fue el resultado de tres aportes: los amerindios, los blancos, y los negros. Estos distintos aportes raciales no mantuvieron su pureza, se mezclaron dando lugar a tres tipos característicos. Del cruce del blanco con el amerindio nació el mestizo, del blanco con el negro, el mulato y del indio con el negro, el zambo “, en las afirmaciones fatalistas de ciertos autores, que elevan al racismo como categoría de desarrollo o de subdesarrollo.
Hay otros que van más allá, y hablan de tercerones, cuarterones, etc.,  interrogamos: ¿acaso en la misma Europa y España no podemos encontrar estos mismos procesos?, para que se generen los pobladores étnicos de la península Ibérica, no se produjeron mezclas entre sus antiguos  habitantes y otros pueblos, es el caso de la presencia de los iberos, de los tartesios, de los romanos,  de los godos, de los que mezclados posteriormente van a generar las principales casas reales europeas, y de cuyo mestizaje surgirá el pueblo español; o las mezclas que se dieron después del 711 cuando los moros conquistaron los territorios de la mayor parte de la actual España, en la que permanecieron hasta 1492, por cierto introduciendo los rasgos de una civilización más avanzada, como por ejemplo en el desarrollo de las ciencias: Matemáticas, Medicina, Astronomía, Geografía, los moros establecieron las Escuela de Traductores de Toledo, cultivaron las ciencias provenientes de China, de India, de Grecia,  por citar las principales, de tal manera que luego de corto tiempo, los territorios ocupados por el califato de Al Andaluz, conocieron mayor esplendor económico que regiones similares de la Península Ibérica.
La mezcla que existe no determina el actuar del individuo en la sociedad, sino el lugar y su actuación en la sociedad, dentro de la relación de grupo dominante o de grupo dominado y de su capacidad de insurgencia.
En América, así como en España, existía un régimen de castas, que daban cuenta de una estructura jerárquica de la sociedad, en la que los lugares privilegiados los tenían los españoles peninsulares, los criollos; menos favorecidos eran los mestizos, los negros y los indios. Así mismo existían peninsulares pobres que ejercían junto con los mestizos las artes mecánicas, tan despreciadas por los hijodalgos, que consideraban una afrenta trabajar con las manos.
Sin embargo en los transcurridos cien años de la conquista, era práctica permitida, el que españoles se casen con indias de abolengo real,
... ” Existieron varones indígenas o con sangre india en las venas, los que se destacaron en el período colonial como escritores o artistas, tal el caso de Ruy Días de Guzmán, Juan de Espinosa Medrano o Miguel Cabrera. Unos de ellos portaban con orgullo y hasta con ostentación sus nombres indígenas: Inca Garcilazo de la Vega, Juan Zapata Inga (es decir noble), Tito Cusi Yupanqui (protector del trono de los incas), Hernando Alvarado Tezozómoc (hijo del emperador azteca Cuitláhuac), Fernando de Alba Ixtlilxochitl (descendiente de los reyes de Texcoco), Felipe Huaman Poma de Ayala “.”. (Ureña, 1980, Págs. 56-57).
En Quito,
“... encomenderos y conquistadores habían mezclado su sangre con la nobleza incaica. Diego de Sandoval antes de casarse en Popayán con mujer española, dio su mano en Quito a una coya, hija de Guaina Cápac. Rodrigo de Salazar se casó con Ana Palla, hija de Mango Inga. Diego Lovato aceptó por su mujer a Isabel Jarapalla, cuzqueña una de las más distinguidas mujeres de Atahualpa...” (Fray. Pedro Vargas, s/f, Pág.17).     
El aparato estatal y administrativo estaba totalmente dominado por peninsulares, su acceso estaba controlado por varios mecanismos, dentro de ellos se hallaba el de la “Probanza de Sangre “, que consistía en demostrar que se tenía sangre de España. Esto más de una ocasión, causó que los peninsulares a los americanos que querían demostrar esta circunstancia, le decían: “ ...de que pureza de sangre hablas, ya que en América, el que no tiene de inga ( indio), tiene de mandinga ( negro) y, el que no toca tambor... tira flecha...”                            
La estructura social de castas, tenía gran rigidez: se decía chapetones  a los nacidos en España, y a los de progenitores españoles pero nacidos en América, se les denominaba criollos.
Poseer títulos de nobleza, conde o marques, o ser regidor, capitán, alférez real, generalmente obtenidos a cambio de grandes remesas de dinero que se pagaban en España, determinaba ventajas de carácter social y económico para acceder a los medios de producción coloniales.
El régimen de discriminación racial era marcado:
En la ignorancia i abatimiento á que vieron reducidos los colonos, i con la costumbre introducida poco después de la conquista de que los vencedores gozasen de los fueros de nobleza fácil fue instilar en los vencidos la idea de que el color blanco ennoblecía la sangre, i de que los españoles todos, sin mas que ser tales, eran nobles por antonomasia. De allí provenía esa propensión de los criollos a buscar títulos como prendas que supliesen la falta de origen español, que era la mas segura ejecutoria; de allí provenían sus atrasos en las artes y oficios mecánicos, porque no hubo tal vez cuatro artesanos españoles que viniesen a seguir con sus oficios...” (Cevallos, 1870, Pág. 338).       
Inclusive esta tendencia de ennoblecimiento se genero no solo a los humanos, sino que por extensión se trasladó también a las cosas que provenían de España, las que solo por serlo se las tenía por buenas, como por ejemplo la costumbre de decir: “bayeta de Castilla a la de pellón, caña de Castilla a la de azúcar, cera de Castilla a la de abejas, arroz de Castilla, canela de Castilla, alumbre de Castilla, etc., etc., aun cuando estas producciones fueran americanas, asiáticas o africanas...”. (Cevallos, 1870, Pág. 340-341).
Durante el primer tercio del siglo XVII, el poder colonial español se había consolidado gracias al auge económico de la explotación de mano de obra de los indios, negros, mestizos y españoles pobres, que trabajaban en las estancias, las encomiendas, las mitas, los obrajes, las minas; la producción de oro de las minas de Zaruma, Zamora y Portovelo era todavía alto; y dominante el papel de la Iglesia, y su alianza con los monarcas españoles que recibieron del Papa bajo la forma de Patronato sobre la Iglesia en el Nuevo Mundo, el encargo de participar activamente en la vida diaria de los religiosos, es decir la capacidad de intervenir desde el culto hasta el control de quiénes venían como sacerdotes  a estas tierras. En el XVII, en la Real Audiencia de Quito existían esclavos negros que trabajan en lugares donde la población indígena estaba mermada y en ciertos lugares subtropicales de la Sierra, y en la costa.
Debido a la creciente participación de la iglesia a través de sus distintas ordenes religiosas en las encomiendas, mitas, batanes, estancias, obrajes, aglutinó un inmenso poderío económico. La competencia y rivalidad entre las distintas ordenes monacales en el control: de la institucionalidad mediante el culto y la liturgia, el acceso a la cultura, el acaparamiento de bienes terrenales empujó a enfrentamientos y rivalidades crecientes que terminarán con la expulsión de los jesuitas, que fueron acusados de acumular ingentes riquezas, y de tener tierras a todo lo largo y lo ancho de la Real Audiencia de Quito.
Hacia 1592 se produjo en Quito la Rebelión de las Alcabalas como consecuencia de la publicación de la Real Cédula emitida por Felipe II que exigía el pago del impuesto de las alcabalas.
El Cabildo de Quito se opuso radicalmente al cumplimiento de este nuevo impuesto, resolución que fue apoyada totalmente por el pueblo de Quito, que se tomo la ciudad; sin embargo, debido a la llegada de tropas de Lima fue duramente sofocada.
A comienzos del XVII se inicia la administración del Presidente Miguel de Ibarra, quién continua el poblamiento y fundación de ciudades españolas, como la ciudad que lleva su nombre, establecida en 1606. Se expanden las redes de conventos y templos católicos, y se fortalece el papel del Astillero de Guayaquil.
La producción textil alcanza gran auge, franelas, bayetas se venden en Buenos Aires, Lima, Popayán y Panamá en donde tienen gran acogida, debido a su gran calidad y variedad de colores, “... se remitían a una gama de azules; y a otros colores como aceitunas, verdes, pardos, o los llamados pez de ratas, capa de rey, capa de duque, hojas de olivo, pardos; y a mezclas de colores que producían rojos nogales, entre otros. Aunque en menor número se labraron también paños de otros colores denominados alas de mosca, almendrucados, alas de cuervo, celestes, florentines...” (Soasti, 1991, Pág. 15) 
El Presidente de la Real Audiencia de Quito Antonio de Morga gobierna de 1615 a 1636. En este período de tiempo, se instituyen centros de educación superior como la Universidad de San Gregorio Magno, más antigua es la de Santo Tomás de Aquino. Todo esto, empero se dio en medio de un clima de enfrentamiento entre el poder civil y el eclesiástico y la lucha entre religiosos criollos y peninsulares por el control de las órdenes religiosas. Las obras de arte de la denominada “Escuela Quiteña” gozan de gran prestigio, exportándose obra y artistas a Bogotá, Lima. El 8 de agosto de 1621 los Jesuitas fundan la Universidad de San Gregorio Magno en Quito.
La Real Audiencia de Quito, sufre el embate de fenómenos naturales menos favorables, como la erupción del Pichincha, el terremoto de 1692, que destruyó Latacunga, así como el de 1698, que la provocó serios daños igual que a Ambato y Riobamba.
En 1621 muere el Rey Felipe III, acontecimiento que, mediante manifestaciones luctuosas, tienen lugar en América, le sucede su hijo Felipe IV.
Debido a la crisis económica de los años setenta del XVII, el monarca español dispone que no se establezcan nuevos obrajes y batanes, la que es cumplida en Quito por el Presidente Munive en 1678. La última década del siglo, en 1681 existían cerca de doscientos obrajes que explotaban a treinta mil trabajadores.
Se produce una gran diferencia entre la misérrima vida de los indígenas, negros, mestizos y españoles pobres que contrasta con el modo de vida de lujo y ostentación de los grupos dominantes que viven con pompa, a comienzos del siglo XVII, existen relaciones que describen el desmedido lujo con el que viven en Lima y en Potosí. En la calle de los Mercaderes, en Lima, se compraban sedas chinas, porcelanas, joyas en grandes cantidades.
Los peninsulares que disfrutaban de las rentas que les producían las encomiendas, las estancias, las mitas, los batanes, los obrajes, se divertían con la corrida de toros, con el juego del boliche, asistiendo a las procesiones religiosas. Festividades que presenciaban los mestizos y el denominado pueblo llano. 
Estas manifestaciones de desmedido lujo, en Quito se hacían evidentes en actos oficiales conmemorativos de tal o cual acontecimiento, como en 1612 cuando tuvo lugar la traslación de los sellos reales del antiguo palacio presidencial al nuevo, hecho que se convirtió en una verdadera fiesta, en la que los cabildantes y miembros de la Real Audiencia acudieron con sus más finos y elegantes trajes, como el de los regidores que:

“...concurrieron con trajes de damasco carmesí i con gorras de la misma tela. Los sellos reales fueron conducidos por un caballo blanco galantemente enjaezado, i le llevaban bajo de palio, siendo los miembros del ilustre ayuntamiento los que cargaban las varillas del dosel sagrado... “Cevallos, 1870, Pág. 341).     

La corona española estableció barreras comerciales entre las distintas colonias americanas, pero el comercio continuó pese a la imposición de gravámenes e impuestos. La red internacional de comercio incluía Manila a Acapulco y de ahí a Panamá, Guayaquil y Callao. En las memorias de un judío portugués de la época se lee:
"Todos comercian, de virrey a arzobispo, comercian en secreto o con socios secretos". (5William Lythe Schurz, The Manila Galleon, Manila.Historica Conservation Society X. 1985, p. 537,en:http://groups.yahoo.com/group/SephardicForum/message/5374).

Las mercancías que se negocian son, de España se trae aceite, vino, vinagre, botijas, aceitunas y lienzos; de la Real Audiencia de Quito alquitrán, brea, copal, achiote, carne salada, cera, bálsamo, vainilla, sebo, palo de tres tintas, miel, piedras de moler, añil, azúcar y cacao. 
Fallece Felipe IV, le sucede en el trono su hijo Carlos II que tenía cuatro años de edad, asume la tutela su madre doña María Ana de Austria con la colaboración de una junta, el principal es el favorito don Gaspar de Guzmán, Conde- Duque de Olivares, que mediante agresivas campañas diplomático militares pretendió que la casa de Austria dominara á Europa, en respuesta se formó una alianza en contra de España.
Internamente se produjeron serios acontecimientos como las rebeliones de Cataluña, Los Países Bajos, Holanda, Nápoles y Portugal, hechos que provocan la paulatina decadencia de España. Razón por la que, Felipe IV se vio obligado a reconocer la independencia de Holanda y de Portugal; debido a la falta de control militar, los que no los podía ejercer la metrópoli, dejan a la Isla de Jamaica bajo dominio de los ingleses y otras bajo el de Francia.
En España el siglo XVII estuvo marcado por agudas crisis de carácter político, militar, económico y social, que afectaron la estructura del Imperio Español en Europa. El conde-duque de Olivares valido de Felipe VI, debido a la agresiva diplomacia que ejercitó, provoco que España participe en la denominada guerra de los Treinta Años sufriendo marcados reveses militares. A mediados del siglo, por la incursión sobre todo de Francia, el imperio paulatinamente perdió todas sus posesiones territoriales en Europa.
Mientras que, en América, la corona española bloqueaba toda iniciativa de progreso, como cuando se planteó en 1614 construir un camino que conectara Quito con Bahía de Caráquez, hecho que encontró la oposición real; igual ocurrió en 1615. Otro proyecto que mejoraba las comunicaciones y el transporte, que igualmente no obtuvo autorización fue el del camino a Esmeraldas, esto en 1680.
            La situación de los criollos, si bien era privilegiada al poseer, tierras, encomiendas, mitas, batanes y obrajes, en cuanto se refiere a las aspiraciones políticas de acceder a puestos principales en la Administración Colonial, era difícil sino imposible debido a las innumerables trabas que ponían los peninsulares, y a los nombramientos que se hacían desde la metrópoli, ya sea para el sector público como para el religioso:
“...esta observación es aplicable a toda la América Española, pues en el rejistro de cuantos virreyes la gobernaron en una serie de trecientos años, i con todo que estaba dividida en cuatro virreinatos, solo se hallan cinco americanos; cuatro en Méjico, i uno en Buenos Aires. En cuanto a nuestra patria, solo tuvo un presidente patricio, aunque dio algunos pocos para otras presidencias y capitanías jenerales. Habia, es cierto, muchos empleados americanos en casi todas las oficinas públicas, pero todos subalternos, nunca superiores...” (Cevallos, 1870, p. 328)    

LA RESISTENCIA INDÍGENA SIGLO XVII

A lo largo del siglo XVII, en todas las colonias de España, en Norte, Centro y Sudamérica, los indígenas se sublevan debido a la extremada explotación que sufrían, al despojo de sus tierras y a las condiciones misérrimas de su existencia. Sus exigencias van más allá de lo meramente económico y social, ya que buscan reivindicar sus derechos, sobre todo el de la tierra de sus ancestros.

Eran la fuerza de trabajo que movía la producción colonial junto a la esclavitud de los negros, eran obligados a la servidumbre de la encomienda, la mita, las minas, los batanes y los obrajes, a la aparcería y el inquilinaje.

Indígenas y mestizos eran sometidos al sistema de jornalería, en el que mediante un sistema de explotación a través de las deudas acumuladas mediante los productos que se vendían por los españoles, se fue originando generaciones de deudores, los que, a más de no recibir nunca su jornal, debían devengar las obligaciones asumidas y aumentadas en los libros de rayas, en los que se anotaban inescrupulosamente las deudas. Un sector pequeño se dedicó al comercio y a la artesanía.

A las clases menos favorecidas el sistema colonial impuso la violencia de clase y la opresión étnica.

Las grandes rebeliones indígenas demuestran la enorme vitalidad de su etnia, que busca afirmarse dentro de un contexto de extrema violencia social y cultural.

Entre sus planteamientos se encuentran, la defensa de sus tierras, la protección que buscan al negarse a aceptar nuevos tributos, la oposición a la desmedida explotación y a la extrema violencia cultural a la que son sometidos.

Para graficar esta violencia, eran distintas las penas a las que eran sometidos españoles e indios, ante el incumplimiento de las ordenanzas, tal el caso que en las “Primeras Ordenanzas del Cabildo, Justicia y Regimiento de la Villa de Villar Don Pardo” (Riobamba), emitidas en 1623, se dispone que:
“.... mandamos que de aquí en adelante ninguna persona español ni indio no corten en el dicho monte tirante, umbrales ni tixeras ni otra madera alguna, salvo si fuere la leña, sin licencia y mando de este Cabildo, so pena que lo contrario hiciere caiga e incurra, si fuere español en cincuenta pesos de plata marcada de pena y la madera y herramienta perdida, aplicada a la tercería parte para la Cámara de su Majestad y a la tercería para reparos de esta Villa y las calles de ella, y la otra tercería para el denunciador, y si fuere indio o cacique el que incurriera en el suso dicho, tenga perdida la dicha madera y herramienta y bueyes con los que traxeren, según dicho es,  Y MAS QUE LE SEAN DADOS CINCUENTA AZOTES A LOS INDIOS, en el mercado de ella, Y A LOS CACIQUES DIEZ DÍAS DE PRISIÓN...”, ( Costales Samaniego, 1956: Pág. 22).

Además de la explotación directa de las autoridades y de personas naturales españolas, la iglesia a través de sus frailes, exprimía aún más a la escuálida economía de los indígenas, ya que cobraban a principios de cada año por sus servicios religiosos en las doctrinas, el CAMARICO que consistía en:
“Cincuenta carneros, cincuenta fanegas de trigo, cuatrocientas gallinas y doze cargas de sal y cien fanegas de maíz y la yerba y la leña que han menester “. (Costales Samaniego, Fernando Daquilema, Llacta, 1956: Pág. 23), esto lo tenían que pagar todos los indios desde los 16 hasta los 55 años.

Esta era la situación en todo el territorio de la Real Audiencia de Quito, como nos lo demuestra la: “Ordenanza del Corregimiento de Otavalo y lo que se debe observar para el buen régimen de las indias
“, en la que se mandaba que: “los indígenas varones de Otavalo, Cotacachi, Tontaqui, Intag, Tulia y San Pablo, que eran 2781 indígenas, debían pagar anualmente 11124 patacones de a ocho reales cada uno, 5572 mantas blancas de algodón de cuatro hilos de 2 varas de ancho y 5562 aves de castilla “(Zubritski, Los estereotipos etno-sociales-sicológicos y su papel en las relaciones interétnicas en el área Otavalo-Cotacachi, en Sarance, Nº 14, Agosto, 1990, Pág. 21).   

El Decreto expedido por el Virrey del Perú Velasco en 1604, prohibía que se emplee a los indios como bestias de carga, disposición que fue rechazada por:
“...el cabildo i los nobles, i particularmente los encomenderos, se opusiesen al cumplimiento de tan inhumana providencia. I todavía es de estrañarse más que tambien se opusiese el piadoso obispo López Solis, diciendo que la libertad, como quería concederse, no era razonable, porque nunca es buena para el vicio i el pecado; i que desaparecería la población de españoles, porque estos miraban como cosa indigna el dedicarse a los trabajos necesarios para la vida”( Cevallos, 1870, Pág. 330);  otra ves está presente la resistencia al trabajo con las manos, al desempeño de las artes y oficios, las que estaban destinadas a los plebeyos españoles, mestizos e indios.     
       
 Era tan aguda la opresión de los, indígenas ya que además de cobrarles tan inhumanos tributos, les obligaban a trabajar sin salarios ni recompensas, por lo que sus caciques, en sus escritos, decían:
“Somos tan esclavos que aun de los que son, esto es de los negros recibimos los mayores ultrajes i agravios; i si V.M. nos viera el lastima en que vivimos, no dudamos que lloraría sangre. “(Cevallos, 1870, Pág. 330).

Las festividades religiosas eran también motivo para explotar a los indígenas, hecho que producía la fuga de los pobladores, como lo hacían los del pueblo de Guano,
“…desobligados i aburridos de los curas doctrineros que los empobrecían con repetidos impuestos. Exijian dos reales por cada solar de tierras que poseian, a pretesto de que tenian la obligación de suministrar leña en la celebración de ciertos actos religiosos. Las calles i afueras del pueblo estaban llenos de cruces, i los obligaban a que mandasen decir misa a todas ellas [pasaban de sesenta] cobrando a seis pesos por cada una. Las indias contribuian con un huevo todos los días de doctrina (dos por semana), bajo pena de azotes si faltaban...” (Cevallos, 1870, p. 342).    

De igual forma se obligaba a los caciques que se sometieran ellos y los indios a la voluntad de los curas para su adoctrinamiento:
“...y tambien dijo que en el dicho pueblo de tumbaco esta nombrado cacique principal a andres guallichicomin.... y que el sobre dicho además obligación que tiene de acudir al servicio de la iglesia del dicho pueblo de la que a de tener que enseñar y e hacer venir a los niños de los caciques principales y de los demas indios de los pueblos que tienen que acudir a la escuela todos los días desde las siete de la mañana hasta las once y desde las dos de la tarde hasta las cinco sin falta…”   

Durante el siglo XVII, tiene lugar el continuo proceso de apropiación de las tierras de comunidades indígenas, tal el caso de las que estaban ubicadas en Cayambe, así como se reducen las parcialidades indígenas. 

Para controlar, someter a los indígenas a reducciones, poder catequizarlos mejor, extraer los tributos, existen testimonios que dan cuenta de que hasta el siglo XVII, sobrevivían varias lenguas diferentes del quichua:
“...y para que los caciques e indios del dho pueblo de Cumnbaya, las indias mujeres, muchachos y muchachas lo entiendan, mando se les haga saber por interprete de la lengua general del inga y por otro de la lengua materna ...” ; más adelante indica: “...Estando los indios e indias congregados, se les hizo conocer el auto de la visita, por vos de Juan Cabezas indio que hacía oficio de pregonero, lo dijo en la lengua española y luego se dio a entender en la lengua del inga y en la materna de este dicho pueblo ( Archivo Nacional de Historia Quito,  ANH-PQ-I Caja 5-I.  1640-1650, 1645 fol. 2, 2^, 3, 2 de agosto de 1645).

Esta visita se hizo por disposición del Lcdo. Francisco de Prada Oidor y Visitador General, quién dispuso se realice la Visita y Numeración de los indios para la cobranza de tributos, para lo cual se dan disposiciones para que se realice dicha Visita:
“ante el escribano mayor de visitas Andrés de Sevilla, se dan indicaciones de que los oidores, cobradores de tributos, encomenderos, diezmeros, sepan la forma en que se realice la visita general...” (Archivo Nacional de Historia Quito, ANH-PQ-I Caja 5-I. 1640-1650, 1642 fol. 13 -14, mayo de 1642).    

Sin embargo, existían indígenas que no querían ser desplazados a otros pueblos, por lo que se quedaban en sus tierras, como lo testimoniaron   Fernando de Anaguano, cacique principal del pueblo de Nayon y don Cristóbal Oña, Gobernador del dicho pueblo de Nayon:
“.... decimos que, en este pueblo de Cumbia ay una parcialidad de muchos indios..., los cuales estan naturalizados en el con sus mujeres e hijos, con sus chacaras y casas, de más de cincuenta años a esta parte, por lo cual nunca se han podido reducir a dicho pueblo de Nayon, y asi se han numerado con los señores visitadores pasados en la numeración de dicho pueblo de Nayon y con claridad de decir estan en Cumbayá como consta de la visita pasada” .....” y por esa causa para las mitas y cobranzas de tributos padecemos muchos trabajos porque no estan en el dicho pueblo...” (Archivo Nacional de Historia Quito,  ANH-PQ-I Caja 5- I. 1640-1650 fol 15^; 16 y 16^, 22 de agosto de 1642).  Más adelante piden nombrar a Sebastián Collaguaso, natural del pueblo de Cumbayá, como cobrador de tributos para ese pueblo. 

Los cobradores de tributos violentaban las disposiciones que se daban, como la de no entrar a las casas de los indígenas, y los explotaban a más de extraerles los impuestos:

“Porque en la tasa general de dicho pueblo de Tumbaco está señalado al padre doctrinero, el estipendio y camarico para su conjuro sustento y para la çera y papel del monumento del dicho pueblo y asi mesmo el salario del corregidor... “.
“..... los diezmeros han agraviado a los indios, cobrándolos en especie, entrándose en las casas, en animales y prendas, en mas de lo que debían pagar...” ...” los mayordomos y diezmeros no deben cobrar en las casas, sino en la puerta de la iglesia...”. (Archivo Nacional de Historia Quito, ANH-PQ-I Caja 4, 1643, fol. 1,2, 2^, 23-02-1643).           
    
Se explotaba también a los esclavos negros que se introdujeron en América debido al declive de la población indígena.
Al inicio del siglo XVI, mientras la vieja Europa andaba imbuida en las grandiosas creaciones del Renacimiento, al otro lado del mar, en lo que los europeos habían denominado el Nuevo Mundo, se produjo una convulsa conquista en donde sus habitantes naturales sufrieron una catástrofe demográfica motivada por las guerras, las epidemias y la explotación económica desmedida que impusieron los hombres del viejo continente5. Después de la conquista, se dio paso a una paz relativa en 1542 con la aplicación de las leyes Nuevas, que prohibieron al menos de manera oficial, la esclavitud de los indígenas, que fue con quienes se inicio la trata humana en América, en los primeros treinta años del proceso de conquista y occidentalización.
Al mismo tiempo, en la costa oeste de África y como resultado de conflictos políticos y nuevos proyectos económicos, cantidades ingentes de trabajadores eran vendidos como esclavos en las plantaciones de azúcar de las islas portuguesas de Sao Tomé, Madeiras y Príncipe. Desde pequeños y medianos comerciantes, pasando por un grupo de firmas comerciales y casas de bancos europeas, como la Real Compañía de Guinea y la South Sea Company, se apresuraron a instaurar grandes compañías de compra y venta de mano de obra esclava que veían inmensas posibilidades en el mercado que se abría al otro lado del océano6.
El declive continuado de la población amerindia a lo largo de todo el siglo XVI y el siglo XVII, que en algunos casos llegó a suponer la desaparición de más del 70% de la población, sobre todo en las zonas de clima caliente como el Caribe, permitió que el movimiento esclavista, como afirma Rina Cáceres, fuera revertido de África a tierras americanas7. Las rutas de ingreso de este tráfico humano fueron múltiples, pero hay que distinguir entre centros de empleo masivo, verbigracia minería del oro y plantaciones, y de redistribución, donde estaría el caso de Cartagena de Indias. Los puntos de entrada se extendieron a lo largo de todas las costas americanas y en especial las del mar Caribe8. Los estudiosos de la trata interoceánica han señalado que los hombres africanos esclavizados salieron de cuatro regiones principalmente y sus respectivos puertos, que fueron cambiando al mismo tiempo que los actores de la trata, portugueses, holandeses, ingleses y por último franceses: la costa del oro, la bahía de Benin, la bahía de Biafra y el África centro occidental9. (Vidal Ortega, Antonino; Elías Caro, Jorge Enrique, 2012).

A fines del XVII en la presidencia de Quito, se continuaba con la trata de negros, información que se desprende de la acción de los piratas, como el ataque de 1684, que hicieron los capitanes Swam y Eduardo David a Guayaquil y a la isla de la Puná, y que nos demuestra la permanencia de la práctica de la trata de negros, que persistía en aquel tiempo, cuando capturaron dos barcos negreros, contando con mil negros entre mujeres, varones, niñas y niños.

EL CONTEXTO CULTURAL EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO EN EL SIGLO XVII

El contexto cultural lo veremos, a través de la situación de la educación pública, el contenido de la ideología religiosa, las manifestaciones artísticas, las que, en el siglo XVII, adquieren distintas connotaciones debido a la paulatina consolidación de la sociedad colonial, que se desenvuelve con sus contradicciones internas y externas.

EL SURGIMIENTO DE LAS UNIVERSIDADES

Antecedentes para la fundación de universidades, fue el establecimiento de los Colegios, el más antiguo que lleva el nombre de San Juan Evangelista data de 1551 fue obra de los sacerdotes flamencos, bajo la dirección de Fray Jodoco Ricjke. En 1568, la institución educativa particular religiosa fue transformada en el Colegio San Andrés de Patronato Real, el que fue regentado por los franciscanos hasta febrero de 1581. Ese mismo año la Real Audiencia encargo la administración del colegio a los agustinos, el nuevo plantel recibió el nombre de San Nicolás de Tolentino.  
 Mientras tanto el obispo de Quito, Pedro de la Peña argumento en un escrito al Rey, de 15 de febrero de 1570, la necesidad de crear una Universidad en Quito. De igual manera el Cabildo lo hizo en sesión de 15 de agosto de 1576. Se comisionó al Padre Alonso de Herrera en 1580, para que presente esta petición a la corona española. En 5 de agosto de 1580 se expide la Cédula Real que entre otras cosas decía que es necesario el estudio de las ciencias: “...es grande el numero de hijos de españoles...pues no de otra manera no puede ser republica con la pulicia y modo de vivir que conviene...”. La Real Audiencia por fin en 5 de noviembre de 1581 emite el informe favorable.     
Uno de los primeros investidos que realiza pedidos de contar con universidad en Quito, es el dominico Fray Pedro Bedón, quién fue maestro de teología en esta ciudad durante cuatro años, y dos en la universidad de Bogotá, hace una petición a Felipe II argumentando la necesidad de abrir Universidad en Quito:
“Siento en mi conciencia, le decía que acierta Vuestra Majestad muy mucho en conceder a esta Provincia de Quito estudios generales, poniendo Universidad en esta ciudad, que es del temple acomodado y muy proveída de bastimentos, fértil y sana...”. (Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 69-70).
A fines del siglo XVI, en 1589 se abrió en Quito el primer curso de filosofía, que se impartía junto a la enseñanza de letras humanas, latinidad y teología.
En 12 de octubre de 1594, el obispo Señor López de Solís, en carta al Rey, le informa sobre la creación del Seminario y Colegio de San Luis, al cual asistían cuarenta estudiantes. Al inicio cuando estuvo ubicado bajo dependencia de la Casa Parroquial se enseñaba Gramática Latina, la música, el canto llano, y el contrapunto, para más tarde bajo la dirección de los jesuitas que introdujeron el estudio de la Teología Moral, la Filosofía. Esta institución como colegio dio cabida a educandos provenientes de Popayán, Panamá ya que era un centro en donde se preparaban jóvenes que querían seguir la carrera religiosa, así como a los que querían prepararse. La discriminación racial y laboral estaban presentes para estudiar en el Seminario, ya que:
“...estaba prohibido recibir a los hijos de los artesanos; y los que pretendían ser admitidos como alumnos habían de acreditar primero, mediante una prolija información judicial, su limpieza de sangre, para lo cual era necesario probar que ninguno de sus mayores había ejercido oficio alguno; pues según las preocupaciones coloniales, el trabajo era una deshonra y la holganza muy honorable. (González Suárez, 1970, Pág. 271).
Sería como consecuencia de que los jóvenes de este Colegio de San Luis no trabajaban, hubo casos en los que no tenían respeto como consecuencia de su “abolengo” de las cosas ajenas, que obligaron al Ilmo. señor Oviedo y al señor Sotomayor, a elevar Autos, como el de 14 de mayo de 1626, estableciendo las penas de excomunión contra quiénes se apoderaban de lo ajeno (González Suárez, 1970, Pág. 278).   
El 5 de marzo de 1595 las autoridades del Convento y Monasterio de San Agustín, escribieron a Felipe II que:
“...funde (universidad) en este convento pues sera esto grande parte para que se remedie en pobreza y vaya en aumento esta provincia... “(A.G.I. 76-6-10 VG. 4ta Serie, Vol. 18, Pág. 271; en   Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 72).
El Papa Sixto Quinto satisfizo el pedido de los agustinos, por lo que mediante Bula Pontificia facultaba conceder los grados de: Bachiller, Licenciado, Doctor y Maestro en Artes, Teología, Cánones, Medicina y Leyes.
Hasta que se produzca el pase regio a la Bula Pontifical, el General de la Orden autorizo se abra la Universidad de San Fulgencio en 1603, que podía conceder grados solamente a los religiosos de la orden.  
El pase regio, recién se emitió en 1621, en el que los personeros reales otorgaban la autorización respectiva, pero abriendo la posibilidad de que se haga extensiva a otras instituciones, la capacidad de fundar otros centros de educación superior, el documento dice así:
“ El fiscal habiendo visto la Bula que se le remite y le parece que se puede pasar, advirtiendo que por ella la religión de San Agustín no ha de adquirir derecho alguno irrevocable para la fundación de la Universidad; si no solo en el ínterin que su Majestad mande que se haga en Quito estudios generales y conque los estudiantes no queden libres de la Jurisdicción Real, ni por esta fundación adquiera jurisdicción el provincial o Rector de la Universidad en los estudiantes, y sin el perjuicio del derecho de otra Universidad erigida por su Majestad y aprobada por su Santidad “ ( J. Jijón y Caamaño: Disertación acerca del establecimiento de la Universidad de Santo Tomás, Quito, 1923. En: Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 73).
Una ves otorgada la autorización real, en la Universidad de San Fulgencio se graduaron desde 1679 a 1769 cincuenta y siete estudiantes.
En 1621 recién los jesuitas obtienen la Bula del Papa Gregorio VII de 8 de agosto de 1621, para que en América y en las Filipinas puedan otorgar grados académicos. Se consiguió la autorización real en 2 de febrero de 1622. La Real Audiencia emitió la autorización respectiva, misma que fue celebrada en acto público:
“...se organizó un acto social, en que la Bula, colocada en estandarte de terciopelo, fue paseada por las calles de Quito, a son de pregón y de música y con lucido cortejo de cabalgata enjaezada. “(Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 78).
En 1623 se crea la Universidad de San Gregorio bajo la dirección de los jesuitas, en la que se otorgaban los grados académicos.
La graduación se la consideraba como un evento público de importancia, se destinaba a lo interno de la universidad un espacio especialmente adecuado para tal efecto, como la Sala de Grados de la Universidad de San Gregorio la que en 1659 estaba constituida por:
“... una pieza muy capaz con dos ordenes de asientos labrados en sus respaldares y barandillas. En el escenario estaba colocada la cátedra y al fondo un retablo con su sagrario en la mitad. Concluido el grado se procedía a un desfile por las calles principales de la ciudad, “yendo cada uno de los doctores y maestros en el lugar que le competía por la antigüedad de su grado, llevando en sus cabezas los bonetes con sus borlas y pendientes las mucetas de sus cuellos mostrando en los colores los grados de sus dueños, blanco y negro a los doctores, negro y azul a los maestros. Los que solamente eran doctores llevaban la borla sólo blanca, pero los con el doctorado mezclaban el magisterio llevaban la borla con blanco y azul “. “(Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 79).
 En 1650 el Padre Pedro de Mercado, en su descripción de Quito dice que:
La iglesia mayor tiene en su misma cuadra y al mismo lado donde está situada el colegio de seminaristas que en días señalados sirven a su altar. Está el ese colegio seminario en frente de nuestro colegio “(Fray José María Vargas, I Tomo, Ariel, s/f, Pág. 72).
Describe a continuación que aprendían rudimentos de lengua latina, retórica, artes y concluían con Teología.
En 1683 se emite la Cédula Real que aprobó la creación del Colegio y Universidad de San Fernando, regentados por los Dominicos, los que se abrieron cumplidos todos los requerimientos en 1688, pese a la oposición que durante cinco años hicieron los jesuitas.  El colegio era de Patronato Real, en el se abrieron las cátedras de Gramática Latina, de Filosofía, de Teología, de Derecho Canónico, de Jurisprudencia Civil. La Filosofía se enseñaba en latín.
Este era el panorama de la instrucción superior en el siglo XVII en Quito, que nos indicó como y que materias se impartían, y como en última instancia se iba moldeando el pensamiento de una sociedad en que lo religioso, lo relacionado con los símbolos del poder de la metrópoli marcaban la pauta del comportamiento en una sociedad por demás conservadora, en la que el poder ideológico estaba sustentado por el control de la iglesia, del tribunal del Santo Oficio, que en el año 1610 se crea en Cartagena de Indias que tiene jurisdicción sobre las actuales Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, así como por las respectivas instancias del poder colonial.

 EL PENSAMIENTO EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO DEL SIGLO XVII

EL PENSAMIENTO EUROPEO EN EL SIGLO XVII

El tránsito de una economía de carácter feudal, a una en donde se establecían las relaciones capitalista de producción, el capitalismo mercantilista,  transforma a la sociedad mediante los grandes avances científicos y tecnológicos, los que se hacen posibles merced al surgimiento de fenómenos tales como: la consolidación del capital financiero mediante la acumulación primaria de capital gracias al oro y dolor de América, el fortalecimiento de la organización manufacturera del trabajo que desplaza paulatinamente al taller artesanal, conforma una serie de nuevos aspectos que contribuyen al surgimiento de nuevas teorías acerca de la naturaleza, de la sociedad, y del hombre como sujeto en sí mismo, dueño y arquitecto de su propio destino, liberándose del fatalismo religioso.
La Iglesia y la Escolástica habían dominado casi absolutamente en la Edad Media, hasta cuando surgen las nuevas concepciones humanistas del Renacimiento, como concepciones dirigidas hacia el hombre y provenientes del hombre, reconociendo su capacidad espiritual de poseer su propia subjetividad, distinta y diferente de la todopoderosa autoridad de la interpretación escolástica  de las Escrituras Sagradas, que hacen las órdenes religiosas más recalcitrantes como la de los dominicos, franciscanos, jesuitas, que desconocen las capacidades espirituales intelectivas propias del hombre, que mediante el Santísimo Tribunal de la Inquisición mantienen mediante métodos antihumanos, el aferramiento intrascendente del dogma, y la domesticación del hombre educado en la tradición inamovible, del seguimiento dócil a las costumbres del pasado y su incondicional respeto de las normas establecidas por las monarquías y la iglesia.
Esta nueva concepción convierte a la actividad humana en obra del hombre, que se concibe como no la idea del hombre en general, sino como la manifestación de esa cultura como concreción de esa capacidad individual espiritual, plasmada en una personalidad concreta como la de los grandes y multifacéticos artistas y pensadores del Renacimiento, de tal suerte que es una personalidad libre e independiente, que busca la afirmación de su ser individual, asumiendo los retos del conocimiento en distintas áreas del saber alcanzado en su tiempo, deviniendo esta noción de cultura en manifestación de una integralidad y universalidad del nuevo saber.
Sin embargo, esta concepción humanística, se contraponía con la realidad europea y sobre todo con los hechos de la realidad colonial americana, en donde era imposible, el establecimiento de una sociedad integral, que permita al hombre alcanzar su propio desarrollo, debido a la coacción colonial.
En la Europa Occidental se produjeron una serie de cambios en la sociedad que imponía un nuevo orden mundial, mediante el afianzamiento de todos los sistemas coloniales.
Esta realidad europea, bajo la idea de "raza" sometió a los demás pueblos a una clasificación social que se extendía a todos los pueblos no europeos, que ubicaba a los pobladores no europeos, situados como no-"blancos" en una posición biológica y culturalmente inferior, en este sentido contrarios a los de Europa Occidental.
Estas exigencias en las colonias, produjeron cambios en sentido negativo, que trascendían y se contraponían con los postulados del  humanismo y del racionalismo, marcados por: la explotación inmisericorde de sus habitantes,  la expropiación y enajenación de sus recursos, el apoderamiento de su cultura material y espiritual que consideradas como inferiores se intentaron destruir mediante la imposición del culto a nuevos ídolos de madera, piedra y oro; se desconocieron sus conocimientos; se apropiaron de su trabajo; se les  califico de infieles y de salvajes, obligándolos a perder o a distorsionar sus identidades culturales; no se permitió establecer un mercado regional entre las colonias, por lo que existieron mercados locales débiles; la cultura dominante estuvo ligada al poder de la iglesia, que traslado a América, salvo contadas excepciones, las ideas oscurantistas del rezago feudal de la escolástica, y la visión supra cultural y sobrehumana de lo sagrado.
Estas circunstancias provocaron una crisis en la mentalidad de los pensadores racionalistas, ya que la realidad social concreta era por demás contraria a la visión humanística, razón por la que la noción de la naturaleza del ser humano, entendido como un ser individual libre e independiente, se fijó en dos contextos contrapuestos, los de la Europa “ blanca “, occidental y cristiana, y los de los otros seres distintos, incivilizados, que no podían ser admitidos como hombres racionales iguales a los europeos; razón por la que el derecho al desarrollo tanto material como espiritual era privativo tan solo para los occidentales, que se concebían como los únicos seres civilizados, originándose el europocentrismo. De esta forma, los no europeos eran inferiores, y por tanto anteriores, por lo que no tenían historia, y se les ubicó en la prehistoria, o en los escalones de lo primitivo. La acción de estos pensadores está subordinada a la comprensión de la contraposición entre el hecho del pensamiento racionalista y la realidad, de lo ideal contra lo real, el mundo como es y cómo debería de ser.
Los pensadores humanistas idealizaron el pasado, y expresaron la idea del hombre natural, tratando de ver en la historia, la demostración de que existían hombres en estado originario, y por tanto no sometidos al influjo de la civilización europea, la que sufrirá su falsificación y tergiversación. Se contrapone por tanto al ser natural con el civilizado. Esta tesis fue contrapuesta por el gran colectivista inglés del siglo XVII, Gerard Winstanley, líder de los true levellors durante la revolución cromwelliana; que manifestó que la Tierra es propiedad común del género humano.
La interpretación de la solución a este conflicto, se dio en la concepción de la capacidad de desarrollo del propio hombre, ya que debe formarse como un ser racional, a través del desarrollo de su raciocinio, para que pueda convivir cultamente con otras personas.
Esta perspectiva del mundo, del hombre y de la historia, fue elaborada sistemáticamente en Europa desde el siglo XVII, cuando los occidentales y cristianos, mediante la adecuación de la filosofía racionalista, construyeron su perspectiva del mundo, apropiado y adaptado a las nuevas condiciones de su época, bajo la consideración de que la única racionalidad es la europea, y por lo tanto le faculta el derecho de ser hegemónica en todo el universo, que guarda relación sobre el ejercicio del poder ( político, social, cultural, económico) y del poder del conocimiento.
 La configuración del humanismo y del racionalismo del nuevo siglo, este movimiento significa la ruptura e independencia de un modelo cultural consagrado a la religión y a la metafísica, que libera  a la razón, que define nuevos caminos para llegar a la ciencia, que afirma la concepción humanista de la personalidad, como manifestación soberana de acciones cognitivas racionales, se hará evidente en los postulados del racionalismo clásico, que desarrollo la posición del individuo libre de la conciencia mitológica, religiosa y escolástica, que llevo incluso a destacados filósofos y científicos  europeos ha padecer las atrocidades “ civilizadas ” de la santísima inquisición, que como Giordano Bruno, fue incinerado en una hoguera infame.
El racionalismo desarrolla la idea acerca de la posición del individuo, que es capaz de poseer independencia espiritual creadora, que le faculta labrar su propio destino con la comprensión del mundo que le rodea con razonamientos propios.
Otro principio importante es el del historicismo, que plantea la necesidad de estudiar los fenómenos ligados a su origen y desarrollo, que se convierte en la doctrina del desarrollo de la sociedad y de la naturaleza.
Los pioneros del principio del historicismo, son los científicos, como Descartes, que contempla el desarrollo del sistema solar, del origen de los astros, del surgimiento de la vida primaria, y a la formación de los seres animales y vegetales. Esta idea se fundamentaba sobre la base de las matemáticas y de la mecánica, determinada por las leyes generales e inmutables del movimiento.
Se tomaba, por tanto, al mundo y a su desarrollo como idea filosófica, formulada mediante los conceptos mecanicistas, que buscaban descubrir y explicar la causa final, última de la existencia del mundo, se planteaba que si todo lo que es fruto de la experiencia tiene una causa, de igual forma el mundo como un todo único tiene su causa. El reto del pensamiento racional, por tanto es el de dar una explicación lógica representativa de la causa inicial, que provocó el surgimiento de todo el universo, para  descubrir la causa de su origen y desarrollo, hecho que es imposible hallarlo en la experiencia humana, que está limitada a la observación del mundo que nos rodea, mediante la utilización de nuestros sentidos, por lo que al no poder abarcar esa totalidad y complejidad, solo puede ser explicada de forma clara y precisa mediante la formación de una teoría explicativa. 
Sin embargo, la concepción de la idea del desarrollo, como una teoría terminada no existió, ya que esta inclusive estaba ausente en la mecánica de los cuerpos sólidos elaborada por Newton, que trató de explicar la construcción mecánica del universo y de la interacción de sus partes. Pero no le fue posible argumentar la causa primaria de su origen y desarrollo, razón por la que recurrió a la idea del primer impulso.  

MANIFESTACIOINES DEL PENSAMIENTO EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO EN EL SIGLO XVII

Bajo el filtro ideológico de la administración colonial y de la Iglesia las ideas modernas penetraron y fueron madurando en mestizos y criollos de tal manera que en los siglos XVII y XVIII estas ideas cobraron mayor espacio y tuvieron influencia en la arquitectura de las iglesias, la literatura, las demás artes, y en especial en la mentalidad política de las generaciones jóvenes.
El pensamiento filosófico no progresa debido al continuo control ideológico de las ordenes monacales, las que conforme su interpretación de la sociedad, del mundo y de su relación con Dios, mantienen posturas divididas: los franciscanos buscan argumentos de carácter escotista, los dominicos son partidarios del tomismo, los jesuitas del suarismo, y son raros casi ausentes los que plantean posiciones escolásticas.
Las figuras de mayor relieve son los polemistas, es decir, que en este período todo el esplendor de la filosofía tradicional se reduce a una exhibición de ingenio.
Sus alcances en lo que respecta a América Latina fueron pobres y limitados, sobre todo en los tres primeros siglos, ya que España y Portugal, por razones políticas y religiosas, estuvieron de lado de la Contrarreforma y opuestas al espíritu moderno y sus cambios.
En Lima, ya que la Real Audiencia de Quito, que pertenecía al Virreinato del Perú, se escribían obras, que de alguna forma reflejan, el pensamiento racionalista, o su concepción contraria.
Como lo reflejan tres obras escritas en Lima en el siglo XVII, las que realizan la defensa de la vida intelectual americana frente a Europa, y que quieren demostrar la capacidad de los americanos para escribir obras que reflejan el desarrollo del pensamiento y su inserción en las corrientes de carácter universal.
Esta situación se trasluce en dos libros de lógica, escritos por los peruanos Jerónimo de Valera (Lima) y Juan de Espinosa Medrano, "el Lunarejo" (Cuzco) y una obra de teología por el chileno Alfonso Briceño (Lima).
En estos escritos se incluyen los prefacios de los autores Valera y Espinosa, un encomio de Briceño por Pedro de Ortega Sotomayor, profesor de teología, canciller de la Universidad de San Marcos y obispo del Cuzco y de otras diócesis, una presentación de Espinosa dirigida al rey Carlos II, y recomendaciones de su lógica por un portavoz anónimo del Colegio de Santo Tomás en Lima y por Ignacio de Quesada, socio del maestro general de la orden dominica en Roma (1688.  (En: A: \Walter Redmond PENSAMIENTO FILOSOFICO PERU xvii.htm.
Estas obras defienden la capacidad que tienen en América las personas instruidas, de acceder al conocimiento filosófico, y del poder de razonamiento que tienen para proponer estudios con estas características. Esta defensa se hace en respuesta a pensadores europeos, que continúan esgrimiendo el argumento de la barbarie en América”. Como son muy elocuentes, estas obras transcribimos fragmentos de ellas:      
“...... Valera inició el diálogo haciendo una pregunta irónica. Decidió publicar su lógica, dijo, conciente de la competencia europea-- y a pesar de los molestos cínicos que le susurraban:
 ¿algo bueno puede venir de Nazaret-- o del Perú?
 respondió:
poderoso es Dios para hacer surgir hijos a Abraham de las piedras peruanas.
Afirmó que su larga experiencia de maestro le dio el derecho de transmitir por escrito su comprensión de Juan Duns Escoto que él mismo había ganado con tanto esfuerzo.
Justo Lipsio, promotor del estoicismo en la universidad de Lovaina, había omitido San Marcos en su lista de las universidades no europeas y como si eso fuera poco preguntó: "¿acaso iré al Nuevo Mundo donde no hay sino barbarie?"

El denuesto movió a los peruanos a empuñar la pluma. Diego de León Pinelo defendió a "el alma" de Lima en sus Notas Apologéticas, y Espinosa Medrano se creyó "prácticamente obligado" a publicar su lógica para demostrar que "Justo" no lo era. Reconoció que Valera también había sufrido este "prejuicio" y adornó su pequeño diálogo con más detalles: cuando le preguntaron al lógico escotista "más de una vez" si algo bueno podía espe-rar-se de un peruano, "al punto tuvo que" replicar que Dios podía con-ver-tir hasta las piedras peruanas en hijos de Abraham. Espinosa dedicó su obra de lógica a su patrón español "con las pajas--pues ¿qué podría yo, un peruano, amontonar sino pajas?"
El Lunarejo quiso que se mandara su obra "al otro mundo" para publicarse y tanto él como Valera, dijeron que esperaban que sus obras fueran leídas en Europa y evaluadas con imparcialidad. Inclusive las posibles erratas de imprenta les preocupaban, a Espinosa porque los europeos podrían tomarlas por errores del autor, así confirmando el prejuicio de la "barbarie americana".
“Por cierto, en la primera mitad del siglo XVII se deja ver una impaciencia más general con los planteamientos tradicionales, y apareció dentro de la escolástica una rebelión que corría pareja con los arranques de la filosofía moderna. En efecto, el motivo principal que tuvo Espinosa para publicar su lógica fue la refutación de estos "modernos" escolásticos.  Como discípulo de santo Tomás desde su juventud, nos explicó, se propuso defender los "primeros pioneros" de la filosofía contra estos "zorros".  Sin embargo no se oponía al cam-bio como tal; si rechazó algunas tesis de los modernos lo hizo... “(en: A:\Walter Redmond PENSAMIENTO FILOSOFICO PERU XVII.htm)
Los pensadores en las colonias, estaban conscientes de que la filosofía no consiste solo en acceder al pensamiento europeo, para tamizarlo de acuerdo a las condiciones y realidad de América, sino que se propusieron trabajar en el desarrollo primario del saber filosófico, y por tanto se encuadraban como "escolásticos menores". Su intento era el de buscar el reconocimiento de los pensadores europeos.     
Para lograr dicho reconocimiento, estos filósofos coloniales, demostraban su acceso a fuentes principales del conocimiento y saber filosófico, tal el caso de Espinosa Medrano, que citó a 300 autores filósofos en su lógica, de los cuales:
“... la cuarta parte son griegos, romanos, patrísticos o islámicos, otro cuarto son medievales y renacentistas, un quinto son escolásticos del siglo xvi y no menos que la tercera parte son colegas de su propio siglo xvii-- en verdad citó más obras de su propio siglo que de cualquier otro, inclusive quince publicadas en Europa después de su nacimiento (alrededor de 1632) y cinco después de 1650...” (En: A:\Walter Redmond PENSAMIENTO FILOSOFICO PERU XVII.htm)
Las reflexiones que hacían los moradores de la Real Audiencia de Quito, están relacionadas con el estudio de la teología, el misticismo, la moral religiosa, la enseñanza de las artes, le lengua española y latina, la polémica. La mayoría de las obras conforme era moda en ese tiempo, se escribieron en latín, ya que se consideraba a esta lengua como culta. La mayoría de autores pertenecían al clero, especialmente a los jesuitas.
En sus obras los escritores de la Real Audiencia:
“…no presentan un solo afecto por la patria, una sola idea de que pensaban en ser algo más de lo que eran, alguna disposición a mancomunarse, igualarse, fraternizar con cuantos pertenecen a la familia humana, la culpa no estaba en ellos sino en su condición de colonos, en no hallarse rejidos por leyes y magistrados propios. Si en la mayor parte de las producciones literarias de los colonos predomina el entusiasmo o sentimiento religioso, si es manifestada su tendencia a estar siempre tratando de la vida espiritual i contemplativa, casi no más que de la mística, tampoco es suya la culpa sino de su tiempo i del gobierno exageradamente devoto a que estaban sometidos los colonos. (Cevallos, 1870, Pág. 359).             
Los estudios de Filosofía no estuvieron nunca florecientes, pues, aunque las enseñanzas eran prolijas, de ordinario se hacían con poco aprovechamiento y de una manera casi rutinaria; así que, en la historia de las ciencias filosóficas en el Ecuador, no se puede presentar ni un solo autor eminente durante la época colonial. El sistema que se enseñaba era siempre el escolástico, aunque no faltaron profesores jesuitas que se manifestaran instruidos en el sistema cartesiano y afectos a sus principios; pero como sistema de Filosofía el cartesianismo no se enseño magistralmente en los colegios de Quito. (González Suárez, 1970, Pág. 319).   
Como consecuencia de la Rebelión de las Alcabalas de 1592 que planteo la idea de la liberación de España y de la implantación de un gobierno local y propio, la Real Audiencia de Quito fue tremendamente castigada por la corona española a través del Virreinato del Perú, mediante prohibiciones que se ensañaron con el comercio, prohibiendo el negocio de productos quiteños con otras regiones de la colonia, deteniendo aún más la presencia de criollos y mestizos en la administración estatal, continuando con el despojo de las tierras indígenas e intensificando la explotación de su mano de obra, que no permitió más conocimiento ni acceso a la cultura que el que proporcionaban las ordenes religiosas, causó el  retraso en el desarrollo de la cultura y del pensamiento.
En el siglo XVII, el grueso de la población en Quito, no tenía acceso a la cultura ni a la instrucción pública, por lo que la sociedad vegeta dentro de la ignorancia, no pudiendo acceder a las fuentes principales del conocimiento de avanzada de Europa, que se generó sobre todo fuera de los límites territoriales de la conservadora y fanática España. Los únicos conocimientos que se daban estaban relacionados en el mejor de los casos con cátedras de filosofía, que cultivaba la:
“…filosofía jenitiva del ergotismo peripatético de entonces i enseñada en latín; i otras de teolojía, canónes i jurisprudencia, dirijidas casi todas por eclesiásticos, seculares o regulares, pues no fue al gobierno sino a los sacerdotes a quienes los pueblos de la presidencia debieron las primeras luces. Enseñada la filosofía conforme a la escuela que entonces dominaba el mundo intelectual, escuela en la que llegaron a plantearse las doctrinas de Santo Tomás de Aquino, i doctrinas más bien consagradas a la moral i al ascetismo, que al examen de la naturaleza de las cosas, i corrompidas por las sectas escolásticas, o la ignorancia de los profesores; no era de esperarse, como sucedió que tal escuela arrojase alguna luz en la presidencia, cuando la Europa andaba entonces entre tinieblas. Aristóteles, el hombre de mayor ingenio entre los antiguos, o no había sido comprendido por los que enseñan sus doctrinas, o habían sido estas mal interpretadas y torcidas, ya que toda su filosofía se hacía consistir en un juego de voces ni distinciones, que lejos de alumbrar el entendimiento, lo oscurecían con tantas sutilezas.
Añádase a esto que cuando ya se difundieron las luces en Europa, se prohibió la enseñanza de la filosofía moderna bajo penas bien severas, i se comprenderá el atraso en que vegetaron nuestros padres, no ya tan solo durante los primeros cien años que hemos señalado, sino por casi todo el tiempo que se mantuvieron en pupilaje...” (Cevallos, 1870, Pág. 57).           
Por esa razón los aportes de Bacon, Descartes, Leibniz, Locke no fueron introducidos con amplitud en las colonias, sus obras llegaban en el mejor de los casos de contrabando, burlando los controles del santo índice, ya que se estimaba que sus nuevos postulados relacionados con el cultivo y el conocimiento de la razón, podían destruir todos los dogmas de la religión. Se prohibió la introducción de libros que tuvieran indicios de ser contarios al culto y a la autoridad colonial, la enseñanza se entregó completamente al clero, que fanáticamente se empeñaba en discusiones silogísticas y en su apego irrestricto a los dogmas, reducidos al estudio de la liturgia, de ciertos aspectos de la teología dogmática y del derecho canónico, de la moral concebida en los rigores del ascetismo, y en el amor y respeto a la autoridad del rey.
Sin embargo, estudios filosóficos de autores recientes, van más allá de esta interpretación de los historiadores del siglo XIX, para trazar nuevos postulados, relacionados no-solo con la existencia de las teorías escolásticas  explicitadas, sino que afirman la presencia de un nuevo tipo de pensamiento como el del humanismo hispanoamericano, como los esbozados por Arturo Andrés Roig, en su artículo: “ Momentos y corrientes del pensamiento humanista durante la colonia hispanoamericana: Renacimiento, Barroco e Ilustración “. (En: pensamiento humanista.pdf).     
Según Roig, el establecimiento de las corrientes del pensamiento humanista durante la colonia: Renacimiento, Barroco e Ilustración, condicionan el surgimiento de tres momentos asociados como: el HUMANISMO PATERNALISTA, EL HUMANISMO AMBIGUO Y, EL HUMANISMO EMERGENTE.

Los que son producto del trabajo de los intelectuales de América, que trataron de explicar el desarrollo del pensamiento desde la óptica de su concreta realidad social, reconociendo las formas del hetero-reconocimiento o del   auto-reconocimiento. Por lo que se ubica al desarrollo americano en relación con los procesos generados por las corrientes de pensamiento occidentales, pero estas manifestaciones del pensamiento humanista conservan los rasgos propios de sus identidades locales, así como la característica de ser un sujeto histórico concreto que se reconoce a sí mismo en su propia humanidad, con su especificidad y que tiene en cuenta su propia realidad social, económica y política.

El Renacimiento europeo, influencia en las manifestaciones estéticas, existiendo una concordancia entre humanismo y arte, lo estético fue incorporado por el humanismo mediante la elaboración de un lenguaje que es lo que lo caracteriza esencialmente.

Al igual que en Europa, el proceso de producción artística está condicionado por los factores de desarrollo sociales, económicos y culturales que los forjan y los caracterizan, determinando sus especificidades.

De igual forma la obra de arte, así como las manifestaciones del pensamiento cumplen una función social, reflejan la situación de un contexto definido, emplean unos recursos teóricos establecidos, se desarrollan en un espacio y tienen un proceso de creación.

En América  el proceso de conquista y colonización, así como el siglo de su materialización histórica definen el marco de relaciones entre España y sus colonias, de esta forma se definen: la “primera conquista”, que coincide con el desarrollo del humanismo renacentista, que se dio con los gobernantes de la Casa de Austria, en las que en sus condicionantes de desarrollo prevalecían las de modo feudal; la  “segunda conquista”, implementada  por el gobierno borbónico, que estructuro un estado centralizado, obteniendo mayor eficacia en la explotación de los recursos americanos, bloqueando la relativa autonomía de los centros coloniales,  poniendo fin a las autonomías relativas, reforzando el poder imperial.

A) EL HUMANISMO PATERNALISTA, se manifiesta a mediados del siglo XVI y primeras décadas del XVII, que se origino como consecuencia de las guerras de conquista que fue denunciado por el mismo hombre europeo tanto en América como en España.

“... Frente a la masa de conquistadores movidos por un ansia incontenible de riquezas, satisfecha mediante las formas más crueles de inhumanidad, se levantó la voz de algunos sacerdotes que sintieron la necesidad de asegurar las bases sociales indispensables para alcanzar una evangelización pacífica.
No hubiera sido el pensamiento de estos hombres un verdadero humanismo si tan sólo hubieran estado movidos por un sentimiento filantrópico. A más de esta actitud, se desarrolló en ellos una forma de heterorreconocimiento de la humanidad indígena que se sustentaba sobre una exigencia de conservación de formas de vida autónoma de la población conquistada. Precisamente ha sido uno de los caracteres del pensamiento humanista del Renacimiento europeo, la tesis de que todo individuo podía cumplir con sus deberes hacia Dios y hacia el prójimo desarrollando sus propias facultades físicas e intelectuales de las que había sido dotado por la naturaleza. Más, no se trataba de facultades tomadas desde el abstracto, sino que se las reconocía en el modo histórico en que habían sido desarrolladas. Y la prueba más evidente e irrefutable del ejercicio de ellas estaba en el hecho de la posesión de un lenguaje, y en el sistema de relaciones sociales y económicas que aquel lenguaje expresaba. Y si bien esta apertura se encontró en todo momento frenada por el inevitable europeo centrismo que rigió el criterio de valoración de las costumbres de las poblaciones americanas, no llegó a cerrarse hasta el extremo de no reconocer hábitos, tradiciones culturales y formas de organización política que aun cuando extraños, no violaban lo que se entendía que derivaba de los principios de una “razón natural”. La virtud surgida de aquella razón podía darse en todos los hombres, en cuanto tales, y nada de lo humano podía ser ajeno al cristianismo. Lógicamente esas nuevas criaturas debían ser evangelizadas y las relaciones entre quienes portaban las verdades desconocidas del Evangelio y los neófitos, se dieron bajo la figura “padre-hijo” con la que se pretendió desplazar la vigencia de la otra, la generalizada e imperante, la de “amo-esclavo”..... “(En: pensamiento humanista.pdf. Pág. 9).
Su principal manifestación se dio en la tesis lascasiana de la restitución de lo robado, como asimismo de todos los proyectos utópicos de organización autónoma con las que se creyó aproximarse a los ideales de una sociedad humana perfecta.

Pero este proyecto utópico recibió la enconada y feroz oposición de los conquistadores, y demás usufructuarios del poder colonial, que lejos de beneficiar a la población indígena, incrementaron aún más su sobre explotación.

Quienes difundieron en Quito, los ideales humanistas, en un primer tiempo fueron los sacerdotes flamencos, que eran por vocación y preparación humanistas renacentistas, y algunos misioneros, que crearon avanzadas evangélicas en territorios sobre todo del oriente, pero que terminaron siendo controlados por el aparato ideológico de la iglesia, e incorporados a las instancias del poder colonial.

Esta tendencia causa la apertura y fomento de escuelas artesanales dirigidas a
la población indígena, para prepararles su inserción al sistema de dominación colonial, como mano de obra calificada, y en las que se crearon las primeras cátedras de lenguas americanas, como mejor forma para incorporarles al proceso de evangelización. 

En Quito se muestran representaciones del pensamiento escolástico sumamente pobres, reveladas en las cátedras universitarias en las que surge el escolasticismo, se forman a fines del siglo XVI y primeras décadas del XVII.

Pero en estos centros práctica la “crítica” característica de la filología renacentista, puesta de manifiesto en la consecución del trilinguismo: latín, español, quichua; razón por la que se escriben tratados como la Gramática quichua de Fray Domingo Santo Tomás (1551).

A pesar de que imperaba la escolástica, se da lugar la “crítica”, cultivada por los “aristotélicos independientes”, y que permitirán el desarrollo del humanismo barroco, y la implementación de la ciencia de carácter experimental.

Pero que importancia tenían las escuelas artesanales, dentro del contexto del pensamiento humanista, que aproximó a la ratio desde el verbum, hecho que  genero la revalorización del ser humano como artífice, por lo que el Renacimiento emprendió  la búsqueda del valor espiritual y humano de la artesanía, por parte de un hombre que se auto-identificaba en sus obras.

El saber y la maestría de hacer mediante el cultivo del arte fue la idea prevaleciente de las manifestaciones humanas,
“…. el artista debía ser básicamente y antes que artista, artesano; el artesano debía alcanzar a su vez, el nivel de lo artístico; el humanista filólogo, era a su modo también un artesano, en cuanto poseía el secreto de aquella “crítica” que era la forma de artesanía indispensable para la verdadera lectura del Evangelio, de los padres de la Iglesia, de Cicerón o de Quintiliano. La palabra misma, dentro de los ideales del saber retórico renovado, se presentaba apoyada en lo que bien podemos considerar la técnica artesanal necesaria, previa al discurso. Con magistral artesanía, para la época, construyó Fray Domingo de Santo Tomás su gramática quichua, para hacer posible el discurso indígena dentro de los ideales de una nueva lengua sacerdotal, tan noble para él como el latín e inclusive, más noble que el castellano, en la medida que, asombrosamente, se aproximaba más por su estructura a la lengua del Lacio que la de Castilla... ” (En: pensamiento humanista.pdf. Pág. 11).

Dentro del que Roig llama como textos típicos del humanismo paternal, se podrían encuadrar, las obras: el” Itinerario para párrocos de indios “, de Alonso de la Peña y Montenegro, del año 1648 y, el “Gobierno eclesiástico pacífico “de Fray Gaspar de Villarroel, en 1657. Este último fue arzobispo de Santiago de Chile, después de Arequipa, y por último de Charcas, escribió otra obra, “Los dos cuchillos “, en la que habla de los dos poderes: de la iglesia y, de la monarquía, la que fue considerada como un tratado sobre el sistema colonial español. Juan de Solórzano y Pereira, escribe su obra “Política Indiana” que data de 1648, este autor trabaja dentro de los ideales del lascasismo reformado.

Como un humanismo cristiano, se puede considerar al misticismo, que influencio en el surgimiento de la experiencia mística, como fenómeno típico de la vida religiosa ciudadana, Las obras místicas están ligadas al estilo de Fray Luis de León o las formas manieristas según unos, o barrocas, según otros, de Sor Juana Inés de la Cruz, o en los discursos quiteños, de Fray José de Maldonado, y en Sor Gertrudes de San Ildefonso, fallecida en 1709.

Siguiendo el análisis de Roig, surge:

B) EL HUMANISMO AMBIGUO

Que se origina hacia 1650, cuando como resultado de la consolidación del sistema de apropiación de las tierras por parte de los criollos, se conforma un nuevo sujeto histórico, en el que el sujeto expresivo reconocido y el sujeto que lo reconoce son uno mismo, que trata de asumir el control del poder de una sociedad que había colocado en plano opresivo a los indígenas, que fueron sujeto del humanismo paternalista, y que comenzó a ser desplazada por la afirmación de humanidad de un nuevo hombre, el del nacido en América.

Este hecho tiene relación directa con los momentos de autor- reconocimiento y de autoafirmación de este hombre, condicionaran el surgimiento del humanismo barroco y del ilustrado.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, se forma un nuevo sujeto histórico que jugó ambiguamente con las formas del ocultamiento y la manifestación, y que asimilo las expresiones ciudadanas del humanismo renacentista.

Esta época del barroco fue una etapa de contrastes violentos. La ciudad se distanció de la campiña, que perdió toda forma de autonomía; y que estuvo marcada por el paulatino y silencioso al principio enfrentamiento entre los “americanos”, que buscaban afirmarse en el control de sus propias tierras y, los “europeos” que trataban de mantener incólume el poder colonial de España.

En esta lucha, empiezan a participar los mestizos, que se comprometen con los terratenientes criollos, en demanda de participación política. Esto trajo como consecuencia, la exacerbación de los métodos de control colonial, expresados en la rigidez del sistema de castas, que definió la exclusión de los criollos y de los mestizos, razón por la que pasarán a convertirse paulatinamente en actores principales de los proyectos de emancipación política, que se darán con fuerza en el siglo XVIII.

Sin embargo el proceso de desarrollo de la ciudad colonial siguió el diseño del monumentalismo religioso, que configuró el urbanismo quiteño, en función de la relación plazas y templos, que se acuño en el siglo pasado, mientras se acentuaba la miseria de la plebe ciudadana, indígena, mestiza y blanca, que  discrepaba con la magnificencia y pompa de los templos; y con el lujo de las casas de familia señoriales, que desde el siglo XVII eran expresión del poder económico de los peninsulares, aunque en la ciudad hacían presencia las no menos lujosas residencias de los criollos ricos, pero las que comparadas con las edificaciones religiosas no pasaban de ser modestas.

En las ordenes religiosas, continuaba el enfrentamiento entre criollos y europeos, ya que no se respetaba la   denominada “ley de la alternativa”, conseguida por los americanos para tratar de terminar con el poder omnímodo de los europeos en las distintas instancias del poder eclesiástico.

En las ciudades cobraba fuerza la figura del artesano mestizo, que desplazo al   artesano indígena, que provenía de la plebe, y que fue asociado al desarrollo de la ciudad monumental y ostentosa.

Estos eran discrepancias violentas de una ciudad colonial que se configuraba socialmente pero en la que la organización jerarquizada del espacio se consideraba como  inamovible, pero en la que la organización ideológica y política del Cabildo y de la Real Audiencia y de la cúspide de la sociedad quiteña, habían logrado que el pueblo llano, artesanos indios y mestizos participen del imaginario de un orden, en el que se encontraba ilusamente la participación de todos los estratos, y que obedecían a la fuerza integradora de la iglesia, mediante un fuerte sentido religioso ritualista.

Dentro de este imaginario, la percepción del lejano pero todo poderoso monarca español, significaba más que el odio a los que practicaban en América de manera inmisericorde su poder,  adquiría un simbolismo  casi mítico, en la que la noción de ciudadano de la etapa del humanismo ilustrado, el nuevo sujeto del discurso humanista se sentía orgulloso de ser vasallo del Imperio, pero con la pretensión de gozar de un lugar dentro del régimen de centralización aceptado.

C) EL HUMANISMO EMERGENTE

El reinado de los borbones significa para América, mayor dependencia de la metrópoli, lo que ahondo la crisis económica en las colonias, que afecto en muchos casos hasta a las clases privilegiadas, mientras que las bajas vivían en una misérrima situación. 

Esta condición sumada a la orden de aumentar la carga tributaria mediante el establecimiento de nuevos estancos en la ciudad de Quito, provoca la rebelión de 1765, que fue por su composición un levantamiento criollo-mestizo.

Se crea un nuevo sistema de explotación de la tierra al configurarse de lo que será la hacienda, por lo que el antiguo sistema de control de la población campesina, de la reducción y la encomienda fue sustituido por la organización de parroquias dependientes del gobierno eclesiástico secular.

La expropiación de las tierras de comunidad,  el nuevo sistema de “concertaje”,
el remate de los llamados “obrajes de comunidad”, sentó las bases para terminar  la autonomía relativa de los pueblos indígenas.

El enfrentamiento entre criollos y españoles se profundizó, se acentuaron  las contradicciones entre la ciudad y el campo, entre el vasallo privilegiado que pertenecía al centro de poder y sus aliados mestizos, que se confrontaban al  vasallo servil, al indígena.

Como expresión de esta situación general comenzaría a tomar cuerpo en la segunda mitad del siglo XVIII una nueva formulación del pensamiento humanista.
“ ....... El sujeto que le dio forma no era sin embargo el mismo. Lógicamente la aristocracia terrateniente criolla mantuvo la hegemonía en el nuevo proceso, pero a su lado se había consolidado otro tipo de hombre como consecuencia del fenómeno de ascenso social que se había mantenido de forma constante. En efecto, el mestizo había logrado romper barreras sociales y se había incorporado en el mundo de las profesiones tanto civiles como eclesiásticas.
Provenía este tipo humano generalmente de los grupos artesanales ciudadanos, aquellos que en la etapa del barroco habían reemplazado a los artesanos indígenas de la primitiva etapa renacentista. Siempre el sujeto del discurso humanista sería eminentemente ciudadano, como sucedió en la época del barroco, pero ahora su discurso dejará de moverse dentro de los términos de la ambigüedad, para pasar a formas expresivas directas. De ahí que el nuevo humanismo se nos presente como manifestación emergente y surja una formulación del saber retórico de distinto signo. “(En: pensamiento humanista.pdf. Pág. 15-17).

EL ARTE EN LA REAL AUDIENCIA DEL SIGLO XVII

Una vez analizados la sociedad y el contexto cultural de la Real Audiencia de Quito, trataremos sobre el desarrollo del arte quiteño, que tanta aceptación y fama alcanzo  fuera de sus fronteras.

LA PINTURA QUITEÑA DEL SIGLO XVII

INFLUENCIA DEL MANIERISMO

El arte quiteño de fines del siglo XVI, recibe las influencias directas del manierismo que se formó con la llegada a América de pintores italianos  y por intermedio de grabados flamencos e hispano – flamencos.
Debido a la demanda de obras de arte para las instaladas colonias, en el primer tercio del siglo XVII, se reciben importantes remesas de pintura provenientes de Sevilla, Madrid, Flandes e Italia, que ingresan por el puerto del Callao. Entre ellas se hallan las de: Francisco Pacheco, Lusi Tristán, Herrera el “Viejo “, Juan de Uceda, Juan del Castillo, Francisco de Zurbarán, Miguel Güedes, Francisco Varela, Alonso Cano, Gaspar de Ribas, Pablo Legot, Bernabé de Ayala, Francisco y Miguel Polanco, etc.
La pintura quiteña, se nutre de la influencia manierista, introducida a América del Sur, por italianos entre los cuales mencionamos al jesuita Bernardo Bitti que llega a Lima alrededor de 1575, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro que ingresan a América entre 1588-1599.
La influencia italiana, así como la española se sentirá fuertemente hasta mediados del siglo XVII, y fortalecerá la formación de las escuelas que surgieron en Quito, Lima, Cusco; de España, en especial la obra de Zurbarán, generará seguidores de su estilo, que realizarán sus composiciones siguiendo el realismo, el uso del claroscuro.
Bernardo Bitti es el pintor que más importancia alcanza en América del Sur en el siglo XVI y a principios del XVII. Llego a Lima en 1575, cuando era joven frisaba los 28 años y murió en la misma ciudad en 1610.
En su pintura realiza personajes idealizados que son proporcionadamente estructurados, los que con su manera de representación recuerdan a Miguel Ángel.
La Virgen es encarnada con el rostro que expresa una dulzura serena, que son como los de las concebidas por Rafael.
El colorido juega con los matices, contrapone sombras verdes sobre paños ocres, es abundante el verde y azul.
La pintura colonial sigue en su fundamental parte sirviendo al culto y a la fe, por lo que se hacen lienzos con temas relacionados con temas del Nuevo y del Viejo Testamento, por eso se hacen series de apóstoles, profetas, arcángeles, así como de vidas de santos, advocaciones locales de la Virgen María, la Pasión y Muerte de Jesucristo.  
La presencia de la influencia española se ve enriquecida, dada la incorporación del sentido de lo dramático, el apego al éxtasis y misticismo religioso, con marcado realismo en los rostros.
Se ha afirmado la presencia de verdaderas Escuelas en América, las que alcanzan ese sitial son: Cusco, México, Santa Fe de Bogota, Puebla. En análisis de configuración están la Escuela de Quito, y la Escuela de Lima, de las que no existen estudios específicos, que demuestren esta pertenencia.
Que es lo que define el carácter de una Escuela,
“..... toda escuela para ser reconocida como tal, tiene  unos rasgos peculiares que la hacen fácilmente identificables; esos rasgos o formas suelen transmitirse a través de generaciones y ofrecen continuidades y preferencias por temas, tratamientos de espacios, canon de figuras, color, luz, materiales y técnicas...” /  “Las diferencias y no los parecidos, son en realidad lo que las obras de arte sean originales y expresen los gustos estéticos de una población y de una época. “(Jorge Bernales Ballesteros, En: Pintura en el Virreinato del Perú, “2002, Págs. 49, 51.    

EL BARROCO

La influencia de este estilo encontrara ya entrado el siglo XVII, una veta fértil y fecunda en América, que traslada a este continente, es un arte que estéticamente simboliza el triunfo de la monarquía absoluta en Francia, y el triunfo de la iglesia católica sobre la protestante, debido a eso usa materiales nobles: oro, plata, mármol, que usa recursos visuales extremos como el sentido de lo trágico para impactar en los sentidos como los cuerpos llenos de llagas, heridas, moretones; usa formas pomposas, llenas de ornamentos, el juego de la curva y de contra curvas, el horror al vacío.
 Los artistas quiteños, gradualmente pondrán en práctica las diferencias estilísticas del barroco, que recurren a plasmar en sus obras, sobre todo el efecto natural del sufrimiento que se simboliza en los rostros, en las sangrantes llagas, en las cabezas y miembros del cuerpo cercenados.
Sin embargo, se enriquece extraordinariamente la decoración interior de templos, salas capitulares, por lo que abundan los motivos ornamentales, en los frisos, los zócalos, las hornacinas, las alegorías.  
FRAY PEDRO BEDON
Uno de los pintores quiteños, que transita entre el siglo XVI y el XVII, y que refleja las características postreras del manierismo, y del empuje del nuevo estilo, del barroco, es Fray Pedro Bedón. 
Nació en Quito en 1556, su vocación religiosa le empuja ingresar a la Orden Dominicana, estudia Teología, y Filosofía. En 1577 viajó a Lima para proseguir estudios en la universidad,  en donde se ordena como sacerdote, regresa a Quito en 1587.
Tempranamente manifestó su interés por el cultivo de la Pintura,  su estancia en Lima le sirvió para conocer la obra de Bernardo Bitti pintor italiano.
Bedón luego de su regreso a  Quito reorganizó la Cofradía del Rosario y abrió una escuela artesanal en 1563, emulando a la de los franciscanos. En la página titular del Libro de Registro de la Cofradía del Rosario, abierto en 1588, que tenía como título: “Libro de la Cofradía del precioso Rosario de la purísima Virgen María, Madre de Dios    y esperanza nuestra, donde para mayor orden se asientan los cofrades naturales y algunos españoles y criollos “, en el que retrato a la Virgen con la cabeza inclinada, típica de las obras de Bitti.
El padre Bedón pretende a través de la Cofradía y de la Escuela Artesanal integrar a representantes de distintas clases sociales, españoles, mestizos e indios, los que en su mayoría procedían de la Escuela San Juan Evangelista.
Para explicar la forma de enseñanza en la Escuela Artesanal, Fray Pedro Bedón, se escribe en el texto de las Actas del Capítulo Provincial de 1598:
“Tres cosas son necesarias para el que quiera tener un conocimiento perfecto de un asunto: a saber: el arte, el ejercicio, y la imitación. El arte- teoría, para enseñar las reglas y orientaciones; el ejercicio para adquirir la habilidad práctica, y la imitación, para tener a la vista los modelos. Esto aparece claro en un pintor perito, el cual, para adquirir a perfección su arte, necesita en primer lugar, conocer las reglas generales de la pintura y la proporción que debe guardarse en la mezcla de colores para obtener los apropiados a las imágenes que se quiere pintar; en segundo lugar, el ejercicio, porque si no se lo práctica, nunca se llegará a pintar; en tercer lugar, los modelos acabados, en los cuales se puede advertir el ejercicio de las reglas “. (Fray María Vargas, en: Arte Ecuatoriano, Tomo II, Salvat Editores S.A., 1976, Pág. 92-93).           
En 1600, el multifacético Pedro Bedón, dirige la construcción de la iglesia y de los claustros del Convento y Monasterio de la Recoleta de la Peña de Francia, que haciendo honor a su nombre fue levantado en el entonces extremo sur del Quito colonial.
En ese convento, en el claustro realiza una serie de obras como la serie sobre la vida del Beato Enrique Susón. En la pared del descanso pinto una imagen de la Virgen María, a la que popularmente se la llamó la “Virgen de la Escalera “, la que en 1909 fue traslapada y llevada a la Capilla del Rosario en el Convento de Santo Domingo.
En el Hospital junto a la puerta de la iglesia pinto en la pared la representación de la Virgen del Rosario con Santo Domingo y San Francisco a sus pies, que se traslado a la Capilla del Hospital.
Fue autor también de la Virgen de la Borradora, que se la venera en la Parroquia de San Roque.
Construyo en 1594 la Capilla del Rosario y es autor de las pinturas del refectorio de ese Convento. Por su apoyo a la rebelión de las Alcabalas, fue ordenado desplazarse a Bogotá.
En las cercanías de la actual ciudad de Ipiales, en la hoy Colombia, pinto a la Virgen de las Lajas, sobre piedra, en el santuario del mismo nombre.
HERNANDO DELA CRUZ (1592- 1646)
Es otro de los destacados pintores del siglo XVII, nace en Panamá, sus apellidos eran de La Vega y Ribera.
En Lima aprende pintura, ciudad en la que se conservan algunos de sus primeros lienzos, posteriormente viaja a Quito, en donde se radica.
En esta ciudad ingresa en 1626 a la orden de la Compañía de Jesús, tomando el nombre de Hernando de la Cruz.
De su tránsito por la Iglesia de la Compañía, existen crónicas que revelan su obra, en 1650, en la relación de Rodríguez de Ocampo de 1650, expone que: “fue superior en la Pintura, como se ve en los lienzos y cuadros de la Iglesia de la Compañía.
El padre Morán de Buitrón en 1696, describe parte de la actuación de Hernando de la Cruz:
“... sus superiores le ocuparon en el ejercicio de pintar, a que acudió con toda prontitud y gusto. Era primoroso en este arte, y cuando dibujaba el pincel en el lienzo, lo ideaba antes en la meditación y oración. A su trabajo se deben todos los lienzos que adornan la iglesia, los tránsitos, y aposentos. Enseñaba a pintar a algunos seglares.....entre ellos un indio que después fue religioso de San Francisco. Pintó dos lienzos muy grandes que están debajo del coro de nuestra iglesia, el uno del infierno y otro de la resurrección de los predestinados, que son como predicadores elocuentes y eficaces que han causado mucho bien y obrado muchas conversiones “( Fray María Vargas, en: Arte Ecuatoriano, Tomo II, Salvat Editores S.A., 1976, Pág. 97).
Otro testimonio del padre Mercado, que data de 1650 indica que los lienzos del  Juicio Final y del Infierno, Hernando de la Cruz los pinto con fin moralizador, y que promovió el culto de la Virgen, de Dios y de los Santos; pinto también muchas representaciones de la muerte.
Este lienzo del Juicio y del Infierno, seguramente obtuvo con éxito ese efecto conmovedor, que persiguen las obras del barroco, y que tan bien ponen en práctica los enunciados tridentinos, de evangelizar a través de las imágenes, donde a los pecadores les queman en las terribles llamas del infierno, por si fuera poco les devoran unos monstruos feroces, mientras horribles demonios les someten a terribles tormentos: les hincan tridentes y espadas en el cuerpo y cabeza, les tienden en tableros con púas que les atraviesan el cuerpo, mientras otro demonio le ajusta una faja y le introduce en el vientre una filuda vara, mientras que un diablo le vierte oro hirviendo en la boca, a otros pecadores les quiebran los huesos inmensas serpientes, al fondo estructuras arquitectónicas semi derruidas  parecen simbolizar el imperio de la muerte, del terror, al que son sometidos  los pecadores para pagar con sus condenas. 
En la sacristía y en las pilastras de las naves laterales, representa escenas de la vida de la Virgen, alegorías místicas, a San Juan Nepomuceno, al patrono de la Compañía- a San Ignacio de Loyola, así como su muerte.  
Destaca de entre ellas la de San Ignacio revestido de sacerdote ofreciendo su corazón a la Santísima Trinidad, se encuentra el santo en primer plano vestido con lujosa casulla con brocado de hilos de oro y de piedras preciosas, que contrasta con una túnica de lino blanco, esta arrodillado en trance de oración, la mano derecha colocada en el corazón tiene los dedos ligeramente separados, su mano izquierda levantado el codo delicadamente sostiene su corazón; su rostro delgado denota fervor religioso y éxtasis, su cabeza y mirada están dirigidas al  plano superior en donde la alegoría de la trinidad le invita a tomar la eucaristía sagrada y a ascender hacia el señor. Detrás del santo, de una pared en la que reina la oscuridad cerca de su mano levantando el corazón al trasluz aparece la base de una columna griega. Delante del santo colocada encima de una alfombra se halla un libro que simboliza la doctrina cristiana. En el costado derecho, en una leve apertura se divisa la vista de un paisaje.
MIGUEL DE  SANTIAGO (-1630-17O6)
A los veinte años recibe el apoyo del Padre fray Basilio de Ribera, provincial de la orden de San Agustín, que estaba empeñado en terminar la ambientación interior del convento de su orden, para que el joven artista realice una serie de cuadros sobre la vida del Santo Patrono de dicho convento.
La ejecución de esta obra, comienza en 1656, para lo cual se le encarga basarse en los modelos de los grabados de Schelte de Bolswert ( 1586-1659), los cuales debían de ser de gran formato, 3.10 x  2.70 y enmarcarse en molduras labradas y doradas, para ser colocadas en las paredes del claustro bajo.
Miguel de Santiago no dibuja previamente los modelos, sino que gracias a su habilidad en el dibujo y al ser un excelente colorista, características que le dieron fama, los pinta directamente, a los que define mediante firmes trazados, las líneas de cierre están casi ausentes, lo que provoca la difuminación del color, por lo que una figura se mezcla con la otra, creando un ambiente de vaporosidad que superpone a personajes y objetos, entre los cuales se hallan árboles, los que son escogidos del paisaje quiteño.
De los grabados tomo una serie de elementos arquitectónicos, a los que los interpretó adaptándolos a la realidad de las estructuras y colocándolos parte del paisaje de Quito. Los que fueron plasmados en tonos gris café. 
Había así mismo cantidad de modelos de personajes, ataviados de distinta forma, colocados en los más diversos lenguajes actitudinales y en variadas posturas, a San Agustín se lo modelaba como una persona de aspecto varonil, vistiendo túnicas, o con la capa pluvial y la mitra.
Los fondos de los cuadros varían de acuerdo con el argumento narrativo expuesto. La mayoría se cubre con un cielo blanco de ocre, con una capa de verde frío, con sobre posición de nubes sombreadas. En la Trinidad, en la Virgen o cuando representa una visión y una aparición los pinta de ocre amarillo claro.
A San Agustín lo representa con su habito negro, cubierto con una capa pluvial, con cenefas doradas que forman varias figuras, en ocre claro y oscuro, como flores estilizadas.
La composición responde a la idea barroca del espacio, aglomera a personajes, fondos arquitectónicos, paisajes de profundidad.
Los grabados eran hechos en blanco y negro, razón por la que a sus lienzos les dotó de colores, no reales, sino simbólicos adaptados al contexto argumental que era representado en el cuadro. Esos colores los escogió de la gama de los que se observan en Quito, los transformo en pinturas policromas y les incorporo partes del paisaje quiteño, adueñándose de porciones de la realidad que lo rodeaba.  
El último de los 16 lienzos, es el más grande, pues tiene de dimensiones  8 x 6 m, en el se representa a la alegoría de la Regla, lienzo al que lo termino en dos años. Lo distribuyó dividiéndolo en tres planos. En el del centro o principal ubico al Santo sentado en una cátedra, mientras obispos y fundadores de la orden agustiniana se hallan en los costados. Abajo en primer plano ubica a miembros de órdenes religiosas que habían adoptado las reglas agustinianas, pintados en diversidad de trajes, posturas y actitudes. En el plano superior, destaca a coros de santos y santas, en la parte superior se halla la Trinidad.
Los colores son graduados, al igual que la luz, que arroja sus destellos al centro del lienzo en donde reina el santo, la misma que va difuminándose hacia los costados izquierdo y derecho, del centro la luz principal se distribuye hacia abajo; mientras que en el plano superior, el claroscuro es más notorio, dejando zonas de mayor oscuridad hacia la izquierda, un poco más luminosa al centro, y un tanto más tenue al costado derecho, mientras que la zona de remate, donde se encuentra la Trinidad, es más luminosa y colorida.
Miguel de Santiago dirigió los trabajos de la serie sobre la vida de San Agustín, ya que pinto doce o más,  en los demás trabajaron Fray Alonso de Vera de la Cruz, el pintor Carreño y el dorador Fernando Colorado.
En el Santuario de Guápulo, en proceso de construcción  en lo que se refiere a su tercera construcción desde 1649 hasta 1693, se rendía culto a la Virgen de Guadalupe, imagen tallada por Diego de Ribera.
El doctor José de Herrera y Cevallos convoca a artistas para que trabajen en la decoración del templo, mismo que había sido construido por el arquitecto Fray Antonio Rodríguez,  Juan Bautista Menacho realizaba los retablos, que diseño el capitán Marcos Tomás Correa, y Miguel de Santiago recibió el encargo de pintar una serie de cuadros.
Esta serie de lienzos debía representar los milagros que la virgen quiteña, había realizado en nuestra geografía. Por lo tanto, el pintor tuvo mayor oportunidad de usar su conocimiento, ingenio, y destrezas técnicas para representar los milagros que había realizado la divina Virgen en el territorio de Quito.
Por esta razón  el artista no tenía modelos en que basarse, por lo que empleo a fondo su capacidad, para interpretar los milagros, de los cuales solo se conservaban relatos escritos.
Esta circunstancia, le permitió apoderarse de partes de la realidad quiteña, la que es representada, ya que marcaba y condicionaba el espacio en donde sucedieron los milagros,  a las que las cubrió por una especie de bruma tenue, para destacar que se trata de un hecho sobrenatural. De igual forma trata a los fondos arquitectónicos, que tratan de caracterizar el contexto quiteño de la obra.
Por esta razón hay autores como el Padre Vargas, que le ubica a Miguel de Santiago, como el pionero del paisajismo en el Ecuador, en el que dispone montañas, valles, árboles, edificios y hombres de Quito. Pero dentro de esa noción de paisaje, encontramos artificios, que le permiten al pintor, remarcar que se trata de la descripción de milagros, los que son de orden sobre natural, razón por la que no se los puede representar tal como son. Utiliza por ello, tonos dorados para destacar la zona que corresponde al milagro. Sin embargo reproduce con absoluta fidelidad la topografía y los edificios, los que realmente existieron en su época, así como grafica a personajes reales, que vivieron y fueron protagonistas de dichos eventos.
Tal el caso del milagro de la vieja endemoniada, que llego cuando se celebraba la misa mayor, y cayo muerta, pero después que se termino la misa, estaba curada y viva. En este cuadro, a más de que pinta el contexto arquitectónico del templo, reproduce de forma fiel, a personas de la sociedad quiteña de ese tiempo, deviniendo así en precursor de la pintura historicista ecuatoriana.
Para el culto de la Virgen del Quiche, pintó  los  cuadros relativos al nacimiento, Presentación y Visitación de la Virgen, que fueron realizados interpretando un grabado que consta en el Evangelicae Historiae imágenes, del padre Jerónimo Nadal, editada en Amberes en 1593.
Para el Convento de San Francisco hizo los cuadros que se encontraban en la portería, Fray Pedro Pecador que en su mano derecha tiene una cruz mientras contempla a un ángel que le extiende un vestido  y, Fray Domingo de Brieva que contempla a un desposeído tendido a sus pies y le ofrece un pan.
De temática religiosa son muchas de sus obras, tales como el de la incorporación al culto de la imagen de la Inmaculada Concepción, tema que es desarrollado por primera vez en Quito, por Miguel de Santiago, una de ellas se halla en el convento de San Agustín.
Este lienzo es tratado por el artista dentro de las características del barroco, en donde esta presente la Virgen en movimiento, ya que se encuentra encima de una nube, un pie apoyado en una luna decreciente que holla con su pie derecho, mientras que el izquierdo abajo aplasta la cabeza de la serpiente. Para equilibrar esta dinamia la virgen levanta ligeramente sus brazos, mientras que en su rostro se marca la serenidad de la victoria ante el pecado. Al fondo como complemento iconográfico se representan las alegorías marianas, ubicadas con escalonamiento  de profundidad hacia el fondo. En el plano superior izquierdo, entre las nubes se destaca la estrella de la mañana, la escala y puerta del cielo.
Entre otros temas marianos, trabaja en el de la Inmaculada Eucarística, realiza dos variantes, una que se encuentra en el Museo de San Francisco, y otra en el Museo Municipal de la ciudad de Quito. Tema que según el padre Vargas, es el aporte principal de Miguel de Santiago a la Mariología universal, ya que presenta una nueva concepción.
“Desde el punto de vista pictórico, la composición se inscribe en un cono invertido. En la parte superior, con las manos enlazadas y sedentes, figuran las Personas de la Trinidad. La vista del Padre y del Hijo converge en el Espíritu Santo, en cuyo seno descansa la cabeza  de María Inmaculada, cuyo talle vertical se halla sostenido por la luna, con ángeles que la rodean. La Virgen sin mancilla sostiene con sus manos una custodia, cuyo viril resplandeciente se apoya al corazón. Esta forma original de representar a la Inmaculada Eucarística responde al saludo popular que aclama a María como Hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo y alaba al Santísimo Sacramento y a María concebida sin pecado original. “(Fray María Margas, en: Arte Ecuatoriano, Tomo II, Salvat Editores S.A., 1976, Pág. 111).   
Realiza otra importante serie, de ocho cuadros en el Convento de San Francisco, donde interpreta en alegorías las verdades del Dogma y la Moral, las que son ordenadas por los franciscanos para educar al pueblo religioso en estas verdades.
En la Catedral detrás del coro pinta la Muerte de la Virgen, en los conventos del Tejar y de San Diego realiza la representación de Cristo. 
Otra de sus obras monumentales es la de La Lanzas, interpretación del grabado que representa la Rendición de Breda obra de Velázquez. Lienzo en el que demuestra su dominio de la composición y de la técnica pictórica del barroco, desde el manejo de la perspectiva que le permite distribuir la composición en varios planos, artificio con el que puede conseguir efectos de distinta profundidad, en el primer plano central coloca al marqués de Mantua, que en ademán de arrodillarse agradece a la divina providencia por el triunfo sobre los moros, la luminosidad y el colorido caracterizan a este personaje; al costado izquierdo va graduando personajes y luz la que disminuye conforme avanza hacia el fondo, se destaca un caballo visto desde el lado izquierdo, un jinete vestido con pesada armadura y casco se inclina hacia el marqués, mientras otro cerca de la línea de cierre del cuadro izquierdo y al medio, observa el desarrollo del combate, a su alrededor y hacia el plano central se hallan decenas de largas lanzas, que dan cuenta de la superioridad bélica de los hispanos; desde el plano central de izquierda a derecha se advierte a jinetes que cabalgan a galope, en el flanco  derecho se repara a moros colocados en penumbra que son aplastados por los corceles.
Una serie distinta y muy interesante en la que se nota, otras cualidades técnicas del pintor, es la de las Cuatro Estaciones, en los cuatro cuadros se destaca con maestría en el dibujo, la composición y el fino colorido.
NICOLAS JAVIER GORÍBAR
Hacia 1688 data la pintura que fue destinada para un retablo, razón por la que su composición responde a este particular, fue concebida y estructurada distribuida en calles y cuerpos. 
En el cuerpo inferior,  se encuentran tres calles, la de la izquierda representa a un músico tocando el órgano- motivo que se repite en la calle derecha, así como en los costados respectivos del cuerpo superior-, en la calle central representa a la Virgen del Pilar, en la base de este se encuentran dispuestos los apóstoles; en el cuerpo  superior, en la calle central se simboliza el Tránsito de María, rodeada de ángeles. En la parte inferior izquierda de este cuadro que se halla en el Santuario de Guápulo, se halla la inscripción Fecit Goríbar, al otro extremo se lee: Feliciter vivat.
En la iglesia de la Compañía de Jesús pinta una serie de 16 cuadros, que ambientan las pilastras de la iglesia. Representan a los cuatro Profetas Mayores y a los doce Menores, que figuran en el Antiguo Testamento: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y Oseas. Joel, Amos, Abadías, Jonás, Niqueas, Nahun, Habacuc. Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.
Inspiración para esta serie sirvió la Biblia Sacra, editada en Venecia por Nicolás Pezzana en 1714. 
La composición debía guardar la tonalidad que impone, la retórica del hecho de la profecía. La descripción de la vida del profeta se plasma en la parte inferior al fondo del lienzo, que contrasta con la imagen del profeta colocado en el primer plano central. Los colores de igual forma, responden al mensaje de las profecías, por lo que alcanzan efectos de transparencia, aun cuando emplea tonos oscuros y graves. A la mayoría de los profetas, los viste de túnica y manto, que generalmente es de color rojo. La alegoría de la profecía se encuadra en el ángulo superior de cada cuadro.        
    
LA ESCULTURA EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO EN EL SIGLO XVII

La tradición de la talla peninsular que llega a América, proviene del cultivo de la escultura policromada, que se da sobre todo en Valladolid, Sevilla, Murcia. Sus más destacados representantes, cuya influencia de una u otra forma se nota en las colonias americanas son: Gregorio Hernández en Castilla, Juan Martín Montañés, Alonso Cano y Salcillo, Pedro de Mena en Andalucía, Juan de Oviedo. 
Los temas principales que predominan a fines del XVI y XVII y que influencian en el tratamiento de la escultura son los relacionados con la contrición y el ascetismo, la meditación sobre la muerte, los pasionarios en relieves para retablos o exentos, Cristo Crucificado, Cristo con la Cruz a cuestas, Cristo Atado a la Columna, el Cristo yacente, Cristo resucitado, el descendimiento de la cruz, el Niño Jesús en postura de bendecir, varias advocaciones de la Virgen María, abunda también la mas variada representación de los santos que son de devociones, como patronos de gremios, cofradías, hermandades.
La función de las esculturas policromadas, es la de contribuir al culto, como instrumento de catequización. La policromía ayuda también a remarcar ese afán de impacto en los sentidos que tiene el barroco, agudizar ese sentido de teatro sacro o profano que impone este estilo, de ahí que las imágenes religiosas sobre todo en las de devoción, la expresividad es un reto a conseguir por el escultor, que plasma ya sea sentimientos de dolor profundo y abismal, ternura serena, que se armonizan con la postura y el gesto, que son importantes para encontrar la respuesta emotiva del espectador, que dada la carga de detalles y de sinuosidad de las formas, ya que triunfa la línea curva desde la definición primaria del esbozo en S hasta las formas volátiles de las telas y los vestidos, se convierte en actor: que se horroriza, o enternece, de acuerdo con el mensaje seleccionado por el autor.    
El marco temático que define el carácter iconográfico de la escultura y la pintura, está dado por el Concilio de Trento, sobre todo el Decreto: “Acerca de la invocación, la veneración y las reliquias de los santos y sobre las imágenes sagradas”, de 3 y 4 de diciembre de 1563, cuando se trató sobre la escultura religiosa.
Más tarde, tendrá mucha repercusión en España y América:  ”... el escrito del cardenal Gabrielle Paleotti sobre el valor y uso de las imágenes sagradas y el buen uso que se debía hacer de  las profanas ( 1582); la publicación de Paleotti es una de las muchas que proliferaron después del Concilio, pero es quizá de las más claras y efectivas. En España el pintor y tratadista Francisco Pacheco (1564-1644) se hace eco de esas recomendaciones y las recoge en su largo magisterio artístico y en su obra postrera “Arte de la Pintura”, la que en realidad es una síntesis de todas las inquietudes teóricas de su tiempo, enciclopedia de iconografías y procedimientos técnicos de escultura y pintura empleados en Sevilla y América desde la segunda mitad del siglo XVI y durante la primera mitad del XVII. “(Jorge Bernales Ballesteros, en: Escultura en el Perú, 1999, pág. 17.        
   
Para lograr esos efectos dramáticos, se tuvo que desarrollar unas técnicas bien depuradas y trabajar con materiales muy bien seleccionados.
La imaginería preciso del concurso de maderas que permitan el buen trabajo del tallador así como su duración y decoración. Entre las principales clases de maderas que se usaron en Quito, varía de acuerdo al lugar del que proviene: el cedro rojo, el aliso, el copal, la caoba, el sisín, el platuquero, el nogal.
Para denotar expresividad, se emplea el policromado. El policromado consiste en pintar y decorar una escultura, un retablo, altar, etc. dándole un efecto multicolor, mediante el encarnado, el estofado, el esgrafiado, el dorado.
El encarnado da el efecto de piel de carne a la escultura, para ello se empleo pintura al óleo, que mezclaba los colores blanco, rojo, amarillo. Las encarnaciones más difundidas se hacían al óleo con aceite graso de nueces, se daba distintos efectos, pulimentando para efectos de bruñido, y con opacidades para mateados. La escultura quiteña daba un brillo  característico mediante la utilización del frotamiento con una vejiga de cordero fresca a la cual, colocada en un pincel de cerdas humedecida con agua o con saliva, se frotaba repetidas veces.   
El estofado, se utiliza para dar efectos de lujo a los vestidos de las representaciones escultóricas, se colocaba una base de preparación, a continuación colocaba el bol de Armenia sobre las partes que habían de ser vestidas, luego se colocaba pan de oro o plata, luego se pintaba al óleo, para finalmente, mediante el esgrafiado, que radica en con un punzón quitar la pintura fresca, dándole el diseño deseado, dejando al descubierto el oro o la plata bruñidos. De esta forma se daba el efecto de la estofa, ricas telas orientales tales como brocados o damasquinados, que se hacían con hilos de oro, plata y piedras preciosas.

ESCULTORES QUITEÑOS DEL SIGLO XVII   

EL PADRE CARLOS
En 1668 esculpe a San Lucas, y San Pedro de Alcántara para la capilla de Cantuña, en San Francisco, se le atribuyen las de la Oración del Huerto y la Negación de San Pedro, en la capilla de las Almas de la Catedral de Quito, los Apóstoles del Altar Mayor de San Francisco, el Señor de la Columna. Se le atribuyen las imágenes de San Juan Bautista, y San Francisco de Paula en el Altar de Santa Ana en la catedral de Quito
Realiza sus obras de tamaño natural con buen conocimiento de la anatomía, da en sus rostros una refinada caracterización sicológica, que define la personalidad del personaje, dándole  veracidad, dramatismo intensos.
DIEGO DE OLMOS (PAMPITE)
Es el escultor que con más fuerza trabaja con el efecto barroco de impactar y conmover los sentidos, ya que representa a Cristos que demuestran el horror del castigo al que fueron sometidos, por esa razón es descarnado, llenos de llagas, lastimados, moretones, con las heridas abiertas que dejan ver los costados desgarrados. Se diferencia por su estilo, ya que concibe a Cristo, como un hombre vigoroso, de fuerte musculatura, queriendo unificar el dolor y la dimensión terrenal y celestial del Hombre Hijo de Dios.   
Aquí concluye nuestro viaje al siglo XVII, hemos tratado de caracterizar las particularidades históricas de la sociedad colonial, de su cultura y hemos terminado con una visión de su arte, para concluir, queremos manifestar, que: 
La escultura fue otro de los instrumentos usados para la catequización de los cientos de miles de indígenas, que fueron despojados de sus tierras, de sus templos y de sus creencias, las que paulatinamente considerando cierta coincidencia del significado de sus dioses con las cristianas, fueron trasformadas y adaptadas a las condiciones  específicas americanas, en donde se las utilizo para el culto, la liturgia y la dominación espiritual de los pueblos indígenas.
Más la asociación de imágenes superpuestas, genera la ambivalencia del culto cristiano indígena, por un lado se identificaba el significado anterior de sus deidades y por otro, se asumía la imagen como modelo de la nueva religión y del nuevo contexto cultural. De allí deviene la inmensa fervorosidad del indígena, que con su intensa religiosidad popular interpreta su devoción sentida a una imagen o representación. A los principales eventos relacionados con los festejos de agradecimiento por los frutos de la tierra, en las cosechas, y a otras manifestaciones de carácter agrícola, los doctrineros, misioneros y sacerdotes católicos, asociaron los festejos a un santo patrono, con festividades indígenas que sucedían en los solsticios y equinoccios; una de ellas es la de las Fiestas del Inti Raymi en Cayambe, a la que los católicos le suman las atribuidas a San Pablo y San Pedro, demostrando la vitalidad inmensa de las representaciones espirituales indígenas, que hoy como símbolo imperecedero, flamea en su bandera multicolor del arco iris, que ondea en sus levantamientos indígenas, en la representación que tienen dos ministros de estado, en el gobierno actual del Ecuador, así como en Alcaldías, Prefecturas, en diputaciones provinciales.
La Constitución del Ecuador de 1998, reconoce al Ecuador como un estado pluricultural y multiétnico, así como en la de 2008 que declara que es un Estado…. intercultural, plurinacional…, en las que se reconoce el pleno derecho a ejercer en condiciones de equidad los valores de las identidades culturales de los pueblos que lo habitan. La historia sabrá juzgar: castigar o premiar a los gobernantes, que tienen como misión lograr la integración al desarrollo socio-económico y cultural  de todos los movimientos sociales e indígenas, al carro de la historia que raudo se mueve hacia el futuro. Ya que el problema fundamental de un país, de una región, de un continente es el de conseguir la inclusión social con equidad de personas, movimientos sociales o pueblos.
  
 
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